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El deseo de un mundo mejor no basta

Mona Hatoum presenta en el IVAM una exposición llena de obras directas e ingeniosas pero cuyo efecto no trasciende sus buenas intenciones

'A Pile of Bricks' (2019), obra de Mona Hatoum expuesta en el IVAM.
'A Pile of Bricks' (2019), obra de Mona Hatoum expuesta en el IVAM.White Cube (Theo Christelis)

En la cartografía confluyen la geometría, las bellas artes y la política. Por desgracia, no es un encuentro virtuoso, sino una reunión de tramposos: unos intereses se disfrazan de otros para hacer pasar lo bello por lo verdadero, lo interesado por lo real. “Si un cartógrafo te dice que es neutral, desconfía de él”, escribe Juan Mayorga en El cartógrafo. “Si te dice que es neutral, ya sabes de qué lado está. Un mapa siempre toma partido. (…) Mapas que exhiben para asustar y mapas secretos que jamás muestran. Mapas nuevos llenos de delirios y mapas viejos que empuñarán para llamar a la guerra. ¡Cuántas catástrofes han comenzado en un mapa! Buenos tiempos para el cartógrafo, tiempos difíciles para la humanidad”.

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Son muchos los mapas que encontramos en la exposición que, hasta el 12 de septiembre, el IVAM dedica a Mona Hatoum (Beirut, 69 años) con motivo del Premio Julio González, galardón bienal que concede la Generalitat Valenciana. A través de ellos, la artista deja traslucir su preocupación por los problemas fronterizos, los conflictos armados, la lastrante vigencia del eurocentrismo o las previsibles calamidades que nos deparará el cambio climático. Se trata de obras formalizadas con una gran eficacia comunicativa, de modo que el espectador recibe el mensaje (al menos, una parte) de un modo directísimo: un planisferio formado con canicas de vidrio transparente, que cualquier descuido podría desparramar por la sala; un mapa compuesto con pastillas de jabón que se desharía fácilmente si entrase en contacto con algo húmedo; otro, destejido en una alfombra, a la que se le han sacado los hilos cuidadosamente hasta dibujar el vacío de los continentes…

La artista deja traslucir su preocupación por los problemas fronterizos y las calamidades del cambio climático

Estas tentativas para debilitar el mapamundi nos recuerdan, insistentemente, una verdad esencial: que todos los mapas son falsos y que el mundo no es como nos lo han enseñado. Dicho de otro modo, que esa abstracción de los contornos de la tierra y los océanos y estos pictogramas que significan “frontera”, “cordillera” o “río” son simples estratagemas para definir la realidad del modo que conviene al poder hegemónico de cada momento. Las cosas existen en tanto se las nombra y eso también afecta a la forma del planeta y a las lindes de las naciones.

Una instalación rotunda y alegórica abre la exposición, Bunker (2011) que se compone de varias pilas de tubos de acero que se unen formando una silueta urbana. El material ha sido agredido con una violencia capaz de abollarlo y agujerearlo, así que el visitante tiene la impresión de moverse entre los edificios ennegrecidos de una ciudad bombardeada y sitiada. Este desapacible recibidor deja paso a una sala espaciosa, acristalada por uno de sus laterales, en la que piezas producidas durante las dos últimas décadas se reparten holgadamente y conviven, malamente, con el feísimo pavimento marrón que tiene el centro valenciano.

Mencionadas ya las obras con referencias cartográficas, el grueso de las restantes juega con la disonancia que se produce entre los objetos que representan y los materiales que las componen. Por ejemplo, en Paraíso interior (2008), nos encontramos una cama cuyo somier está hecho de alambre de espinos. Algo similar sucede en Naturaleza muerta (botiquín) (2012), en el que un armarito médico exhibe granadas de mano de cristal de Murano, o en Biombo y Sofá-cama, ambas de 2008, donde estos enseres domésticos adquieren la forma de ralladores de cocina. Un parapeto que agrede, un lugar de descanso que te destroza.

'Bunker' (2011), obra de Mona Hatoum expuesta en el IVAM. MIGUEL LORENZO
'Bunker' (2011), obra de Mona Hatoum expuesta en el IVAM. MIGUEL LORENZO

El problema de los trabajos de Mona Hatoum es que, aunque pueden ser bellos, como el cubo flotante de alambre de espino, Impenetrable, de 2009, son inofensivos. Uno esperaría que una obra surgida de unos planteamientos tan “políticos” quisiera ir un paso más allá de la mera retórica. Obviando que todo arte es, en efecto, político, el que se llama a sí mismo de esta manera acostumbra a disparar contra conflictos complejísimos, empleando la pólvora mojada de que disponen las artes. No conozco ningún cuadro que haya derrocado una tiranía, ni ninguna sinfonía que haya mejorado la vida de los oprimidos. Un globo terráqueo de acero y neones rojos chisporroteantes (Punto caliente, 2013) nos parecerá, como mucho, imponente o ingenioso, pero su capacidad de interferir en el curso de la historia termina ahí. Diciéndolo resumidamente, la obra de la artista está cargada de preocupaciones admirables y pertinentes y de formalizaciones casi siempre inteligentes, pero nada más. La pieza Aún estás aquí (2013), un espejo donde se ha grabado con láser “YOU ARE STILL HERE” y que se cuelga a la altura de los ojos para que el espectador vea su reflejo con el texto sobreimpreso, es un ejemplo claro de esto. No aporta información novedosa (uno, por lo general, ya sabe que se va a morir), ni resta una gota de angustia a la muerte.

Recuerdo que Ángel González respondió una vez que no le interesaba el arte “denuncia” porque recordaba a los parias de la tierra una opresión que ellos ya conocían, a la vez que los privaba de unas obras que podrían servirles de algún provecho espiritual. Quisiera adherirme a esta opinión. Alguien que quiera cambiar el estado de las cosas realmente, con seguridad dispondrá de instrumentos mucho más apropiados que los que brindan las prácticas artísticas. Más cuando el destino natural de esas obras es la solería de un museo, las paredes de una galería o el salón de un coleccionista. Mucho me temo que en ninguno de estos emplazamientos será el polvorín en el que estallará la próxima revolución.

‘Mona Hatoum’. IVAM. Valencia. Hasta el 12 de septiembre.

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