'Scoop'
Woody Allen dice que el sexo sólo es sucio cuando se hace bien. Lo mismo suele ocurrir con el periodismo: sólo es sucio cuando se hace bien. Me refiero al Daily Telegraph y a su exclusiva sobre las fraudulentas notas de gastos que, durante muchos años, los parlamentarios británicos han colado al erario público. El asunto ha expuesto ante el electorado la catadura moral de sus representantes. Se trata, sin duda, del scoop del año.
¿Excelente investigación periodística? Nada de eso. Parece que un funcionario de Westminster, harto de tramitar infamias, grabó las notas de gastos y las puso en venta, a través de una empresa de seguridad. El bombazo fue ofrecido a varios periódicos, que no captaron la potencia del material u ofrecieron cantidades ridículas. El Telegraph se animó y puso sobre la mesa 300.000 libras: investigación concluida. Así han sido siempre las cosas. Las grandes exclusivas proceden de un funcionario despechado, como el Watergate, o de un funcionario despechado que busca dinero, como en este caso. ¿Creen ustedes que alguien con un material valioso en las manos lo regala porque sí? Ya hemos dicho en alguna otra ocasión que el periodismo de investigación pesca en agua sucia y se ve obligado a mancharse las manos: todo sea por el lector y por el negocio.
A veces he sostenido la teoría de que un periodista independiente en un ámbito digital, libre de los compromisos políticos y económicos de la empresa periodística clásica, tendría más credibilidad que un periodista asalariado y, por tanto, atado a los compromisos de sus dueños. Sigo pensándolo. Ahora bien, ¿credibilidad, para qué? Pues para opinar sobre el mineral desenterrado por otros, los de la industria clásica. Mi teoría queda seriamente dañada al entrar en contacto con la realidad. El día en que un medio digital, o un simple blogger, puedan sacarse del bolsillo 300.000 libras, euros o dólares para comprar una información de extraordinaria relevancia habremos llegado al futuro. Que, según se deduce, será muy parecido al pasado.
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