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El PP cuenta con el apoyo del PSOE tras el 26-J si Sánchez pierde

Los populares trabajan con la idea de que en otras elecciones se repitan resultados y el nuevo líder socialista sea más flexible

Javier Casqueiro
Rajoy y Rivera en el Congreso de los Diputados.
Rajoy y Rivera en el Congreso de los Diputados.A. COMAS (REUTERS)
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El PP, Mariano Rajoy y su Gobierno en funciones defienden en público que no quieren llegar a otras elecciones el 26-J pero no solo trabajan ya con ese único escenario sino que cuentan con que los partidos repitan sus actuales apoyos parlamentarios y no tengan más remedio entonces que flexibilizar sus posiciones. El PP aguarda a que tras la nueva consulta a las urnas el PSOE sea más proclive a permitir un Gobierno de Rajoy con Ciudadanos aunque con un liderazgo diferente al de Pedro Sánchez si el secretario general socialista vuelve a perder.

La vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, y los demás dirigentes nacionales del PP que comparecieron este martes en público, se afanaron en intentar lanzar el mensaje de que Rajoy no cejará en su proyecto, esbozado el 21 de diciembre pasado, de lograr un Gobierno de gran coalición con el PSOE hasta el final, hasta el último minuto posible, para evitar otras elecciones, que se consideran teóricamente un fracaso político.

La idea en vigor entre los dirigentes populares y el entorno de Rajoy en La Moncloa se sostiene en que ahora hay que esperar a que la reunión tripartita de este jueves entre PSOE, Ciudadanos y Podemos fracase, no prospere ni tenga continuidad, y dejar para la semana que viene que el presidente en funciones llame a Sánchez y le proponga una reunión, si es necesario e imprescindible también con Ciudadanos.

Ese es el plan a del PP mientras pasa el tiempo y se enzarzan todos los partidos en fijar quién es el responsable final de la convocatoria inevitable el 3 de mayo de las elecciones. El PP piensa y planifica ya todo en función de esas elecciones y de su hipotético resultado.

Maroto apunta hacia Santamaría como la filtradora

J. C.

“Sé perfectamente dónde se produce la conversación, que las fuentes son las que son (...), pero, a pesar de tener esa información, la sintonía en lo personal, en lo ideológico y en lo generacional eso también se produce. Hay sintonía, hemos trabajado juntos, mucho”. Así se refirió este martes en Antena 3 el vicesecretario del PP de Sectorial, Javier Maroto, al comentar el origen de las divergencias entre La Moncloa y los nuevos responsables del partido. Y Maroto agregó: “Lo digo desde la convicción, el cariño y el respeto a una vicepresidenta [Soraya Sáenz de Santamaría] que hay que defender y yo lo quiero hacer”. Maroto defendió que en el PP hay “unidad, que no uniformidad” y apuntilló: “El día que no pueda decir lo que pienso ya no será mi casa y me marcharé”. Miembros de la dirección nacional del PP le reconvinieron luego a Maroto casi en broma y dejándole por imposible que es demasiado sincero.

Rajoy y los máximos dirigentes del PP han discutido en alguno de sus comités de dirección sobre qué podría pasar en esos comicios, qué opciones le quedarían entonces a los principales líderes y partidos y cuál sería su comportamiento. “Estamos seguros de que la actitud del PSOE tendría que ser otra si fracasan ahora, después de los dos intentos frustrados de investidura de Sánchez, y si tampoco obtienen un mejor resultado en otras elecciones: en primer lugar porque su propio partido le va a exigir responsabilidades, y seguramente cambiarían de líder, y luego porque todos tendríamos que demostrar otra actitud”, concluye uno de los vicesecretarios nacionales del PP. Cuando los altos cargos populares dicen que “todos” tendrán que cambiar sus imposiciones de bloqueo se refieren también a su propio partido y a Podemos, pero sobre todo apuntan hacia el PSOE, que es el socio imprescindible.

Los dirigentes del PP quieren pensar en estos momentos que una retirada de Rajoy entonces aún sería inviable pero aceptan que si los datos del 26-J condujeran a otro bloqueo como el vigente tendrían que sentarse “los cuatro” partidos en una suerte de nuevos Pactos de La Moncloa e imponerse “alguna solución”.

Las encuestas del 26-J

El PP baraja en realidad que si se vuelven a convocar elecciones el 26-J y los partidos obtienen una representación similar, sin poderse fraguar otra vez una alianza clara, el PSOE entrará en crisis, convocará un congreso para buscar otro líder y entonces Rajoy obtendrá una respuesta más receptiva a su gran coalición. Los populares rechazan que en ese momento nadie internamente se vaya a atrever a exigir algún movimiento o retirada del propio Rajoy, especialmente si el PP vuelve a ganar, quedar primero y en el entorno de los 123 escaños actuales. Tampoco cree la dirección popular que se vaya a producir ningún debate ni discusión interna ni ninguna dilación para fraguar un pacto si tras las elecciones del 26-J el PP y Ciudadanos sí lograran rebasar la barrera de los 176 diputados que marcan la mayoría absoluta y que le conceden ahora algunas encuestas.

Los populares aún no han encargado encuestas propias pero sí han estudiado al detalle los sondeos que publican los diferentes medios de comunicación. El panorama ante el 26-J no cambia demasiado al dibujo de escaños que ha llevado a la situación de bloqueo actual. En algunos aspectos no varía prácticamente nada, aunque en el PP aún opinan sin ninguna base demoscópica fiable que Ciudadanos acabará pagando al final sus “coqueteos políticos y sus pactos con el PSOE”. Ese será uno de sus ejes fundamentales para la próxima campaña de Rajoy, aunque con un reparto de papeles

Los ataques a Ciudadanos

El líder obviará la línea dura y dejará las arremetidas contra Rivera a otros responsables del partido y del Gobierno.

El PP se volcará en la campaña electoral en recordar las promesas que hizo en las pasadas elecciones Ciudadanos sobre que apoyaría a la lista más votada y sobre que no entraría en ningún Gobierno que no encabezara ni aportaría ministros a ese tipo de Ejecutivos de otra formación. Los populares calculan que 2,5 millones de electores de los 3,5 que votaron a Ciudadanos el 20-D proceden del desencanto en sus filas y aventuran que la mayoría o una gran parte volverían a votarles tras comprobar que el partido de Albert Rivera no es de fiar. El PP obtuvo en diciembre pasado 123 diputados con apenas un 28% de los votos (7,2 millones y casi cuatro millones menos que en 2011).

El listón ahora se está ubicando en el 30% de las papeletas y cerca de los 130 sillones en el Congreso. Todos los sondeos dan a Ciudadanos una tendencia al alza sobre sus 40 parlamentarios, aunque en el PP recuerdan que ese optimismo también se observó en sus sondeos antes de las pasadas elecciones y luego se hundieron durante la campaña.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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