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Paz total
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El cese al fuego es una trampa

Estamos rodeados de una paz total repleta de grupos criminales que entran y salen del cese al fuego y que aprovechan las circunstancias para fortalecerse

Un soldado camina afuera de una estación policial atacada en Valle del Cauca, el 20 de mayo.
Un soldado camina afuera de una estación policial atacada en Valle del Cauca, el 20 de mayo.Edwin Rodriguez Pipicano (Getty Images)

Es obvio que los ceses al fuego entre el Estado y las agrupaciones criminales se acuerdan para proteger la vida, en especial la de los civiles. Si el cese al fuego es bilateral, se equipara al Estado con la insurrección. Por eso, se supone que la insurgencia renuncia a la violencia si acepta el cese. Pero, si no se respeta por los subversivos, se vuelve una trampa mucho más grave que la lucha misma.

Estamos rodeados de una paz total repleta de grupos criminales que entran y salen del cese al fuego y que aprovechan las circunstancias para fortalecerse. Las Fuerzas Armadas, para enfrentarlos, deben preguntar a los alzados en armas a qué grupo pertenecen para verificar si están dentro o afuera de los acuerdos. Lo último que tenemos es la extensión del cese con las disidencias del Estado Mayor Central (EMC), porque el resto de la organización criminal que maneja Iván Mordisco seguirá sin los beneficios del interruptus al fuego por parte de la fuerza del Estado.

El cese con la célula que maneja Calarcá “se habría logrado a pesar de que esa parte de la disidencia protagonizó varios hechos de violencia que despertaron el rechazo del Gobierno y la sociedad, como las amenazas de uno de sus frentes contra los exguerrilleros de las FARC que habitan el antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Miravalle, en Caquetá, y el ataque hace dos semanas a Valdivia, Antioquia, donde murieron seis soldados del Ejército en un campo minado”.

Naturalmente, estas decisiones les saben a cacho a los gobernadores afectados por el control territorial que manejan estas estructuras violentas. Los bloques Jorge Suárez Briceño, al mando de Calarcá, y el Magdalena Medio, cuyo principal cabecilla es alias Andrey Avendaño, y el frente Raúl Reyes disfrutan de la tregua y agreden a la población. Forzaron el desplazamiento de 82 personas del ETCR de Miravalle, en San Vicente del Caguán. Son responsables de mantener una empresa de extorsiones a comerciantes y a propietarios. El Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos indica que entre octubre de 2023 y julio de 2024 se produjeron 120 acciones ofensivas entre violaciones e incumplimientos del cese al fuego.

La nueva trampa se llama “georreferenciación”. La tregua se mantendrá con las redes al mando de Calarcá, el bloque Magdalena Medio y con el bloque Jorge Briceño. Se supone que la “georreferenciación” sirve para conocer el lugar exacto donde van a estar las estructuras en tregua y evitar el contacto armado. De esa manera, podrán continuar las extorsiones sin que la fuerza pública los perturbe. Además, estas zonas podrán servir de guarida para Iván Mordisco y sus hombres. La paz total con trampas resulta imposible.

Por lo pronto, Mordisco lanzó sus amenazas contra la COP16. “La COP16 fracasará ―señaló― aunque militaricen con gringos la ciudad”. Jamundí ha sufrido el embate con una motocicleta bomba a 18 kilómetros de la sede de la cumbre. La relación entre el Gobierno central y los gobernadores está picha. En primera fila, los gobernadores de Antioquia, Andrés Rendón, y del Meta, Rafaela Cortés. Otros gobernadores ―de Chocó, Córdoba, Boyacá y Sucre― sostienen que la nueva Consejera para las Regiones, Luz María Múnera, no da el ancho y no tienen video con ella.

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