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Chema García Ibarra: “Un año vi ‘Barton Fink’ una vez al día”

Director, guionista y productor de cine, Chema García Ibarra (Elche, 41 años) ha sido seleccionado para competir con su primer largometraje, ‘Espíritu sagrado’, en el Festival de Locarno, de cine independiente, que se celebra hasta el 14 de agosto

Chema García Ibarra.
Chema García Ibarra.

¿Qué le hizo querer ser director de cine?

Los debates posteriores a las películas en ¡Qué grande es el cine!, el programa conducido por José Luis Garci que ponían los lunes por la noche en la televisión pública. Están disponibles en la web de RTVE.

¿Qué le debe su cine al lugar donde vive, Elche?

Hay que deslocalizar la práctica del cine, sacarla de las grandes capitales culturales; de Madrid, Los Ángeles, Nueva York. ¡Estamos hartos de esas geografías explotadísimas! (de repente hablo en plural). Me harté de escuchar que para ser director de cine me tenía que ir nosédónde y me tomé lo de quedarme en mi ciudad como una reivindicación. No voy a ir donde está el cine, me voy a traer el cine donde yo estoy. Elche es industrial, obrera, más o menos grande, absolutamente levantina y totalmente virgen cinematográficamente. Me ha dado una voz y un estilo.

¿Qué no soporta en una película?

La música predecible, vaga, intercambiable entre películas, perezosa, hecha con el piloto automático: la música para películas inspirada en músicas de otras películas.

¿Qué echa en falta en la industria cinematográfica española?

Más suciedad, más descaro, menos miedo, más punk. Que alguien haga Trash Humpers aquí.

¿Y qué hay de bueno en ser un cineasta español?

Una larga tradición artística de humor negro que forma parte de nuestra educación.

¿Qué virtudes son más importantes para afrontar un rodaje?

Aprovechar, respetar y saber disfrutar de los imprevistos. Ser consciente de que una película crece por donde ella quiere y no se puede hacer nada por evitarlo.

¿Lee libros sobre cine? ¿Cuáles son sus preferidos?

Mi último suspiro, de Luis Buñuel, siempre que se complemente con dos libros: Memorias de una mujer sin piano, de Jeanne Rucar, y la larga entrevista a Buñuel de Pérez Turrent y De la Colina. También las Notas sobre el cinematógrafo, de Bresson, junto a su recopilación de entrevistas; la conversación entre Truffaut y Hitchcock, los textos de Jean Epstein, los diarios de Ozu y las memorias de John Huston y King Vidor.

¿Se siente cercano a otros cineastas contemporáneos? En general, a todo el que rechaza la solemnidad, valora el humor, no es un pijo con ínfulas sociales, no hace pornomiseria ni se dedica a torturar a los personajes. En general, me siento cercano a los cineastas que no son gilipollas.

¿Qué es lo primero que hace cuando visita una ciudad nueva?

Lo primero y lo último: siempre la comida. ¿Qué se come aquí que no haya en otro sitio? Póngame dos.

¿Qué libro no ha podido terminar?

Tengo un marcapáginas puesto en La broma infinita desde hace quince años.

¿Con qué canción o pieza musical se siente identificado?

A los 18 años compré And Then Nothing Turned Itself Inside-Out, el disco que acababan de sacar Yo La Tengo. Yo estaba muy en el indie antes de que esa palabra cambiara dolorosamente de significado y me gustaba pensar que escuchar ese disco era lo más parecido a estar en silencio. La portada es una maravillosa fotografía que parece sacada de una película de ciencia ficción.

¿Cuál es la película que más veces ha visto?

En 1996 debí de ver Barton Fink una vez al día. Estaba obsesionado con los misterios de esa película. “¡Yo os enseñaré la vida de la mente!”. ¿Pero qué quiere decir con eso? ¿Y esa caja? ¿Y el papel de la pared? Me sigue pareciendo extraordinaria.

¿Qué suceso histórico le parece más importante?

Para compensar el localismo de mis películas, contestaré que el Big Bang.

¿Qué está sobrevalorado socialmente?

Espero que lo de saludar con dos besos a desconocidos desaparezca por el sumidero de la historia.

¿Qué importancia tienen los festivales en una carrera cinematográfica?

Es el circuito natural para las películas que he hecho hasta ahora. Yo no tengo cerca ninguna filmoteca ni cines con programación interesante, así que cuando voy a alguno aprovecho para ver todas las películas que me permiten las horas del día.

¿Qué película ajena le habría gustado rodar?

Los montes, de J. M. Martín-Sarmiento; Lourdes, de Jessica Hausner; Nubes pasajeras, de Aki Kaurismäki; Deprisa, deprisa, de Carlos Saura...

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