Los ‘errejonistas’ reprueban las formas de Iglesias con el PSOE
El sector del 'número dos' defiende la vuelta a la transversalidad ideológica y quiere convertir a Podemos en un partido federal
El conflicto entre errejonistas y pablistas, que mantiene al número dos de Podemos, Íñigo Errejón, en silencio de protesta desde hace diez días por la destitución del secretario de Organización y hombre de su confianza Sergio Pascual, ha hecho aflorar sus diferencias de proyecto, que abarcan discrepancias políticas y del modelo de partido. El sector de Errejón discrepa de cómo ha dirigido Pablo Iglesias la negociación con el PSOE y defiende la vuelta a la transversalidad ideológica. En lo orgánico, quieren convertir a Podemos en un partido federal.
El sector cercano a Errejón considera que Iglesias se ha equivocado en la manera en la que ha llevado las conversaciones con el PSOE para formar Gobierno, porque ha perjudicado la negociación con un tono y unas formas alejadas de su pretensión de pactar con los socialistas un Ejecutivo. La intervención del secretario general en el debate de investidura de Pedro Sánchez es el mejor ejemplo de ello. Iglesias lanzó mensajes muy duros contra el PSOE, mientras decía tenderles la mano para gobernar juntos. “Ustedes solos no son de fiar”, les dijo, “cualquier día los trabajadores les piden que entreguen la S y la O del PSOE”, y el más crudo, que provocó que Errejón se revolviera en su escaño al escucharlo: “Su partido fue también el partido del crimen de Estado, tienen manchado su pasado de cal viva”, aseguró Iglesias en referencia a los GAL.
Los errejonistas ven esa posición del secretario general “inconsistente”. “No se puede sostener que quieres ir a un Gobierno a la valenciana [en referencia al Ejecutivo del PSOE y Compromís apoyado por Podemos en la Comunidad Valenciana] y a la vez decir cosas como la de la cal viva”, explica un dirigente. “El PSOE no quiere gobernar con nosotros, los detalles son cruciales”, lamentan. El sector del número dos cree que “el tono y las formas tienen que estar ajustadas si quieres demostrar entendimiento”. Y en eso ha errado Iglesias. “Sin las formas adecuadas se bloquea la posibilidad de negociación”, reprochan.
Podemos y el PSOE llevan en un tira y afloja los tres meses desde las elecciones. No se sentaron a negociar en la llamada mesa a cuatro de las formaciones de izquierdas hasta 63 días después de los comicios, y Podemos se levantó de la mesa solo dos días después, porque entre medias se firmó el acuerdo con Ciudadanos. El líder del PSOE y el de Podemos se han citado el próximo miércoles día 30 para reabrir el diálogo, cuando falta apenas un mes para el límite del acuerdo
La relación con el PSOE y la disputa de su hegemonía en la izquierda es uno de los debates cruciales en el partido de Iglesias, que sí dice tener claro y estar unido en el rechazo a una posible abstención al pacto que Pedro Sánchez suscribió con Ciudadanos. No está ahí la diferencia, sostienen unos y otros, sino en cómo seducir al PSOE para llegar a un acuerdo y, en términos electorales, a sus votantes. “A los electores del PSOE no se les seduce por lo que hicieron mal hace 30 años, son otras cosas las que les importan”. Al mismo tiempo, en el juego del culpable que se dirimirá si hay comicios, los errejonistas creen que hay que ser muy “cuidadosos” para que no se atribuya a Podemos los costes de la repetición electoral.
En el seno del partido se discrepa también sobre si Podemos tiene que virar a la izquierda o mantener la transversalidad ideológica. Sobre esa “polémica” escribe el coordinador de la Secretaría Política de Errejón, Rodrigo Amírola. En un artículo publicado ayer en el Instituto25, la fundación del partido, explica que una parte ha considerado que el éxito de Ciudadanos obliga a "reideologizarse". Él lo rechaza: “Podemos tocó una tecla social muy precisa y sería un retroceso olvidar la lección”, advierte.
Un Podemos federal
El modelo de partido será el otro campo de batalla. Los errejonistas quieren hacer cambios organizativos tan profundos que implicarían una modificación de los estatutos de Podemos, lo que solo puede hacerse con una nueva Asamblea Ciudadana como la fundacional de Vistalegre. No obstante, no los plantearán, en principio, hasta que no se resuelva el Gobierno o, en su defecto, las elecciones. Antes están expectantes a los cambios organizativos que proponga el designado nuevo secretario de Organización, Pablo Echenique, al que Iglesias ha encargado una propuesta, que deberá presentar en el Consejo Ciudadano (máximo órgano de dirección) del próximo día 2. Echenique cree que sí tiene flexibilidad dentro de los estatutos actuales, aunque en el medio plazo también considera necesario un Vistalegre dos. Iglesias tampoco lo descartó en la rueda de prensa en la que le presentó como su elegido para la “nueva época” de Podemos.
Fue Errejón quien definió las líneas maestras de Podemos en Vistalegre, y es él mismo y los suyos quienes creen que el modelo de partido resultante es demasiado vertical, con amplios poderes para el secretario general y con poco espacio para la crítica y el disentimiento. Y en el que los territorios apenas tienen peso orgánico. Los errejonistas quieren ir a un modelo federal, al estilo del PSOE, descentralizando competencias y con un órgano específico territorial. “Se trataría de avanzar en (...) la preeminencia de una construcción orgánica más lenta frente a las premuras del ciclo electoral. En ese contexto, encajan, por ejemplo, las reivindicaciones de 'federalizar Podemos' y de aumentar la fortaleza de la organización por abajo, haciéndola más estable, renovando estructuras orgánicas obsoletas y buscando un encaje en el nuevo diseño institucional a los círculos”, escribe Amírola.
El debate en Podemos es profundo y tendrá que abordarse en el medio plazo. De momento, el secretario Político aún no ha roto su silencio. En principio, Errejón debería comparecer como portavoz parlamentario en la Junta de Portavoces del próximo martes. Fuentes cercanas al dirigente aseguran que aún no ha decidido si lo hará.
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