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El congresista Mauricio Toro: “Estoy siendo discriminado por ser un político gay”

El político ha sido recusado por considerar que su orientación sexual supone un conflicto de interés en su lucha por prohibir las terapias de conversión

Lucía Franco
congresista Mauricio Toro
El congresista Mauricio Toro, el primer congresista abiertamente homosexual en Colombia.RR. SS.

En Colombia, ser político y abiertamente gay es un reto. Lo sabe muy bien Mauricio Toro, el primer congresista abiertamente homosexual en el país. Su orientación sexual, explica por teléfono, le ha supuesto exponerse a amenazas de muerte y a discriminaciones de todo tipo. Siempre lo ha tolerado, asegura, porque entiende la importancia de que su comunidad esté representada en las administraciones públicas. Al fin y al cabo, se resigna, alguien tiene que dar la cara.

Este martes, sin embargo, durante el primer debate sobre el proyecto de ley que busca prohibir las terapias de conversión sexual en Colombia, el activista cristiano Jonathan Silva fue más allá. Pidió la recusación de Toro ante la Comisión de Ética bajo el argumento de que el congresista no puede presentar un proyecto que busca proteger la comunidad LGBTI. Al ser homosexual, argumenta Silva, Toro tiene un conflicto de interés en la cuestión. Por ahora, la recusación ha impedido que se lleve a cabo el debate. Para Toro, este acto en sí mismo ya constituye la enésima demostración de la homofobia que rige en Colombia. Asegura que es un acto de discriminación que no pueda debatir y votar en el congreso por ser gay.

Para Toro, bajo este argumento las mujeres congresistas no podrían presentar proyectos de ley que defiendan los derechos de las colombianas porque con ellas estarían buscando defender a una parte de la población de la que forman parte. Del mismo modo, los afrodescendientes no podrían velar por sus derechos, y lo mismo podría decirse de los pueblos originarios.

De hecho, según el gerente de campañas para América Latina en All Out, Andrés Forero Ordóñez, jamás en el Congreso se ha recusado a una mujer, a un afrodescendiente o a un campesino por defender su comunidad: “Solo hoy en este acto homofóbico se recusa a un hombre gay”. Se trata de un precedente histórico y peligroso, sostiene.

Además, razona el congresista Toro, si hay alguien que tiene un interés manifiesto en mantener las terapias de conversión es la Iglesia. Ciertas congregaciones, explica el político, cobran cantidades no precisamente menores por llevar a cabo unas mal llamadas terapias que no cuentan con aval científico alguno y que solo sirven para decir a hombres y a mujeres que no pueden sentir lo que sienten.

El proyecto de ley que se buscaba debatir y votar en el Congreso pretende acabar con las terapias de conversión que aún hoy en día son una realidad en el país. En Colombia, una de cada cinco personas LGTBIQ ha sido sometida a algún tipo de terapia de conversión, y entre las personas trans, una de cada tres, según un informe de la fundación Thomson Reuters.

Con estos datos, desde la organización internacional All Out lanzaron recientemente una campaña que ha recaudado 48.000 firmas pidiendo la prohibición de estas prácticas, y el partido de centro Alianza Verde, de la mano del congresista Mauricio Toro, llevó al Congreso el proyecto de ley que prohíbe explícitamente que cualquier persona ofrezca, publicite y practique una de estas terapias, así como buscar el lucro con ellas. Además, impide que se destinen fondos públicos para la práctica y promoción de las mismas.

Alberto de Belaunde, portavoz de OutRight International, explica que se han fijado en las experiencias en Ecuador y Argentina para elaborar el proyecto de ley. Forero Ordóñez, por su parte, denuncia que las terapias de conversión son una forma de tortura. “Lo mínimo que los Gobiernos deberían hacer es prohibirlas y castigar a quienes las ejerzan. Son prácticas que se basan en la idea completamente equivocada de que estas personas están enfermas”.

Sin embargo, la comunidad cristiana está en contra de la aprobación de esta ley. Este fin de semana, ha circulado en redes sociales un video del propio Silva explicando por qué esta ley no debería ser aprobada. “Es una ley que busca meter presos a evangélicos y psicólogos por hacer terapias, y además afecta a la patria protestad de las familias porque quienes quieran cambiar la orientación sexual de sus hijos con terapia no lo van a poder hacer”, sostiene. En el video Silvia afirma que por esta ley los pastores pueden ir presos por asesorar este tipo de terapias. “Esta es una persecución contra la Iglesia y la fe”, concluye en una grabación que se ha extendido estos últimos días por Instagram.

“Mauricio Toro tiene un interés particular, real, directo y actual, y por lo cual debe declararse impedido porque presentó un proyecto que solo favorece una minoría donde él está incluido y discrimina a quienes no tienen su misma orientación sexual”, afirma la recusación de Silva en el Congreso. Son palabras que han herido a Toro lo suficiente como para que el político haya asegurado que va a demandar a Silva por difamación, injuria y calumnia. Antes, habrá que esperar a ver cómo se resuelva la recusación y que la oposición convoque una sesión antes del 20 de junio para que se debata y se vote la aprobación o no del proyecto. Una batalla más en la lucha que libra Colombia desde hace décadas contra la homofobia.

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Sobre la firma

Lucía Franco
Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Anteriormente colaboró en EL PAÍS Madrid y El Confidencial en España. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster de periodismo UAM-EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.

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