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Bolivia recibe su incorporación plena al Mercosur entre alivio y preocupación

El país andino se integra definitivamente al bloque comercial ante el desafío de adaptar su industria a la de sus vecinos

El vicepresidente de Bolivia, David Choquehuanca, durante una visita a Brasil para sellar la adhesión de su país al Mercosur.
El vicepresidente de Bolivia, David Choquehuanca, durante una visita a Brasil para sellar la adhesión de su país al Mercosur.Andre Borges (EFE)

Bolivia ha recibido con sentimientos encontrados su incorporación al Mercado Común del Sur (Mercosur), del que se acaba de convertir en el quinto socio pleno. Hasta ahora había sido miembro asociado desde 2015. Es una buena noticia para el Gobierno de Luis Arce: refuta las críticas de la oposición boliviana radical sobre la carencia de derechos humanos en el país, ya que no es posible pertenecer al Mercosur sin cumplir primero los estándares democráticos de la alianza. “Bolivia cumplió con la cláusula de democracia del Mercosur”, dictaminó ante la prensa el senador brasileño Marcos Pontes, tras la aprobación del ingreso boliviano en el Congreso brasileño, que era la última instancia que faltaba para aceptar a Bolivia como miembro pleno del bloque regional, que dio luz verde el 29 de noviembre. El proyecto ya había sido considerado por los distintos cuerpos parlamentarios de los otros cuatro países del Mercosur: Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela.

Venezuela no cumple la condición democrática desde 2017, por lo que hoy no se halla en el bloque como socio pleno. Bolivia puede mostrar ahora un perfil claramente superior respecto de su aliado político más importante.

“Agradecemos las gestiones del hermano presidente Lula y al pueblo brasilero por este hito histórico en la integración latinoamericana. Los pueblos del sur apostamos por la integración para hacer frente a los desafíos que representa la crisis multidimensional que amenaza a la humanidad”, escribió Arce en su cuenta de X (antes Twitter).

El Mercosur abre posibilidades muy amplias para el comercio boliviano con un mercado de 320 millones de personas, conformado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, los socios fundadores. Sin embargo, las diferencias de tamaño entre la pequeña economía boliviana, de algo más de 42.000 millones de dólares de producto interno bruto, y los gigantes sudamericanos Brasil y Argentina, que además producen varias de las materias primas que tiene el país andino, y son incomparablemente superiores en industria y servicios, hacen temer dificultades a los empresarios nacionales. Desde hace años que estos han pedido que el Gobierno trabaje en una agenda conjunta para mejorar la productividad y la competitividad del país, pero hasta ahora esto no ha ocurrido.

La mayor preocupación es el inicio de la libre competencia en el campo de los servicios, que actualmente se encuentra protegido por el carácter estatal de los servicios públicos bolivianos y porque los acuerdos comerciales que el país tiene se restringen mayormente al intercambio de bienes. Los transportistas privados, por ejemplo, expresaron su temor de que competidores del Mercosur comiencen a operar dentro del país y esto los obligue a bajar sus precios o incluso los saque del mercado. La operación aérea también se halla protegida y no se sabe cuáles van a ser los impactos de su liberalización sobre la aerolínea estatal monopólica, Boliviana de Aviación.

Gary Rodríguez, gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, una institución privada manejada por el sector agroindustrial de Santa Cruz, sostuvo ante la prensa que Bolivia tendrá que competir con los servicios provistos por sus socios y que “ya se sabe lo que pasa cuando no se está preparado para ello”. En los años noventa se creó una Zona de Libre Comercio con el Mercosur, pese a las advertencias empresariales en contra de esta medida, que impulsaban los políticos neoliberales de la época. Como resultado, según Rodríguez, el país acumuló un déficit comercial de más de 40.000 millones de dólares. El déficit anual pasó de 238 millones de dólares en 1996 a casi 2.800 millones en 2022.

¿Qué pasó? Mientras que Mercosur supo aprovechar el acuerdo al que se arribó hace 30 años para ganar el mercado boliviano, Bolivia no aumentó sus exportaciones de bienes a este por las trabas paraarancelarias levantadas por sus vecinos, como restricciones de salubridad y de otra índole, y que a ella le cuesta vencer por su mejor desarrollo educativo y por la escasa incorporación de la ciencia y la tecnología a sus procesos económicos. Pese a esta experiencia, Bolivia insistió en convertirse, primero en miembro asociado, lo que logró en 2015, y luego en socio pleno del Mercosur, aunque procurando conservar las ventajas que le concede su condición de nación de menor desarrollo relativo y, por tanto, más favorecida en los acuerdos comerciales. Así busca consolidar y ordenar en un marco más firme y comprensivo varios acuerdos bilaterales de carácter temporal que tiene y que estaban en camino a extinguirse.

Las actuales aprensiones empresariales bolivianas deben ser resueltas en los siguientes cuatro años, que es el plazo de incorporación paulatina del país al mercado común. Todavía queda mucho trabajo diplomático y varias negociaciones técnicas por hacer.

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