Xavier Bonilla: Política y humor son un “matrimonio inevitable”
El caricaturista acude a la CIDH a denunciar el “hostigamiento” del Gobierno de Ecuador a la libertad de expresión
Para el caricaturista Xavier Bonilla, Bonil, sancionado por la nueva ley de medios de Ecuador, la política y el humor forman “un matrimonio inevitable, en donde los gritos de los cónyuges los escucha siempre todo el barrio, y se divierte”. Los dos, sostiene, “siempre han estado y van a estar de la mano, porque el humor es una defensa respecto de los abusos que los ciudadanos viven respecto de los políticos y del poder, es una manera de resistir”.
En su país, sin embargo, esta forma de resistencia está en peligro debido, en buena parte, a la Ley de Comunicación aprobada hace dos años por el Gobierno de Rafael Correa, según han denunciado este martes el caricaturista y varios colectivos de periodistas ecuatorianos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
“¡El humor es hoy motivo de persecución, de control inquisitorial, de interrogatorio!”, ha exclamado Bonil, quien ha recordado el acoso que sufren los que también realizan bromas sobre Correa o su Gobierno por las redes sociales, como sucedió con el personaje Crudo Ecuador, que cerró su cuenta de Twitter en febrero, después de haber recibido amenazas a través de Internet. “Antes, la misión legítima de un tuitero era que lo sigan muchos, ahora la aspiración es que no lo persigan”, lamenta.
La CIDH ha celebrado más de media docena de audiencias sobre la libertad de expresión en Ecuador en los últimos cinco años. El Gobierno ecuatoriano, uno de los más críticos con la Comisión y, en especial, con su Relatoría para La Libertad de Expresión, dejó de acudir a dar réplica en el organismo en 2013. "Una lástima", han considerado -una vez más- los comisionados este martes. “Habría sido deseable y muy importante contar con la presencia del Estado para también poder tener sobre la mesa su perspectiva”, ha recordado el comisionado José de Jesús Orozco. La decisión de Quito de ausentarse causa que las acusaciones de los comunicadores no tuvieran réplica oficial. Y estas han sido graves.
Un total de 254 agresiones contra la prensa -decisiones judiciales y administrativas “arbitrarias” en aplicación de la Ley de Comunicación, agresiones verbales o censura- en 2014. Eso supone un 46% más que el año anterior, ha puntualizado César Ricaurte, de Fundamedios. Una tendencia que además “no se detiene”, ha alertado. Según Fundamedios, entre enero y febrero de este año se registraron 46 nuevos ataques contra la prensa, “el periodo de más agresiones directas contra la prensa”, ha subrayado Ricaurte.
La Relatoría para La Libertad de Expresión ha manifestado en varias ocasiones sus reservas a la Ley de Comunicación ecuatoriana, temerosa, entre otros, de su posible “efecto intimidatorio” ante la prensa. A dos años de su entrada en vigor, los comunicadores que acudieron a la Comisión con sede en Washington aseguraron que esos temores estaban fundados. El panorama de la prensa en Ecuador está marcado por el debilitamiento empresarial de los medios y la “autocensura” de los periodistas, temerosos de sanciones, ha denunciado Vicente Ordóñez, de la Unión Nacional de Periodistas.
“El Gobierno hace alarde de que no hay periodistas presos en el país, claro, ese nunca fue su objetivo, porque causaría vergüenza internacional. Lo que busca es someter a la prensa”, ha lamentado. “¿Qué periodismo puede prosperar con medios perseguidos, cerrados, en proceso de quiebra? ¿Qué periodistas podemos trabajar libremente con juicios pendientes, y con censores en las salas de redacción? ¿Qué ciudadano se atreverá a dar su opinión en las redes sociales cuando sea obligado a revelar su identidad?“, ha preguntado.
El problema, ha acotado Bonil, va más allá de un eventual desacuerdo entre Gobierno y comunicadores. “El hostigamiento a la libertad de expresión es desde hace tiempo un problema no solo de los medios, sino fundamentalmente de los ciudadanos” que no tienen acceso a una información completa y que además pueden llegar a temer expresarse en redes sociales, ha afirmado. Con un agravante añadido, ha recordado el caricaturista: “Risa e iras en español tienen las mismas letras. Quienes escogen la primera lo hacen para defenderse. Los que escogen la segunda, quieren la reelección indefinida”.
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