Los acuerdos entre Trump y Maduro descolocan a la oposición venezolana
El chavismo acelera la convocatoria de nuevas elecciones y trabaja en una reforma constitucional que persigue apuntalar la revolución bolivariana

En la oposición venezolana hay una evidente sensación de desconcierto y desencanto con las primeras decisiones tomadas por el Gobierno de Donald Trump en los Estados Unidos respecto a la crisis nacional y la recuperación de la democracia. En algunos casos se palpa, en otros se constata.
La visita de Richard Grenell como enviado especial de Washington para concretar algunos acuerdos con Nicolás Maduro -la primera que hace un alto funcionario estadounidense en varios años-, es un síntoma evidente de que, al menos de momento, en la Casa Blanca se están imponiendo los intereses nacionales concretos sobre los principios globales generales.
Grenell planteó sus exigencias sobre la necesidad de un acuerdo migratorio para deportar inmigrantes venezolanos en los Estados Unidos, y la liberación de ciudadanos estadounidenses presos en las cárceles del chavismo. Maduro aceptó de buena gana sus peticiones y ganó terreno como interlocutor frente a sus enemigos. Las denuncias de fraude en la elección presidencial del 28 de julio, y la aparente consolidación de una deriva dictatorial en Venezuela, no formaron parte del intercambio de aquella reunión.
Mientras, con descontento popular, pero con total control de la gobernabilidad, el régimen chavista apura el paso para organizar en sus términos nuevas elecciones parlamentarias y regionales. Y se dispone a llevar adelante una reforma constitucional que persigue un objetivo largamente anhelado por la dirigencia chavista: hacer de la revolución bolivariana un hecho político irreversible.

“Estoy confundido con los pasos dados iniciales por Donald Trump”, afirma Ramón Piñango, sociólogo y académico del Instituto de Estudios Superiores de Administración, IESA. “Se le ha ido acentuando esta característica impredecible. No extraería, sin embargo, conclusiones precipitadas frente a lo que sucede. Hay otros funcionarios de esta Administración, como Marco Rubio, que tienen un compromiso muy evidente con la democracia en el país. Tenemos que esperar. Estas circunstancias no tienen fecha y ellos no pueden estar diciendo lo que van a hacer”.
Las decisiones anunciadas por Trump y su funcionario designado para acometer un gran plan de recortes gubernamentales, el magnate Elon Musk, sobre la administración pública y los fondos de cooperación internacional de la agencia de cooperación USAID ha tenido enorme impacto en la sociedad civil de América Latina y Venezuela. Le han llevado agua al molino de la narrativa oficialista para perseguir a la disidencia y criminalizar derechos políticos.
“Nosotros tenemos una investigación muy adelantada sobre este tema del financiamiento de las ONG, que yo estoy casi seguro que le va a servir hasta al Gobierno de los Estados Unidos”, afirmó Diosdado Cabello, ministro del Interior y de Justicia y primer vicepresidente del oficialista PSUV, en una rueda de prensa transmitida por el canal estatal Venezolana de Televisión. “Toda esta gente es parte de esto, de los actos terroristas contra su propio país. Es traición a la patria, es terrorismo, son actos criminales, es corrupción, esa es la oposición fascista de Venezuela, esa es la oposición que dirige María Corina Machado”.
“No creo que se pueda saber todavía cuál será la política de Donald Trump hacia Venezuela en su gobierno” afirma Diego Bautista Urbaneja, escritor y miembro de la Academia Venezolana de la Historia. “La ansiedad nos lleva a conclusiones precipitadas. Hay gente que cree que entre Rubio y Grenell hay un pulso. Francamente no tengo ni idea. Es cierto que ahora estas medidas lucen diferentes a lo que muchos esperaban, pero es muy temprano todavía. Trump debería entender entre sus intereses tiene que estar el hecho que aquí haya un cambio de gobierno”.
“Estamos ante un proceso peligroso de acumulación de poder personal en los Estados Unidos, político, económico, militar, tecnológico. Eso tiene en vilo a todo el mundo”, indica Luis García Mora, veterano columnista y analista político local. “Esta situación agarra a los venezolanos con la nación y la democracia desmantelados, desamparados, emigrando, no deseados, con los pantalones en las rodillas. Sin instrumentos de ningún tipo para defender nuestro voto, nuestra soberanía, nuestros recursos naturales. A Trump no le importa mucho la democracia venezolana. Estamos solos; ya veremos de que forma nos reordenamos y nos reencontramos con otra estrategia.”
Mientras, María Corina Machado y Edmundo González Urrutia continúan funcionando con algún margen de coordinación, fundamentalmente en el terreno internacional, haciendo contactos desde todos los frentes para mantener viva la causa de la victoria electoral. Se hace un enorme esfuerzo por ofrecer un margen de expectativas frente al cambio político. Hace poco, la líder opositora emitió un nuevo comunicado desde la clandestinidad, ponderando positivamente la participación de González en la Cumbre de Seguridad de Berlín.
“Todo indica que entre las prioridades del Gobierno de Trump no figura ni Venezuela ni América Latina, salvo para deportar masivamente inmigrantes”, afirma Andrés Caleca, dirigente del Movimiento Progresista de Venezuela y miembro de la Plataforma Unitaria. “A mí nada de esto me sorprende. En su campaña, Trump se refirió a Venezuela, sobre todo, para prometer expulsarlos. La enseñanza es la misma, y es un principio: la democracia de una nación no debe depender de los intereses de otros estados, y menos de una gran potencia. Al traspasar las líneas rojas y dar el Golpe de estado del 28 de julio, se busca consolidar una dictadura totalitaria, corporativista. Contra eso es que los demócratas venezolanos debemos pensar en un nuevo ajuste estratégico esencial en los próximos meses y años, para resistir en estas condiciones”.
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