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Barcelona abre el primer prostíbulo de muñecas de silicona de España

Los clientes pueden mantener relaciones sexuales con una figura hiperrealista por 80 euros la hora

Alfonso L. Congostrina
Una de las muñecas de goma del prostíbulo.
Una de las muñecas de goma del prostíbulo.

El pasado viernes abrió en Barcelona el primer prostíbulo de muñecas hinchables de España, un negocio arraigado en países como Japón. Los objetos de deseo en cuestión son las llamadas Sex Doll, la evolución de las tradicionales y fetichistas muñecas hinchables, convertidas ahora en una especie de maniquíes hiperrealistas construidos con los más avanzado polímeros y cauchos. Las muñecas en cuestión están equipadas con curvas más o menos pronunciadas, a gusto del consumidor, y con tres orificios. Su precio en el mercado puede superar los 6.000 euros.

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El prostíbulo de muñecas ha sido bautizado como Lumidoll. Un nombre compuesto entre el sustantivo que se utiliza, en jerga, para denominar a las prostitutas, lumis, y doll que en inglés significa muñeca. La recepcionista de la primera agencia de Sex Doll de España lamenta que puede proporcionar muy poca información del negocio. Aun así, asegura que todavía no puede valorar cómo ha sido recibida la novedad entre los clientes de este tipo de fetichismo sexual, ya que el negocio no lleva suficiente rodaje.

Lumidoll ofrece, por el momento, los supuestos servicios sin límites de cuatro Sex Doll. Las tarifas están marcadas por periodos de tiempo. La hora con una muñeca cuesta 120 euros (hay una oferta de lanzamiento a 80 euros), la hora y media cuesta 150 euros (100 euros durante la oferta promocional), y dos horas 170 euros (120 en oferta).

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Una de las grandes preguntas es la higiene de las muñecas. El prostíbulo asegura que antes y después de cada servicio las desinfecta “con jabones especiales antibacterias”. Aun así, recomiendan el uso de preservativos que la propia empresa proporciona. Para los servicios se pide cita por adelantado, donde el cliente indica cómo desea que vaya vestida la muñeca.

 ¿Una nueva competencia?

Conxa Borrell, presidenta de la Asociación de Profesionales del Sexo (Aprosex), está convencida que este nuevo negocio no hará la competencia a la prostitución tradicional: “Las sex doll no van a sustituirnos, cumplen su función como fantasía pero no amenazan nuestra profesión”. Borell considera que “cumplir fantasías es muy sano y las muñecas están en las fantasías de mucha personas”. La presidenta de Aprosex asegura que Japón “nos lleva tres vidas de ventaja a la hora de cumplir fantasías” y confirma que las sex doll serán un auténtico complemento “porque habrá clientes que querrá tener una prostituta, una muñeca u otro tipo de fantasías”.

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