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TEATRO | CRÍTICA DE 'CATALINA'

Contra la belleza

La escritora Cristina Morales vuelca en su espectáculo ‘Catalina’ el combate contra la “normatividad” que recorre su premiada novela ‘Lectura fácil’

Raquel Vidales
Elisa Keisanen, Élise Moreau y Cristina Morales, en 'Catalina'.
Elisa Keisanen, Élise Moreau y Cristina Morales, en 'Catalina'.

En varios pasajes de su premiada novela Lectura fácil, Cristina Morales reniega explícitamente de los preceptos tradicionales de la danza. “Renuncio a los portés, así como a cualquier otra figura dancística clásica o contemporánea que implique pericia o velocidad bípedas (…) teniendo por guía un ideal de reaccionarias fluidez, seguridad y belleza”, proclama una de sus protagonistas. Es una manifestación más del combate contra lo establecido que recorre todo el libro: la danza como expresión estética de lo normativo. Disciplina, reglas, esfuerzo. Cuerpos canónicos, movimientos homogéneos, deseos uniformes. Mujeres-cisne que solo saltan si hay un hombre debajo para recogerlas.

Frente a eso, Morales propone la danza como un arte de emancipación e intenta llevarlo a la práctica ella misma en Catalina, espectáculo que concibió hace tres años junto a otras dos bailarinas, Élise Moreau y Elisa Keisanen, mientras escribía Lectura fácil. Y da gusto ver cómo toma cuerpo lo que en el libro es teoría. Hasta las últimas consecuencias. Tres mujeres peleando contra los prejuicios adquiridos durante años de clases de danza. Buscando cómo liberarse de ellos y, a la vez, liberarse como mujeres. Utilizando sin complejos todas esas partes de su cuerpo que no existen en las coreografías “normativas”, los órganos genitales, los dientes, los michelines. Tocándose, excitándose, frotándose contra una mesa como lo hace otra de las protagonistas de Lectura fácil. Mata a esa niña llorona que llevas dentro, nos dicen, atrévete a tomar la iniciativa. Iniciativa Sexual Femenina se llama el grupo, por cierto.

Dan ganas de unirse a la fiesta. De bailar pogo a ritmo de Siniestro Total. De corear a Morales mientras canta su canción Catalina con la melodía del Take This Waltz de Leonard Cohen. De descubrir nuevas maneras de bailar, otras formas de belleza, otras fuentes de placer. De divertirse con ellas, en fin.

Catalina se estrenó en Barcelona en 2018 y ahora puede verse por fin en Madrid solo hasta el domingo en el Teatro del Barrio. De momento no hay más funciones a la vista, pero el grupo prepara ya su próximo espectáculo: La mártir Felicitas.

Catalina. Creación colectiva de Cristina Morales, Élise Moreau, Elisa Keisanen (Iniciativa Sexual Femenina). Teatro del Barrio. Madrid. Hasta el 8 de noviembre.

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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