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Crítica Literaria
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Mil cosas’: el nuevo libro de Juan Tallón que tendrás que leer, y qué bien, dos veces

Esta novela fascinante redescubre que alguien puede guardar un secreto por medio de un hechizo literario o un ejercicio brillante de ocultamiento

El otro día me fui de casa de una amiga con un libro bajo el brazo, que es mejor que nacer con un pan. Mil cosas, la última novela de Juan Tallón (Vilardevós, Ourense, 50 años), supone el primer acierto narrativo originalísimo de la vuelta al cole. Tras cerrar sus apenas ciento cincuenta páginas, tuve que aplacar a la multitud que bullía en mí y borrar del mapa el sensacionalista “Me ha gustado mucho”, porque todo lo que dijese sería inútil para explicar esta ficción. De hecho, mientras escribía este comentario, tuve que alejar de mí planteamientos críticos poco maduros, como de eslogan: “Juan Tallón nos devuelves la ilusión” o “Juan Tallón, gracias por tanto y perdón por tan poco”, porque no es serio (y había más).

Decía eso de contener la emoción por dos cuestiones: la primera porque cuando el libro se acaba, hay que volver al principio por un motivo que no desvelaré y que tiene que ver con la literatura y el misterio; la segunda, porque una novela de trama en apariencia lineal cambia de idea en su última página para llamar la atención sobre su estructura formal, una configuración que con el punto final altera su aspecto. Total, que al terminar tienes que empezar de nuevo, y qué bien.

Acudiendo a la poética literaria hispánica más sobresaliente, que es la del cuento, el autor construye desde el núcleo de aquel género una tragicomedia negra urbana donde el chiste somos nosotros y nuestras rutinas. El protagonista es ese sentimiento tan humano de creernos cruciales para todo el mundo cuando ponemos, por fin, la cabeza en la almohada. No por nada, durante esta maniobra, se invoca en el texto a quien hizo de lo cotidiano un paraje deshumanizado y de lo extraño un punto de partida. Hablo del maestro Eloy Tizón.

Casi parece un milagro que superemos la jornada, ¿verdad? Lo mismo les sucede a los protagonistas del cuento, Travis y Anne. Él trabaja como subdirector en un medio de prensa escrita opaco y juguetón con sus colaboradores. Ella, en cambio, pasa los días en un cubículo atendiendo crisis y llamadas, mientras el imbécil de su oficina (porque siempre, siempre hay un borrico) empieza a insinuársele. El hijo de ambos, Iván, es aún un bebé. Mientras leemos, descubrimos que nos encontramos al borde de un colapso: el día previo al inicio de unas vacaciones en Escocia, un día previo calurosísimo —hay quien diría, incluso, matador—, y nadie allí dentro, quiero decir, dentro del libro cree que llegará a culminarlo. El ritmo narrativo parece concretarse en comprobar quién pone nervioso a quién, al tiempo que nos encaminamos hacia la destrucción más total.

Acudiendo a la poética hispánica más sobresaliente, que es la del cuento, el autor construye desde el núcleo de aquel género una tragicomedia negra urbana donde el chiste somos nosotros

En la novela, el voltaje metaliterario resulta esencial y el letraherido que la lea se quedará tranquilo si se pone algo nervioso porque le parezca que aquello está falto de sustancia. Pamplinas. Leer a Juan Tallón es creer, todavía, que alguien puede guardar dentro de una novela un secreto, por medio de un hechizo literario o un ejercicio brillante de ocultamiento.

El título parece un poco un título de trabajo —ojalá más esmero, Tallón, te quiere el mundo entero mogollón— que le perdono al autor por varias cosas. En primer lugar, por el equipo en el que juego aquí, que es totalmente a favor, luego por lo difícil que me parece acertar en un caso como este y, por último, porque nos percibimos como personas pragmáticas, como los propios Travis o Anne, pero estamos, como en la novela que se cita de Hans von Trotha, El brazo de Pollock, a caballo entre la civilización más funcional y la barbarie más funcional también. En el libro, también hay otros títulos mencionados que, en definitiva, nos hablan de las conexiones entre la vida y la literatura, porque de eso va Mil cosas, como El jardinero fiel, de John le Carré, las obras de Irvine Welsh o de Julian Barnes o Azul casi transparente, de Ryu Murakami, el Murakami bueno (dicen).

Mil cosas

Juan Tallón
Anagrama, 2025
152 páginas. 18,90 euros

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