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Milei se erige en símbolo de la ultraderecha global: “Hay que acabar de una vez con la basura del socialismo”

En una cumbre de dirigentes conservadores en Buenos Aires, el presidente argentino llama a las fuerzas ultra a coordinarse internacionalmente: “Es una oportunidad histórica para cambiar el mundo”

Javier Milei durante la Conferencia de Acción Política Conservadora, en Buenos Aires, Argentina.Foto: Juan Ignacio Roncoroni (EFE) | Vídeo: EFE

Las huestes de Javier Milei derrocharon entusiasmo y fe en su líder, y el presidente argentino, acompañado por dirigentes de distintos países americanos y europeos que ensalzaron su Gobierno, se mostró y habló como la figura que más le gusta encarnar: un líder de la ultraderecha global. “Hay que acabar de una vez por todas con la basura del socialismo”, clamó Milei y atacó en particular a los mandatarios de España, Pedro Sánchez, de Brasil, Lula da Silva, y de Colombia, Gustavo Petro, entre otros. “Hoy en el mundo se respiran nuevos vientos de libertad” tras el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, se esperanzó y afirmó que “es una oportunidad histórica para cambiar el mundo”. En esa línea, consideró que es central “la batalla cultural” y llamó a la unidad de la ultraderecha para “coordinar internacionalmente que los zurdos no entren por cualquier lado”.

El escenario lo dispuso la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), un foro conformado en Estados Unidos y empoderado tras la elección de Trump como futuro presidente de ese país. Por primera vez, la CPAC se reunió este miércoles en Buenos Aires y le deparó el protagonismo mayor a Milei, quien tuvo a cargo el cierre del encuentro.

En el Hotel Hilton, en el selecto barrio de Puerto Madero, desde la mañana hasta el atardecer confluyeron cientos de personas que pagaron entre 100 y 5.000 dólares para ser parte. Funcionarios, legisladores y militantes de La Libertad Avanza, el partido de Milei, una amplia mayoría de varones jóvenes, colmaron el auditorio con sus sacos, camisas y corbatas, con su ilusión depositada en el proyecto de desguace del Estado, ajuste fiscal y desregulación de la economía que representa el presidente.

El tono del encuentro lo marcó de entrada, en la apertura, el matrimonio formado por los estadounidenses Matt y Mercedes Schlapp, los conductores de la CPAC que llamaron a “vencer al comunismo en América Latina y todo el mundo”, según dijo ella, en correcto castellano. “Javier Milei es un león, pero necesitamos más”, pidió, después de incluirlo en una lista de mandatarios ultra: Donald Trump, la italiana Giorgia Meloni, el húngaro Viktor Orbán y el salvadoreño Nayib Bukele.

Matt y Mercedes Schlapp pronuncian unas palabras de bienvenida Conferencia de Acción Política Conservadora en Buenos Aires.
Matt y Mercedes Schlapp pronuncian unas palabras de bienvenida Conferencia de Acción Política Conservadora en Buenos Aires.Agustin Marcarian (REUTERS)

En los sucesivos discursos que se escucharían luego, los expositores mezclaron loas a Milei y al libre mercado con diatribas contra “el socialismo”, contra las políticas de género y el aborto. Muchos insistieron en que la suerte del Gobierno de Milei, su éxito o su fracaso, será clave para el futuro de la región y el mundo.

Milei comenzó destacando la labor de la CPAC en la batalla cultural porque, según su visión, lo que llama socialismo siempre fracasó en lo económico pero fue “exitoso” en masificar sus ideas. “Lograron imponer la agenda de lo políticamente correcto”, dijo y allí apuntó contra Lula, Petro, el uruguayo José Pepe Mujica, los venezolanos Hugo Chávez y Nicolás Maduro, el cubano Fidel Castro. También reflotó su embestida contra el Gobierno de España, después de haber desatado un conflicto diplomático en mayo pasado. Esta vez apuntó contra “[José Luis Rodríguez] Zapatero y [Pedro] Sánchez y demás torturas que tienen los pobres españoles”.

“Como sus ideas son un espanto, a donde van generan miseria. Eso abrió la oportunidad para que hoy en el mundo, de la mano de Donald Trump, Bukele y nosotros, se respiren nuevos vientos de libertad”, siguió Milei, entre gritos y aplausos de sus seguidores. Entonces, dijo, para cambiar el mundo “no alcanza con gestionar bien, con organizarse políticamente. Es necesario también dar la batalla cultural”.

Luego, el presidente argentino varió el guion habitual de sus alocuciones y, envalentonado por un encuentro que pareció dispuesto para festejarlos a él y a Trump, dio detalles de su estrategia política, una especie de décalogo mileísta del ejercicio del poder, en cuya formulación se permitió citar como fuente de autoridad a Vladimir Lenin. Primero, insistió en que es preferible “decir una verdad incómoda” antes que “una mentira confortable”. “Si la salida es antipática, mejor pasar el mal trago lo antes posible”, dijo. Afirmó que “le importa un rábano la opinión de los políticos en casi todos los temas”.

Santiago Abascal habla durante su participación en la conferencia, este miércoles en Buenos Aires.
Santiago Abascal habla durante su participación en la conferencia, este miércoles en Buenos Aires. Juan Ignacio Roncoroni (EFE)

Otra de sus verdades, aseguró, se basa en “ser decididos y prácticos, no hay que tenerle asco a ejercer el poder, hay que usar las armas del enemigo”. Como la política no es un juego de suma cero, abundó, “esto quiere decir que los espacios de poder que no ocupemos nosotros los ocupa el adversario, la izquierda”. Dijo que es clave la unidad de su partido y defendió su estilo agresivo: “El fuego se combate con fuego y si nos acusan de violentos les recuerdo que nosotros somos la reacción a 100 años de atropello. (...) Si ustedes van con las buenas formitas, ¿qué va a pasar? Los van a pasar por arriba”. Desde ese argumento, cuestionó a los “tibios” y “moderados”, un ataque dirigido a su aliado Mauricio Macri y su partido, el PRO.

“Fuerzas patrióticas”

Entre los oradores que se presentaron durante la jornada estuvieron Lara Trump, productora de TV y nuera de Donald Trump; el español Santiago Abascal, líder de Vox; el diputado brasileño Eduardo Bolsonaro; los activistas conservadores Eduardo Verastegui y Ben Shapiro, y otros. También dieron discursos dos ministros argentinos, Luis Caputo (Economía) y Patricia Bullrich (Seguridad). No pudieron estar pero enviaron videos con sus palabras el escritor ultra Agustín Laje, el expresidente de Brasil Jair Bolsonaro y Steve Bannon, exasesor de Trump, los dos últimos impedidos de dejar sus países por orden judicial.

Todos intercalaron sus elogios a Milei y Trump con los temas de su interés más particular. Abascal no fue la excepción. “Las fuerzas patrióticas y antiglobalistas están obteniendo grandes victorias en las principales naciones”, aseguró y dejó su mensaje sobre la política española: atacó al Partido Socialista por tener “una larga historia criminal” y cargó también contra el Partido Popular, al que acusó de pactar con el socialismo. Después resumió su credo en una lista de rechazos: “No a la inmigración masiva e ilegal. No al fanatismo climático. No al wokismo, a la ideología de género ni a la destrucción de la familia. No a la corrupción de los menores en las aulas”.

Jair Bolsonaro (en pantalla) participa en la conferencia de manera remota, el 4 de diciembre en la capital argentina.
Jair Bolsonaro (en pantalla) participa en la conferencia de manera remota, el 4 de diciembre en la capital argentina. Juan Ignacio Roncoroni (EFE)

Fuera del salón donde se sucedían los discursos, los asistentes disfrutaban del servicio de lunch, recorrían un puesto de venta de libros dirigidos a la militancia “libertaria”, o se sacaban fotos con el logo de la CPAC de fondo: pulgares arriba, imitando el gesto que repite Milei. Las sonrisas y las conversaciones ocasionales traslucían la convicción de que el Gobierno ultra está haciendo una buena gestión. El encuentro de la CPAC dejó claro que el trumpismo está de acuerdo. Steve Bannon fue explícito: “Argentina es clave en la lucha global. El destino de los sudamericanos está en manos de Milei”, dijo. Se refería, claro, al destino de las ideas de ultraderecha.

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