Alerta: salud en riesgo (y no es por la reforma)
Uno paga arriendo hasta el último día, pero el Estado no le está pagando a las EPS, aunque la reforma del Gobierno no ha sido aprobada
Esta no es una columna sobre la reforma a la salud, sino sobre el presente y el futuro inmediato del sistema de salud que hoy nos rige. Hago la advertencia porque ya veo a muchos asegurando que lo que alerto aquí no tiene sentido, pues la reforma está a la vuelta de la esquina. No. Aquí nada tiene que ver la reforma que, como lo he señalado en artículos anteriores, es necesaria, aunque con modulaciones. Este escrito tiene que ver con esa cita médica que usted tiene agendada para dentro de unas semanas; esos medicamentos de alto costo que desde hace años le viene garantizando su EPS; esos exámenes de seguimiento que le practican cada tres o seis meses. Las líneas que vienen son un llamado de atención para que la preocupación política no haga olvidar lo más importante: la garantía de salud para todos.
Al ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, lo hemos visto activo y combativo en el Congreso de la República ayudando a sacar adelante la reforma que el Gobierno de Gustavo Petro propuso para el sector salud. Hace bien. Eso es parte de su trabajo. Sin embargo, ese mismo ministro, tan diligente para lo político, parece hoy completamente desentendido de las urgencias por las que atraviesa el sistema del cual es principal rector, porque aunque haya mucho entusiasmo con la reforma a la salud, su responsabilidad es mantener funcionando de la mejor manera lo que hoy tenemos. Y hay que decirlo con claridad: el ministro de Salud no se está ocupando de los gravísimos problemas de liquidez que afectan a los garantes de la salud de los colombianos.
Hay que tener algo claro: si se aprueba la reforma, esta no se aplicará de manera inmediata. No habrá un intempestivo cambio, de un día para otro, en la manera en que los pacientes somos atendidos. Por meses, quizás años, el actual sistema tendrá que seguir administrando todo lo concerniente a la salud de los colombianos; sin embargo, todo apunta a que en menos de seis meses todo habrá colapsado.
Las mejores EPS del país (sí, porque hay unas buenas), Sanitas, Compensar y Sura, ya están con saldos en rojo por cuenta de la desactualización que se ha venido acumulando en los últimos tres años respecto a las tarifas que desde la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (ADRES) pagan por cada paciente. La situación es tan delicada que esas EPS, que se caracterizaban por ser puntuales con sus proveedores, ya están empezando a pagar con plazos hasta de 120 días, pues la plata no alcanza. La deuda de ADRES con las EPS se acerca a los cinco billones de pesos, pero de eso no se habla. A las EPS les da temor poner el tema sobre la mesa para que no digan que están haciendo presión contra la reforma. En el Ministerio callan porque esto no tiene que ver con la reforma. Y los pacientes quedan en el medio sin saber que eso que hoy tienen garantizado puede esfumarse de aquí a seis meses.
Insisto: esta no es una columna sobre la reforma a la salud. Pero sí es un escrito para que se haga algo con urgencia para lanzar un salvavidas al actual sistema de salud que, nos guste o no, seguirá siendo el que nos garantice atención en salud hasta que arranque en firme lo que propone el Gobierno o se reforme lo que ya existe.
No puede ser que el ministro de Salud ande detrás de congresistas pidiendo votos, en lugar de andar buscando la plata para garantizar lo inmediato. Que haga ambas. Ese es su trabajo. Pero que a final de año no salgan a culpar a las EPS por algo que el Gobierno debió resolver a tiempo.
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