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Venta de órganos, “vagos socialistas” y ladrones: un debate opaco con destellos de incorrección política

Los candidatos a la presidencia de Argentina cruzaron acusaciones bien estudiadas, con un guion que apenas dejó espacio para la sopresa

Patricia Bullrich y Javier Milei, este domingo durante el debate presidencial.Foto: Reuters | Vídeo: EPV
José Pablo Criales

Argentina elegirá presidente el próximo 22 de octubre y, tras una larga campaña marcada por los arrebatos de la ultraderecha, el guion parece haber agotado las sorpresas. El último debate presidencial antes de la primera vuelta lo ha dejado claro: anclado cada uno en su lista de grandes éxitos, los candidatos han intercambiado este domingo en Buenos Aires propuestas y chicanas sin grandes golpes. Los temas eran seguridad, trabajo y un batiburrillo que unió el desarrollo humano, vivienda y la protección del ambiente. Los dos primeros sirvieron para repartir golpes, mientras la mezcla del tercero fue un menú para que cada candidato eligiese qué tocar.

A continuación, algunos de los momentos más destacados del debate.

El medio ambiente, diluido en la campaña (y en el debate)

Sergio Massa, candidato del peronismo y ministro de Economía, pidió “proteger la casa común”, citando al papa Francisco. No ahondó, pero vendió una plataforma: “casa común y casa propia”, dijo, y ofreció créditos hipotecarios en un país donde alquilar con un 124% de inflación anual se ha vuelto un martirio. Ni hablar de comprar una casa propia. Patricia Bullrich, la candidata de la derecha tradicional que necesitaba remontar después de hacer aguas en el primer debate, prefirió hablar de “desarrollo humano”. “Tienen que dejar de robar, Massa”, le pidió al peronista, “eso es lo que bloquea el desarrollo humano”. Bullrich, como durante todo el debate, aprovechó el tema para recordarle al peronista que forma parte de una alianza con la expresidenta Cristina Kirchner y sus causas abiertas por corrupción. El ultra Javier Milei, inhibido otra vez durante el debate y ceñido a los papeles en su atril, también evitó hablar de medio ambiente, aunque lo interpeló la izquierda.

Sergio Massa, durante el debate.
Sergio Massa, durante el debate. AGUSTIN MARCARIAN (REUTERS)

“El sistema capitalista está destruyendo el planeta”, dijo Myriam Bregman, del Frente de Izquierda, que durante el pasado debate se convirtió en tendencia al repartir acusaciones por todos los frentes. Sobre medio ambiente, siguió esa línea: “Todos los candidatos proponen seguir el camino del extractivismo. En eso están todos de acuerdo: quieren que el país sea plataforma de importación de recursos naturales”, dijo. Bregman no tuvo tanto éxito como en el primer debate, pero logró que Milei pierda un poco los estribos: “Usted niega el cambio climático”, le acusó. “No mienta. No niego el cambio climático”, le contestó Milei. Después, volvió a ser él mismo: “Todas esas políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas, y buscan recaudar fondos para financiar vagos, socialistas, que escriben papers de cuarta”.

El peronista disidente, Juan Schiaretti, representante del federalismo como actual gobernador de la provincia de Córdoba, también aprovechó para golear a Milei en este punto. “Quiero preguntarle si va a mantener a Argentina en la Agenda 2030 y los Acuerdos de París”, le preguntó en el último cruce de la noche. “No adherimos a la decadencia”, contestó Milei.

La venta de órganos vuelve a la discusión

Argentina debatió durante meses si el candidato más popular realmente proponía abrir un mercado de órganos. Salió de un enredo de Javier Milei en una entrevista: en junio del año pasado, planteó la venta de órganos como “un mercado más” durante un debate radial. “El que decidió venderte el órgano, ¿en qué afectó la vida, la propiedad o la libertad de los demás?”, cuestionaba Milei, y la espiral salió de control. Días después, un periodista le preguntó si se adhería a otra teoría que planteaba “la venta de niños”. “Depende”, respondió Milei. “¿La respuesta no sería no?”, le cuestionó el periodista. “Si yo tuviera un hijo, no lo vendería”, afirmó. “La respuesta depende de en qué términos estés pensando, quizás de acá a 200 años se podría debatir”.

Javier Milei, durante el debate presiencial.
Javier Milei, durante el debate presiencial.Agustin Marcarian / POOL (EFE)

El tema volvió a la mesa . Bullrich, más ruda que en el debate el domingo pasado, le afeó por su propuesta de legalizar las armas y la polémica de la venta de órganos. Milei, primero, mintió sobre la legalización de las armas. Dijo que solo quiere respetar la ley actual, a pesar de que el programa de gobierno que presentó ante la Justicia Electoral propone la liberación total. Sobre los órganos volvió a enredarse: “No proponemos la venta de órganos”, afirmó. “Lo que decimos es que hay más de 7.000 personas esperando un trasplante y 300.000... potenciales donantes por año. Hay algo que no funciona en el medio”.

“Javier, hasta acá llegaste”

Milei había tenido un fin de semana estelar. El sábado, invitado al programa más famoso de la televisión argentina, el que conduce alos 96 años la eterna conductora Mirtha Legrand, presentó a su novia entre besos, formando corazones con las manos y risas nerviosas. Fátima Flórez, famosa imitadora cuyo personaje estelar es la expresidenta Kirchner, lo arropó vestido de presidenciable. A la incomodidad que mostró Milei esa noche se sumó la de este domingo.

Socarrón ante las críticas, y nervioso cuando no podía leer, Milei se ensañó con la socialista Bregman. “Si los socialistas supieran de economía, no serían socialistas. Es tu caso, Myiriam”, le espetó, y empezó a burlarse sobre su propuesta de reducir la jornada laboral. “¡Esto es maravilloso! Por qué entonces no la llevamos a una sola hora al día, ¡va a haber empleo para todos!”. Bregman no se inmutó. Le respondió otro hombre. “Javier, hasta acá llegaste. Deja de faltar el respeto a las mujeres”, le dijo Massa. “Más allá de que piensen distinto, tienen derecho a opinar distinto a vos. Y me parece que muestra tu rasgo autoritario”.

El intento de asesinato de Cristina Kirchner

Massa buscó presentarse como el candidato moderado –como la opción en una eventual segunda vuelta contra Milei– y prometió un Gobierno de unidad “con los mejores”, sean “liberales o de izquierda”. Pero también cerró filas con los suyos. En el bloque sobre seguridad, en un cruce con Bullrich, le salió una defensa indirecta a Cristina Kirchner. Bullrich había vuelto a reprocharle la corrupción del peronismo, en este caso sobre un escándalo del fin de semana pasado, en el que un funcionario de la provincia de Buenos Aires fue descubierto derrochando lujos durante unas vacaciones con su novia en Marbella. “No podés hacer buena seguridad si tus socios son corruptos, son delincuentes”, le dijo en referencia a Martín Insaurralde, que renunció tras el escándalo. “Respecto de Insaurralde: cometió un hecho gravísimo y le pedí la renuncia”, le respondió Massa. “No todos somos lo mismo, Patricia. Vos nunca pediste la renuncia de Milman”.

Milman es Gerardo Milman, diputado de la coalición encabezada por Bullrich y su antiguo jefe de campaña, al que le investigan un presunto nexo político con el intento de asesinato a Cristina Kirchner el primero de septiembre del año pasado. La Fiscalía no ha encontrado, por ahora, evidencias que sostengan esa hipótesis, pero desde el kirchnerismo reclaman que no se le investiga por causas políticas.

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Sobre la firma

José Pablo Criales
Es corresponsal de EL PAÍS en Buenos Aires. Trabaja en el diario desde 2019, fue redactor en México y parte del equipo de la mesa digital de América. Es licenciado en Comunicación por la Universidad Austral y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS.

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