"Cerrar Garoña es un lujo caro"
Ya ha pasado lo peor. Antoni Gurguí (Barcelona, 1953), uno de los cinco miembros del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), está relajado tras superar los meses más tensos de la historia reciente del organismo. El 5 de junio, el pleno del CSN avaló por unanimidad que la central nuclear de Garoña, en Burgos, funcionase 10 años más. "Cualquier persona sensata habría hecho lo mismo. Los informes técnicos eran unánimes a favor de la prórroga. No sé hasta qué punto podíamos firmar otra cosa sin incurrir en prevaricación. El informe a favor de la prórroga lleva nuestra firma, pero la de muchos técnicos antes", explica.
Gurguí accedió al cargo en marzo pasado, propuesto por CiU, después de que el PSOE intentara sin éxito copar la mayoría de un organismo fundamental sobre la energía nuclear. La opinión de Gurguí es clave, porque él desharía un eventual empate entre los otros cuatro consejeros (dos propuestos por el PSOE y otros dos por el PP).
"Ser antinuclear es como estar en contra de los tornillos"
Este ingeniero industrial experto en energía nuclear afirma que con un consejero propuesto por otro partido no habría cambiado la cosa: "En la elaboración del primer informe no vi ni un atisbo de presiones políticas ni de división en función del partido político que propuso a cada consejero. Incluso si hubieran puesto a alguien propuesto por Greenpeace, habría avalado la prórroga".
Cuestión distinta fue el informe que, con el plazo apurado, el Ministerio de Industria pidió al CSN sobre qué condiciones debería cumplir la central para funcionar dos, cuatro o seis años, y que el organismo emitió en unos días tras disputas internas sobre la validez jurídica del texto.
Sobre la decisión del Gobierno de cerrar Garoña en cuatro años, en 2013, desoyendo el informe del CSN, Gurguí mantiene una crítica moderada: "Respeto la competencia del Gobierno en política energética, pero, como padre, me preocupa el futuro del país. Cerrar Garoña es un lujo caro. Me pregunto si somos un país tan rico para prescindir de elementos productivos de bajo coste".
-¿Y qué se contesta?
-Sus lectores son lo bastante inteligentes para entenderlo.
Este ex director general de Industria de Cataluña con Jordi Pujol define Garoña como "una nuclear que se ha gestionado bien". Es de las pocas opiniones directas que suelta a lo largo de las dos conversaciones mantenidas para la entrevista, una antes de la decisión sobre Garoña y otra después. Aunque es evidente lo que piensa, suele buscar una forma edulcorada de expresarlo. Por ejemplo, cuando pone en duda que se tenga que cerrar una nuclear por el hecho de estar amortizada: "¿Y si le decimos a los españoles que ya han pagado su hipoteca que tienen que dejar su casa porque ya está amortizada y así estimulamos el sector inmobiliario?".
Gurguí se niega a definirse como pronuclear. "Ser pronuclear o antinuclear no tiene sentido. Es como estar en contra de los tornillos o como discutir sobre las pantallas de plasma o las de cristal líquido. Cada una tiene sus ventajas. Hay que explicar los pros y los contras de cada tecnología".
El consejero defiende la seguridad de las nucleares: "Vivir junto a una nuclear es peligroso si fumas, bebes y conduces muy rápido". Pide que España se tome en serio su problema energético y la repercusión sobre la competitividad de la industria. "Europa no tiene una política energética. Cuando Rusia ha cortado el gas, en el este de Europa se han congelado literalmente". Sostiene que sólo Francia, cuya electricidad es en más de un 70% de origen nuclear, "se ha tomado el tema en serio".
Gurguí -que no dejaría tener tecnología nuclear a ningún país en el que no haya prensa libre- explica que el reto ahora en Garoña es mantener la motivación y la seguridad, ya que "no es lo mismo invertir y trabajar en una empresa con un horizonte claro que si va a cerrar en unos años".
La crisis es una preocupación añadida en el sector nuclear, ya que las compañías eléctricas han anunciado grandes recortes de la inversión. Y eso, cuando el CSN ha pedido más inversión en las centrales. "Les hemos dicho a las eléctricas que le bajen el sueldo al presidente si quieren, pero que no recorten un euro en las centrales nucleares". Antes se helará el infierno.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.