Alameda de 'Rocksuna'
El barrio del noreste se convierte en la mayor cantera de músicos de toda la ciudad: Pereza, Le Punk, Buenas Noches Rose, Alamedadosoulna, Sidecars
Cuando te presentan a alguien joven de Alameda de Osuna no se le pregunta el nombre. Mejor esta fórmula: "Y tú, ¿qué instrumento tocas?". No hace falta esperar mucho para confirmar este dicho popular de la zona. Martes, 19.30, una calle de la Alameda de Osuna, barrio al noreste de Madrid del distrito de Barajas. Pasan 10 minutos, y nada; 15, y tampoco. A la media hora, bingo.
Un chaval, melenilla, vaqueros, abrigo militar y una hermosa (por grande) funda de guitarra amarrada a su mano derecha. Tiene 24 años y se llama Julio. "Sí, llevo tiempo tocando, pero soy un manta. Me gustaría formar una banda, pero no sé". Y se marcha sin más. A juzgar por los resultados, de los más de 20.000 habitantes del barrio, la mitad forma parte de una banda, o es amigo de alguien que toca, o es colega de su primo que acaba de integrarse en un grupo, o vacila de que tiene el móvil del batería de Pereza (o eso cree). Atención a la lista de formaciones nacidas por el rock and roll en la Alameda de Osuna: Pereza, Le Punk, Buenas Noches Rose, Alamedadosoulna, Sidecars. Todos, y otras bandas menos conocidas, proceden de esta zona residencial apacible (donde se levanta el parque del Capricho), sólo alterada por el zuuuuum de los aviones del cercano aeropuerto y el sonido de las guitarras que escapa de la habitación de cualquier chaval.
"Éste no es un lugar de obreros ni de niños bien", dice Rubén Pozo
La mayoría de los grupos fue seducido por la influencia de Extremoduro
Rubén Pozo, 33 años, guitarrista, compositor y cantante de Pereza, actualmente el grupo más popular de la zona, reflexiona sobre las claves del fervor musical del distrito: "Éste no es un barrio ni obrero ni de niños bien, así que podíamos jugar al despiste con nuestros padres. Sabíamos que, con 14 años, aunque fuésemos malos estudiantes, no nos iban a poner a trabajar".
Tampoco había drogas, sólo porros y algún tripi, y no existían distracciones tipo Internet. Así que aprovechábamos las pellas para tocar la guitarra.
Antes de montar Pereza, Rubén, junto con Alfredo Fernández (34 años, cantante de Le Punk), fue el guitarrista de Buenas Noches Rose, la banda que todos citan como revulsivo rockero en la Alameda. Leiva, 29 años, el otro integrante del dúo Pereza: "Éramos unos canis cuando vimos a los Buenas Noches tocando en el instituto. Fue acabar el concierto y querer tener una guitarra y montar una banda. Esas melenas, esa chulería...".
Leiva habla del instituto público Villa de Madrid. "Faltábamos a clase, pero nos llevábamos muy bien con los profesores. Se enrollaban y nos dejaban el gimnasio para tocar, a condición de que no fumásemos ni bebiésemos y recogiésemos todo. Alguna vez me pillaron fumando un porro. Y sí, me echaron la bronca, pero no me expulsaron", recuerda el cantante de Le Punk, que al igual que el guitarrista de Pereza, tripitió 2º de BUP.
Era mediados de los noventa y todos se juntaban en La Sidre, el único bar rockero de la zona. Cuando no había dinero, un mini para cinco; cuando tu viejo se enrollaba, uno por cabeza. El dueño era Ricardo, batería de un grupo heavy, "de ésos de doble bombo". Rubén: "Se estiraba mucho. Le llevábamos casetes de Led Zeppelin, Black Crowes, Leño, Burning... Y las ponía todas".
Los músicos están de acuerdo en que permanecer aislados del centro de Madrid les ha impulsado a retroalimentarse: "Nos encontramos lo suficiente lejos del centro como para no contaminarnos, pero a la vez a media hora en metro". Los más veteranos recuerdan que se reunían en unas vías del tren abandonadas. Rubén: "Servían para llevar el queroseno al aeropuerto. Ése era nuestro parque. Era alucinante. Cada 100 metros había un grupo de chavales, fumando porros, bebiendo cervezas y tocando". Era la época en la que explotó Extremoduro. La mayoría quedó seducido por la leyenda oscura de Robe Iniesta. También hubo escisiones: Ignacio Villamor Tuli, 32 años, dejó Pereza (tocaba la batería y prefería el saxo) para formar Alamedadosoulna, una agrupación de ska de 10 músicos con un directo muy divertido: "En el barrio siempre ha habido una ilusión por ser músico. Me acuerdo cuando Leiva y yo llamamos a Rubén para hacer un homenaje a Leño. Ahí se formó Pereza".
También contribuyó a expandir el virus del rock and roll una treintañera llamada Asunción. "Nos alteraba las hormonas. Y a ella le gustaban los jovencitos rockeros", informa con una sonrisa maliciosa la voz de Le Punk.
Asunción ofrecía unas condiciones muy económicas en sus locales de ensayo, situados en Barajas. Ni La Sidre (se ha convertido en una agencia de viajes) ni los locales de Asunción existen, pero el recambio está garantizado. Es obligatorio El Salón de Joe, al lado del metro recién estrenado de Alameda de Osuna y regentado por El Patillas, bajista de Le Punk. Es un bar de barrio, pequeño, con aire bandarra, pósters de Andrés Calamaro, los Stones, y fotos de las fiestas que montan. En este garito se reúnen todos los músicos. "En Alameda no se queda. Bajas al bar y siempre encuentras a alguien. Es un rollo muy aldeano", cuentan.
En cuanto a locales de ensayo, los de Emeterio (así se llama el dueño) han sustituido a los de Asunción. Allí ensayan Sidecars, la nueva generación rockera de la Alameda. Su líder es Juancho Conejo, hermano del pereza Leiva, con quien comparte casa en la Alameda con su perro Jagger, en honor al cantante de los Stones.
Los pisos del barrio son de tres a cuatro habitaciones. Y caros, lo que empuja a compartir, fórmula que también practica el cantante de Le Punk: "Si quieres vivir aquí, o tienes pasta o compartes. Yo vivo con dos azafatas portuguesas y con un mexicano de dos metros: divertido". Los Sidecars actuaron el pasado viernes en El Sol, agotando las entradas. El 80% del público eran chicas veinteañeras con pantalones de pitillo, camisas y deportivas de bota. Es el próximo reto de la Alameda de Osuna: bandas de rockeras. Todo llegará.
Alamedadosoulna actúa hoy por segunda vez en Galileo Galilei a las 21.30.
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