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Las disidencias de las FARC aceptan el alto el fuego que el ELN declinó

Uno de los dos grandes bloques disidentes, el Estado Mayor Central, se acoge al cese propuesto por el Gobierno y declara una tregua con el otro bloque, la Segunda Marquetalia, en el departamento de Nariño

Camila Osorio
Un miembro del Estado Mayor Central, de las antiguas FARC-EP, habla con personas del Comité Internacional de la Cruz Roja, el 28 de diciembre en Valle del Cauca (Colombia).
Un miembro del Estado Mayor Central, de las antiguas FARC-EP, habla con personas del Comité Internacional de la Cruz Roja, el 28 de diciembre en Valle del Cauca (Colombia).Cortesía (Comité Internacional de la Cruz Roja)

Cinco días han pasado desde que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció un cese al fuego bilateral con cinco grupos armados en el país, entre los que estaban la vieja guerrilla del ELN y dos bloques de disidencias de las extintas FARC: la Segunda Marquetalia y el Estado Mayor Central. El esperanzador anuncio fue rápidamente golpeado dos días después por el ELN, cuando desmintió al mandatario al señalar que nunca habían acordado un cese de hostilidades. Sin embargo, del lado de las disidencias de las FARC parece haber un acuerdo más sólido. Facciones vinculadas al llamado Estado Mayor Central han publicado un comunicado en el que toman “con gratitud la voluntad de paz del presidente Petro” y reiteran el cese de hostilidades.

Pero la tregua va más allá. La columna Urías Rondón, en el occidente colombiano y parte del Estado Mayor Central, publicó un mensaje en el que dice que no atacará a los grupos contra los que ha estado enfrentada en la zona. “Cesar hostilidades contra estos grupos como gesto de paz en favor de las comunidades”, dice el comunicado. En este caso se refiere a la Segunda Marquetalia, las disidencias encabezadas en la región por Iván Ríos. La decisión, explican, fue tomada después de un combate en el que resultó muerto un hombre indígena y otro resultó herido, en Casas Viejas-Llorente, en el departamento de Nariño. Como informó EL PAÍS, los enfrentamientos en la zona habían aumentado dramáticamente desde el pasado octubre entre las columnas de Urías Rondón e Iván Ríos, con un saldo de más de 5.000 personas desplazadas, muchas de ellas de la comunidad indígena Awá.

De acuerdo con el mapa nacional sobre la presencia de las disidencias de las FARC que presentó este jueves la Defensoría del Pueblo, esas facciones operan en 29 de los 32 departamentos, principalmente en Antioquia, Cauca, Nariño, Putumayo, Caqueta y Valle del Cauca. Sus acciones tienen características muy variadas en las distintas regiones, advierte la entidad, aunque destaca a dos organizaciones conformadas por al menos 23 estructuras. Por un lado, el Frente Primero o “los gentilianos” (por el liderazgo del fallecido Gentil Duarte), al que ahora el Gobierno se ha referido como el Estado Mayor Central. Este grupo se apartó del proceso que culminó con la firma del acuerdo de paz a finales de 2016, que consideró una traición. Y por otro, la Segunda Marquetalia de Iván Márquez, quien fue jefe negociador de las FARC con el Gobierno y decidió retomar las armas en 2019.

El Gobierno de Petro, en principio, ha tomado una actitud distinta frente a estos dos grandes bloques de disidencias. El decreto para el cese al fuego que se refiere al Estado Mayor Central habla de arrancar un “proceso de paz”. Esto indicaría reconocer el carácter político de la organización, como pasa con el ELN, la última guerrilla activa en Colombia. Mientras que el decreto de la Segunda Marquetalia habla de “sometimiento a la justicia”, lo que implicaría que, al igual que el Clan del Golfo, la mayor banda del narcotráfico, la reconocen como una organización de carácter criminal sin estatus político.

La actitud del Gobierno también ha sido muy distinta en los últimos meses frente a las dos corrientes disidentes. Mientras que con la Segunda Marquetalia los diálogos han sido lentos y herméticos, el alto comisionado para la Paz publicó una foto en septiembre cuando se reunió por primera vez con delegados del Estado Mayor Central en los llanos del Yarí. Desde entonces se hablaba de querer ambientar un cese al fuego bilateral, un desafío cuando los grupos armados no solo se enfrentan al Estado pero también entre sí. Ahora falta saber si la Segunda Marquetalia está dispuesta a hacer treguas con el Estado Mayor Central en zonas como Nariño.

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Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.

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