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Lo mejor de 2025

Los mejores videojuegos de 2025

En una industria destacada por su calidad, celebramos la moderación: gracias a la tecnología, se pueden crear grandes juegos sin disparar los costes

Un año más hay que subrayar algo que no por habitual deja de ser gozoso en grado sumo: la calidad de los mejores videojuegos de 2025 ha vuelto a ser asombrosa. No llegamos a las cotas de 2023 (quizá nunca se llegue a las cotas artísticas de 2023) pero juegos como Kingdom Come: Deliverance II, Clair Obscure: Expedition 33 o Hollow Knigh: Silksong (que comparten no solo tener dos puntos en el título, sino ser los tres mejores del año) y otros han supuesto aldabonazos de creatividad y éxtasis jugable durante todo el curso.

Con todo, la clave de los videojuegos en 2025 no ha sido tanto cualitativa como económica, porque asentado como está el sector en una meseta de calidad extremadamente alta, la verdadera revolución (parece menor, pero de esto depende el futuro de la industria) consiste en hacer de la necesidad virtud. Conviene explicarlo: claro que este año ha habido superproducciones como Call of Duty, Assassins Creed Shadows, Battlefield 6 o Death Stranding 2: On the Beach, pero lo mejor de la cosecha de 2025 ha surgido de estudios más modestos y de presupuestos medianos. A los tres mejores conviene añadir los nombres de Silent Hill f, Split Fiction, Donkey Kong Bananza, Hell is Us o Mafia: El Viejo Continente para enclavarlos en la segunda dimensión económica y, sin embargo, en la primera división creativa.

Asaeteado como está el mundo del videojuego por un descalabro entre los ingresos reales (grandes) y los proyectados (muy grandes) tras el furor digital de la pandemia, el sector vive una serie de turbulencias que se traducen en una paradoja: el sector cultural que más dinero produce sufre una ola de despidos (más de 10.000 en 2023, más de 15.000 en 2024 y otros 10.000 este 2025) que, sumada al desastre de algunas de las mayores superproducciones de los últimos dos años (MindsEye, Marathon, Concord, Skull and Bones, Suicide Sqad) han arrojado una situación de extrema debilidad para el sector. Ya se sabe, si un videojuego que ha costado 20 millones fracasa es un drama, pero si fracasa uno que ha costado 200 millones, entonces es una hecatombe que se lleva por delante al estudio y sus trabajadores.

Por eso, más que la calidad de los juegos de 2025 hemos de celebrar su moderación. Y la constatación de que, con las nuevas herramientas tecnológicas, es posible crear juegos de primer nivel sin costes disparados y disparatados. Pasó en la literatura, la música y el cine, y ahora pasa con los juegos: 2025 es el año en el que se hace realidad esa máxima que dice que lo suyo es hacer más con menos.

Kingdom Come: Deliverance II

Warhorse Studios

El mejor juego del año es un RPG exigentísimo ambientado en la Bohemia del siglo XV que sigue las andanzas del escudero Henry de Skalitz en el juego de tronos que se establece entre nobles y plebeyos en la guerra civil entre Segismundo y Wenceslao IV. La potencia narrativa (con un buen puñado de personajes potentísimos) es igual de sorprendente que el marco jugable, con una serie de mecánicas (combate, alimentación, descanso…) tan difíciles de dominar como satisfactorias de controlar. Un juego soberbio a todos los niveles del que hablaremos durante años y que corrige todos los fallos técnicos de su predecesor, demostrando que los juegos son el medio iterativo por excelencia.

Clair Obscur

Clair Obscur: Expedition 33

Sandfall Interactive

La sorpresa del año fue un RPG de combate por turnos que ha robado el corazón a millones de jugadores en todo el mundo. Un París onírico en el que cada año una pintora descomunal arrebata la vida de la gente con determinada edad, y una expedición para confrontarla y descubrir los secretos de ese mundo, es el punto de partida de un juego que nos devuelve las mejores sensaciones de embelesamiento y maravilla que nos dejaron en su día los Final Fantasy de 32 bits.

Hollow Knight: Silksong

Team Cherry

Tras muchos años de espera Team Cherry nos ha entregado la secuela de su obra maestra y, para sorpresa de nadie, es también otra obra maestra. Con una profundidad conceptual, jugable y estética que demuestra que la grandeza no está reñida con las dos dimensiones, Silksong se convierte, ahí es nada, en la nueva vara de medir de los metroidvania. Y eso es decir mucho.

Blue Prince

Dogubomb

El juego indie del año. Una mansión, un misterio familiar, estética cartón y una mecánica roguelike que se cristaliza en la aparición de habitaciones aleatorias que tenemos que cruzar para llegar al final de la casa. Una ambientación única, una narrativa mucho más profunda de lo que parece y un diseño de niveles inteligentísimo que atrapa desde el minuto uno.

Metroid Prime 4

Nintendo, Retro Studios

No llega a las cotas de calidad que los dos primeros juegos de la saga (¿quién lo hace?), que además blindan su calidad con el fuego de la nostalgia, pero la vuelta, por fin, de Samus Aran a las tres dimensiones supone una aventura espacial estupenda. Tiene cosas mejorables, es cierto (el desierto, la moto…), y se parece más a la tercera entrega que a ninguna otra, pero consigue encapsular esa sensación única de desubicación y sobrecogimiento que hace tan especial a la franquicia.

Silent Hill f

NeoBards Entertainment

Tras el remake de la segunda entrega a manos de Bloober Team (uno de los mejores juegos de 2024), este año tuvimos nueva entrega de la terrorífica saga; esta vez en la piel de una joven en el Japón de los años sesenta. El juego no es perfecto pero sí es atrevido, pues añade un combate revolucionario y ciertas mecánicas (la transformación paulatina, los dos mundos) muy agradecidas a la hora de hacer evolucionar la saga.

Mario Kart World

Nintendo

La perfección de una fórmula que lleva décadas triunfando. El salto a la Switch 2 le ha sentado genial a la franquicia de coches de Nintendo, que apuesta por un mundo más abierto y nuevos modos que elevan la experiencia jugable a un nuevo nivel de competición y disfrute. Quizá la fórmula no de mucho más de sí después de este juego, pero aquí se corona la cima de una franquicia que nació en ¡1992!.

Hell is Us

Rogue Factor

Por raro que sea, Hell is Us es una improbable mezcla de juego bélico crudísimo e hiperrealista con… ¿Kingdom Hearts? Toda una sorpresa surgida de la nada, el juego despliega una capacidad asombrosa para mezclar la fantasía y con el horror de la guerra. Como Doble A que es a veces se le notan ciertas costuras, pero las estupendas ideas que plantea compensan con creces una propuesta que, de tener más presupuesto, marcaría época.

Absolum

DotEmu, Guard Crush, Supamonks

Lo que Silksong es al metroidvania, Absolum lo es a los roguelike. Rogue ‘em up, en puridad, pues combina el combate 2D tradicional con elementos al azar y ese eterno retorno que caracteriza a los roguelike (que este año ha tenido otro enorme título con Hades 2). Es adictivo en grado sumo, hecho a mano y con mimo, y además traza un mundo muy seductor y con capacidad de dar salida a toda una IP. Esperamos ansiosos más de Dotemu.

Metal Gear Solid Delta: Snake Eater

Konami, Virtuos

Remake del Metal Gear Solid 3: Snake Eater (2004), Metal Gear Solid Delta: Snake Eater no es solo un remake exitoso; es la prueba de que, aprovechando una narrativa solidísima, en 2025 se puede verter toda la pericia técnica actual para revitalizar un clásico atemporal. Por su historia, sus mejoras técnicas y el inimitable sabor de su trama, es por derecho propio uno de los mejores juegos del año.

Sobre la firma

Jorge Morla
Redactor de EL PAÍS que desde 2014 ha pasado por Babelia, Cultura o Internacional. Es experto en cultura digital y divulgador en radios, charlas y exposiciones. Licenciado en Periodismo por la Complutense y Máster de EL PAÍS. En 2023 publica ‘El siglo de los videojuegos’, y en 2024 recibe el premio Conetic por su labor como divulgador tecnológico.
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