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El PP pide “calma” a sus diputados si se ven “acosados” por los ciudadanos

Alfonso Alonso les escribe que denuncien “cualquier situación de amenaza”

Francesco Manetto
Afectados por la Hipoteca, en un acción frente a la casa de González Pons.
Afectados por la Hipoteca, en un acción frente a la casa de González Pons.MÒNICA TORRES

Cuestionada internamente y en la calle, la cúpula del PP sabe que el partido está viviendo uno de los momentos más delicados desde su fundación. La popularidad de la formación cae en picado, incluso entre sus electores. Tras un año de recortes presupuestarios, el caso Bárcenas estalló como una bomba incontrolada y sumió en un laberinto a sus máximos responsables. El desempleo sigue por encima de los cinco millones, la corrupción ya es la segunda preocupación de los ciudadanos, mientras se multiplican las protestas de los afectados por las participaciones preferentes y las víctimas de los desahucios.

La situación es complicada y, bajo muchos aspectos, no tiene precedentes, reconocen en el PP. Pero los repetidos episodios de acoso, algunos públicos —incluida la polémica protesta o escrache de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca frente al domicilio del vicesecretario de Estudios y Programas, Esteban González Pons—, han hecho saltar todas las alarmas internas. Los dirigentes y los diputados del partido no están dispuestos a tolerar “amenazas” y quieren dejar claro que, aunque mantendrán la calma, denunciarán los hechos. Este es el mensaje que traslada el portavoz en la Cámara baja Alfonso Alonso, en una carta dirigida a los parlamentarios populares a la que ha tenido acceso EL PAÍS.

Las manifestaciones a domicilio de la PAH han disparado todas las alarmas

La dirección pide “calma”. No quiere que los cargos del partido “caigan en provocaciones ni que cedan a presiones injustas”. “Quiero que no olvides que existe también una mayoría de españoles… que nos exige que mantengamos el compromiso y la ejemplaridad en el servicio a nuestro país”, escribe Alonso, que invita además a mantener la entereza: “Te animo a que no cejes en esta labor y que ante cualquier situación de amenaza mantengas la calma e informes inmediatamente a la dirección del Grupo Parlamentario Popular para adoptar las medidas legales oportunas”.

El PP, que desde el momento en que el Gobierno de Mariano Rajoy empezó a legislar trata de conjurar el desgaste aferrándose a la herencia recibida, se escuda en la frase repetida en varias ocasiones por el jefe del Ejecutivo: “No quedaba otra alternativa”. A pesar de eso, el portavoz en el Congreso de los Diputados admite que la tarea de los dirigentes populares “no está siendo fácil en algunos casos debido al desasosiego, las críticas y la incomprensión que en algunas ocasiones” reciben. No obstante, Alonso considera que hay un límite. “Últimamente algunos de nuestros compañeros han sufrido situaciones de acoso que no debemos pasar por alto; no solo porque atentan contra el respeto personal que cada uno merece, sino pretenden coaccionar el libre ejercicio democrático de nuestra responsabilidad”.

El partido admite que cunde el “desasosiego” interno y en la sociedad

El Gobierno también se pronunció al respecto y recordó el viernes que “respeta los derechos que tiene cada ciudadano a expresar su opinión, pero los derechos no son ilimitados (...) El derecho de uno acaba cuando empieza el derecho del otro”, manifestó la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, al hacer un “llamamiento a la cordura”.

Los populares insisten en que no pretenden defenderse de la calle, a la que, aseguran, quieren escuchar. “Defendemos la esencia de la democracia liberal y del sistema representativo”, señala la misiva antes de añadir: “Y lo hemos de hacer también enfrentados a minorías cuya herramienta de presión es la demagogia y la coacción”.

Frente a las amenazas, tolerancia cero. Esta es, en definitiva, la postura de la dirección del PP; un planteamiento que encuentra apoyos también en la oposición en virtud de que los diputados son “los representantes de los ciudadanos y el canal imprescindible y necesario para que sus demandas tengan voz en este Parlamento”.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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