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Triunfante marcha hacia el patíbulo

El checo Navara mezcla su excepcional talento con la osadía para firmar una partida de las que nunca se olvidan

Leontxo García

A ningún aficionado le extrañaría que la partida de este vídeo se hubiera jugado en Viena 1815 en lugar de Biel 2015, porque el estilo y nivel de riesgo de su ganador, el checo David Navara (Praga, 1985), es mucho más propio de la época romántica del ajedrez que del siglo XXI. Pasea voluntariamente a su rey hacia el patíbulo porque su intuición le dice no solo que no morirá, sino que incluso puede triunfar, como de hecho ocurre. Hay dos o tres momentos en que su rival, el fortísimo polaco Wojtaszek, podría haber arrancado un empate, pero ninguno en el que pudiera ganar.

Es decir, la intuición de Navara era muy acertada. ¿Pero qué es la intuición en ajedrez? En parte, es la memoria del inconsciente: el jugador no es consciente de que en algún lugar de su cerebro se alojan los recuerdos de miles de partidas o posiciones que vio, jugó o estudió a lo largo de su vida. Pero es probable que haya otra parte genética, un olfato especial para comprender la esencia del ajedrez. Navara lo tiene, sin duda, con independencia de que además sea muy valiente.

Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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