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La hoja de coca: de la ‘mata que mata’ a una paleta de color para el arte y la moda

Un colectivo de artesanas y dos diseñadoras bogotanas están decididas a recuperar el uso ancestral como pigmento e impulsar su mercado legal. Lideran el proyecto Tinta Dulce

Ana Milena Ruíz, hilandera de la Empresa Cooperativa de Fibras Naturales de Santander, Ecofibras
Ana Milena Ruíz, hilandera de la Empresa Cooperativa de Fibras Naturales de Santander, Ecofibras, durante una sesión de tintura con hoja de coca en Sutatausa, Cundinamarca.Liliana Merizalde (Cortesía Ginger Blonde)

Es la hora del baño tintóreo. En una palangana metálica se mezclan agua caliente con harina de hoja de coca. Para obtener el color que se espera, se adicionan componentes que modifican el Ph como vinagre, ceniza, bicarbonato, alumbre en pasta o hierro. Las cantidades exactas y las posibles mezclas ya han sido establecidas en los talleres de experimentación para definir las tonalidades que se espera obtener sobre materiales como seda, fieltro, fique, fibra de piña o algodón. Tinturar con hoja de coca, sea con la planta fresca o con su harina, permite a los artesanos obtener gamas entre los amarillos y verdes.

La sesión de tintura se realiza en Sutatausa, un municipio del céntrico departamento colombiano de Cundinamarca, a 73 kilómetros de Bogotá. Se trata de un colectivo de artesanas expertas en hilatura, dirigido por Luz María Rodríguez. Cada año, este grupo protagoniza Tejilarte, uno de los festivales artesanales más populares de la región. “Si Dios envió estas plantas y el hombre las ha empleado negativamente, por qué no cambiar la forma de utilizarla y que sea realmente beneficiosa para el ser humano, a través de la colorimetría que le podemos conseguir”, explica Luz María mientras teje, como si las dos agujas fueran una extensión de sus manos que no pudiera soltar.

El uso de la hoja de coca como elemento tintóreo es una tradición ancestral que practicaban los indígenas Aymará en Perú y Bolivia, y hoy diferentes comunidades rurales en Colombia lo están redescubriendo. También impulsan su mercado legal gracias al proyecto ‘Tinta Dulce’, creado por dos diseñadoras bogotanas tras décadas de estigmatización a ‘la mata que mata’. Se trata de una frase popularizada en el país por una campaña publicitaria de la Dirección Nacional de Estupefacientes para evitar el tráfico de coca, marihuana y amapola. A pesar de que esa propaganda salió del aire por orden de la Corte Suprema de Justicia en 2010, la frase se coló en el imaginario colectivo, donde permanece 15 años después.

Fomentar un mercado legal

Seguramente por ese imaginario, cuando Mónica Suárez, diseñadora textil y Daniela Rubio, diseñadora editorial, llegaron al Cauca, una región al suroccidente de Colombia, para dictar talleres de tintura a base de plantas naturales, se toparon a una mezcla e incomodidad y vergüenza. Las creadoras de Ginger Blonde, estudio de diseño y comunicación visual, dirigían una sesión con hoja de coca. Para 2023, el Cauca registró más de 30.000 hectáreas de cultivos de uso ilícito, según el monitoreo de la Oficina de la Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) y el Ministerio de Justicia y del Derecho.

El trabajo de las diseñadoras hacía parte del proyecto ‘Territorios de oportunidad’ en el 2021 que ganó una convocatoria de USAID, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Esa experiencia trazó el ambicioso propósito de ‘Tinta Dulce’, que se gestó durante la pandemia para abrir un mercado en torno a los productos tinturados con hoja de coca. A través de talleres de experimentación en lugares del centro del país como Sutatausa y municipios del departamento de Boyacá, buscan que las comunidades la incluyan en su catálogo de tinturas naturales. Además, promueven la generación de demanda en las ciudades, tanto de artesanía como de textiles, serigrafía y acuarelas.

Las diseñadoras han realizado talleres en el Museo de Arte Contemporáneo de Panamá (MAC), participaron en la iniciativa ‘Coca, palabra, mundo’ en Nueva York, organizada por Open Society Foundations, y en diciembre pasado realizaron un evento en Bogotá para acercar a los artistas y ciudadanos del común a esta tinta.

Pero su reto final es aún mayor. No solo se trata de abrir mercado, sino de impulsar un cambio, pues Naciones Unidas clasifica a la hoja de coca como narcótico, lo que esto limita su uso con fines alternativos. El actual Gobierno de Colombia ha promovido diferentes escenarios de discusión para abrirle espacio a los usos productivos dentro de la legalidad, a partir de la implementación del Acuerdo de Paz. La más reciente, la solicitud oficial de la canciller Laura Sarabia este domingo en Viena., en la Comisión de Estupefacientes de la ONU.

Justamente, Mónica y Daniela han estado en espacios como la Convención Anual de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Pero, convencidas de que su movimiento está más cerca de las comunidades que en los escenarios de discusión política, están concentradas en promover el mercado legal.

‘Tinta Dulce’ apoya a las comunidades en la comercialización, a partir de la creación del catálogo de los productos que se lleva a diferentes tiendas en las ciudades. “Cuando los turistas saben que las artesanías están tinturadas con hoja de coca me abren los ojos. Esa narrativa les parece muy interesante. Inmediatamente me preguntan si yo misma la cultivo, pero les digo que el suministro es de una empresa certificada”, cuenta Luz María. Daniela explica que las comunidades que incluyen el pigmento incrementan sus ingresos, por la novedad que significa para el comprador.

Mónica Suárez y Daniela Rubio en el taller de una de las artesanas en Sutatausa.
Mónica Suárez y Daniela Rubio en el taller de una de las artesanas en Sutatausa. Liliana Merizalde (Cortesía Ginger Blonde)

“Hemos hablado también con cooperativas de cocaleros que se nos han acercado para ser nuestros proveedores. La hoja de coca es muy interesante porque su producción no es estacionaria, se genera durante todo el año y esto favorece la disponibilidad para una producción continua”, comenta Mónica.

Manual para el uso de la tinta de coca

Manual de tintas es la publicación que pronto lanzarán Daniela y Mónica, como una guía práctica para el uso de la tinta de coca en serigrafía, acuarela y tinturas para textiles. Cada capítulo, elaborado por profesionales en su campo, incluye una lista de materiales necesarios y un conjunto de instrucciones paso a paso para preparar cada una de las tintas.

Y Pajarita, cuaderno para colorear propone una experiencia lúdica y educativa para niños y niñas, acercándolos a la tinta de coca a través de ilustraciones de aves. Impreso con esta tinta, el libro para colorear estará disponible para descarga y también será de distribución gratuita en librerías independientes seleccionadas. “Con estos libros, invitamos a artistas, diseñadores y al público en general a descubrir el potencial transformador de esta planta milenaria”, concluye Daniela Rubio.

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