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Un 26% de los judíos europeos dice haber sufrido acoso por su religión

La encuesta global de la UE sobre antisemitismo revela que la situación ha empeorado

Guillermo Altares
Ceremonia en memoria de las víctimas del atentado de Bruselas.
Ceremonia en memoria de las víctimas del atentado de Bruselas.STEPHANIE LECOCQ (EFE)

El 26% de los judíos europeos dice haber sufrido algún tipo de acoso, verbal o físico, en los últimos 12 meses, según una encuesta sobre antisemitismo que la Agencia Europea para los Derechos Fundamentales (FRA), un organismo de la UE, presentará este viernes a los ministros de Justicia e Interior de los 28 reunidos en Luxemburgo. Un 4% de los encuestados dice haber sido agredido por su religión durante el año anterior al sondeo. Los resultados de la encuesta, la segunda de este tipo que realiza la FRA en los ocho países que albergan al 80% de la población judía europea sobre una muestra de 5.847 ciudadanos mayores de 16 años, cobran especial relevancia porque se producen después del asesinato de cuatro personas en el Museo Judío de Bruselas, el pasado 24 de mayo.

El FRA, que tiene capacidad para hacer recomendaciones a la Comisión Europea, presentó el pasado noviembre su primer informe sobre la percepción del antisemitismo por parte de la población judía de estos ocho países (Alemania, Bélgica, Francia, Hungría, Italia, Letonia, Suecia y Reino Unido). Los nuevos datos, que adelanta este diario, muestran que la situación ha ido a peor en los últimos siete meses. El número de personas que dicen haber sufrido acoso ha pasado de 21% a 26% mientras que las agresiones se han doblado desde el 2% de noviembre hasta el 4% actual. Un 23% de los encuestados asegura evitar “ocasionalmente” lugares relacionados con los judíos porque no se sienten seguros, mientras que uno de cada diez asegura haber sufrido discriminación laboral.

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Estos nuevos datos llegan en un momento especialmente preocupante. El pasado viernes fue detenido en Marsella Mehdi Nemmouche, un francés de 29 años que había combatido como yihadista en Siria. La fiscalía le acusa del asesinato de cuatro personas –tres han muerto y una cuarta se encuentra en muerte cerebral– en el Museo Judío de Bruselas. El perfil de Memmouche se parece mucho al de Mohamed Merah, nacido en la periferia de Toulouse, que en 2012 asesinó a cuatro judíos en la puerta de un colegio hebrero. Merah, que murió acribillado en su casa en la que se había atrincherado y que había pasado por Afganistán, había asesinado antes a tres militares franceses. Como relató el diario Le Monde, llegó a agarrar por los pelos a una niña judía que trataba de huir para dispararle una bala en la cabeza. Pocas horas después del atentado de Bruselas, dos judíos recibieron una paliza cuando salían de la sinagoga en Créteil, en los alrededores de París.

Los ataques de Bruselas y París se produjeron un día antes de las elecciones europeas en las que partidos que no han ocultado su antisemitismo, o que incluso han hecho bandera del odio, como el griego Aurora Dorada o el húngaro Jobbik, entraron en la Eurocámara. En Francia, el partido más votado, con un 26%, fue el ultraderechista Frente Nacional, aunque en los últimos tiempos se ha distanciado del antisemitismo de su fundador, Jean-Marie Le Pen, padre de la actual líder, Marine Le Pen, y que fue reelegido eurodiputado. Le Pen padre ha sido condenado varias veces por incitación al odio y por negar el Holocausto, la última en 2008 a tres meses de prisión y una multa de 10.000 euros por decir que la ocupación nazi de Francia "no fue tan inhumana".

Según el Centro Moshe Kantor de la Universidad de Tel Aviv, que mantiene una base de datos actualizada sobre el antisemitismo, Francia es el país europeo que más incidentes ha padecido en 2012 y 2013. Con medio millón, tiene la segunda población judía más importante fuera de Israel, tras EE UU. En los ocho países donde se realizó la encuesta, viven en torno a un millón de judíos.

Henri Nickels, investigador de la FRA que ha participado en la coordinación de las dos encuestas, no quiere valorar si la situación ha ido a peor en los últimos años, aunque asegura que los últimos datos demuestran que "sí ha ido a peor". “No me parece el ángulo adecuado. Para mí la pregunta correcta es: ¿sigue siendo una realidad en Europa? Sin duda: es un problema y necesitamos enfrentarnos a él”, afirma. Los crímenes de Toulouse y Bruselas, asegura, son una demostración de que la forma más violenta, terrible y extrema de antisemitismo ha regresado a Europa.

En España, el antisemitismo es una forma de racismo menos difundida que otras si se tienen en cuenta el número de denuncias y las estadísticas de la Secretaria de Estado de Interior, aunque esto se explica también porque la comunidad judía, unas 45.000 personas, es muy pequeña. Sin embargo, la explosión de odio que se desató en Twitter tras la derrota en baloncesto del Real Madrid ante el Maccabi de Tel Aviv, con un diluvio de mensajes nazis y antijudíos el 18 de mayo, ha activado muchas alarmas. Interior registró 1.172 delitos de odio en España en 2013: la mayoría estaban relacionados con la orientación sexual de las víctimas (452 casos), racismo (381), discapacitados (290), creencias religiosas (42), antisemitas (3), y contra mendigos (4). Los tres casos de antisemitismo están relacionados con la difusión del odio a través de Internet.

“No es la expresión más importante de la delincuencia de odio en España, pero está ahí. Los tweets de la noche del Maccabi dan una nueva perspectiva al problema”, asegura el fiscal Miguel Ángel Aguilar, coordinador de la fiscalía de delitos de odio y discriminación de Barcelona. “Lo visto en Twitter es tremendo”, señala Nicolás Marugán, director del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobía. Mauricio Toledano, secretario general de la Federación de Comunidades Judías de España, asegura que el estallido de odio en las redes sociales la noche del partido “es una manifestación de lo que está ocurriendo”.

Sin embargo, tanto el fiscal Aguilar como Nicolás Marugán destacan que, ahora mismo, la islamofobia es un problema mucho más extendido en España que el antisemitismo, aunque Marugán aclara que el hecho de que no se denuncien no significa que no existan “porque hay muchos hechos que quedan sumergidos por la llamada victimización secundaria”, el miedo a represalias. “El antisemitismo español es singular porque la mayoría de los españoles no conocen a un judío y, en muchos casos es herencia del pasado (la expulsión y la inquisición)”, explica Lidia Lerner, la investigadora que se ocupa de España dentro del Centro Moshe Kantor de la Universidad de Tel Aviv, que gestiona una base de datos sobre antisemitismo en todo el mundo.

Un informe de la Liga Antidifamación, una organización judía con sede en EE UU, situó a España como el tercer país europeo con mayor porcentaje de habitantes que muestra prejuicios antisemitas (un 29%), por detrás de Grecia (69%) y Francia (37%). Esto se explica, según diferentes expertos consultados, porque los prejuicios antisemitas han echado raíces en muchos rincones de la sociedad. “En España hay una cultura antijudía tradicional, algo que se refleja por ejemplo en el lenguaje y en la cultura popular”, asegura el profesor de la Universidad Complutense Gonzalo Álvarez Chillida, autor de El antisemitismo en España. La imagen del judío 1812-2002.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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