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“La identidad siempre está ligada al poder”: Chimamanda Ngozi Adichie abre la Feria del Libro de Bogotá

La escritora nigeriana fue la encargada del discurso para inaugurar la edición número 35 del evento, en un acto en el que la acompañó una de sus admiradoras: la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez

La escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie durante el acto de inauguración de la FILBO, este martes.
La escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie durante el acto de inauguración de la FILBO, este martes.CHELO CAMACHO
Camila Osorio

“Nuestras identidades son parte integral de nuestra historia”, dijo al principio de su discurso la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie (Nigeria, 45 años), invitada este martes a dar las palabras inaugurales de la Feria del Libro de Bogotá, o FILBO, una de las más grandes del mundo hispano, que abrió sus puertas durante dos semanas. El tema central de la FILBO este año es Raíces, para reconocer el pasado indígena, afrodecendiente y español de Colombia, y del continente latinoamericano. “Al pensar en ese tema, me devolví a una historia de mi infancia”, contó la novelista Adichie, que hizo una reflexión sobre el poder de la identidad racial y de género.

La historia de la trinidad racial la devolvió a una clase de catequismo, cuando ella era una niña creciendo en el este de Nigeria, en una escuela católica donde le hablaron de otra trinidad: el padre, el hijo y el espíritu santo. “Los tres eran Dios, y yo estaba confundida, algo no tenía sentido en esta historia. Pero también encontré algo hermoso en el corazón de esa idea de la trinidad, algo sublime sobre la diversidad: que tres personas, distintas, pudieran ser iguales”, dijo Adichie. Volviendo a Colombia, entonces, se preguntó si podría decirse si los herederos de esas tres raíces, de colonizadores españoles, habitantes indígenas y personas esclavizadas de Africa, hoy en día están en esa situación de igualdad. “¿Son esas tres raíces en la identidad colombiana hoy como la trinidad divina?”, preguntó.

No, le respondieron más adelante. Adichie preguntó al público pero también a algunas de las personalidades que la escuchaban en la mesa principal en la noche del martes, y que ella admitió admirar, como la alcaldesa Claudia López, la primera mujer alcaldesa de Bogotá y la primera mujer lesbiana en dirigir la capital, y la vicepresidente Francia Márquez, la primera mujer afrocolombiana en llegar a ese cargo. Esta última, Márquez, gran admiradora de Adichie, anotó la pregunta de la escritora y tomó nota de todo el discurso.

“La identidad siempre está ligada al poder”, volvió Adichie. Explicó que la identidad se hace muy evidente cuando el poder está de por medio: un jefe que se cree con el derecho de acosar a su empleada porque ella es mujer; unos colegas que discriminan a su compañero porque es negro. Y más casos evidentes en la política pública, dijo Adichie. ¿Por qué a los hombres con poder se les considera fuertes mientras que a las mujeres en política se les llama arrogantes?, se preguntó. ¿Porqué ellas son vistas como agresivas cuando hablan con la misma confianza que un hombre?, continuó.

La alcaldesa y la vicepresidenta se miraron cuando Adichie dijo esas últimas palabras, y se sonrieron con complicidad: las dos entienden bien ese problema de ser medidas con una vara distinta.

Para terminar Adichie, cuya charla de TED El peligro de la historia única es una de los más virales en esa plataforma, volvió a cuestionar quién es el narrador y el narrado en esta feria del libro. “¿Quién es visible en Colombia? ¿Y quién es invisible? ¿De quién se cuentan las historias? ¿Y qué historias siguen en los márgenes? Porque si tu historia se cuenta, eso te hace visible; si tu historia se cuenta, eso otorga dignidad”, dijo.

Adichie es un ícono feminista global por sus novelas –La flor púrpura; Medio sol amarillo; Americanah– y ensayos –Todos deberíamos ser feministas; Sobre el Duelo. Una de sus lectoras, se descubrió al final del evento, es la vicepresidente Francia Márquez, quien propuso que el próximo año la FILBO tenga como invitado especial al continente africano.

“Muchas de nosotras le damos las gracias por habernos inspirado a seguir levantando la voz”, le dijo Márquez a Adichie al cerrar el acto. Contó que durante la pandemia, con la hoy ministra de Educación Aurora Vergara, mujer afrodescendiente del pacífico colombiano como ella, decidió hacer una especialización de escritura creativa. “Varias personas letradas manifestaron que nosotras no éramos capaces”, dijo la vicepresidenta, reconociendo el dolor que le generaron entonces esos comentarios. Las personas de identidades marginadas, reflexionó, muchas veces son vistas como personas con discapacidades, personas que no pueden narrar su propia historia.

“Y las mujeres afrodescendientes no quieren que nos narren”, dijo Márquez. “En mi infancia los textos que yo alcancé a ver no hablaban de que fuéramos un país con diferentes identidades”, continuó. La historia que encontró en libros de escuela fue “la historia de una nación hegemónica, una historia que no reconocía a la otra”.

Al pensar en Raíces, el tema de la FILBO, Márquez no se fue a la raza o al género, sino que empezó con algo más literal: las raíces de las plantas. “Las raíces las hay someras, profundas, ramificadas, en un eje central, tienen una vida y un ecosistema debajo de lo visible. Así también son las raíces de nuestra nación”, dijo la vicepresidente y líder ambientalista. Los migrantes, puso como un ejemplo, son personas con “raíces en desarrollo”, buscando un futuro mejor en su nueva tierra. Otros millones de personas víctimas de la guerra tienen “otras raíces que otros han pretendido desplazar, eliminar, y hasta negar”, añadió.

Así que la respuesta de Francia Márquez fue no, no hay nada parecido a la trinidad divina de la identidad colombiana. “Necesitamos una narrativa que nos ayude a construirnos como una identidad diversa”, insistió en la feria del libro. Porque no reconocer esa identidad diversa, añadió, “es lo que nos ha llevado a dolores y heridas profundas como sociedad”. Adichie la escuchó, asintió y abrazó a esa mujer que contaba su propia historia, ahora desde el poder.

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Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.

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