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Comemos como somos

En la mesa afloran modales, prejuicios y pasiones. Los comedores escolares pueden ser aulas, o sacar los instintos más primarios

Andoni Luis Aduriz
Conejo con sabayón.
Conejo con sabayón.Óscar Oliva

Debe de existir una razón sociológica que explique por qué en cuanto el ser humano ve una cola, siente una irrefrenable necesidad de ponerse en ella. Quizá la sensación de no sentirse el último o no perder ese algo que se encuentra al final de la misma esté tras dicha pulsión. Ese comportamiento se puede apreciar en la temporada de rebajas. También pasa en los embarques de los aviones, en los que, aun disponiendo de asiento numerado, la concurrencia deja aflorar su nerviosismo e incluso sus malos modales.

Sin embargo, donde la histeria colectiva de las colas adquiere un grado digno de estudio es en los bufés de los hoteles. Da igual el lugar del mundo en el que esté, la idea de mezclar competencia y comida animaliza al ser humano hasta el punto de sacar de él los impulsos más primarios. No importa tanto ni el cómo ni el qué se coloque en el plato. Apremia el cuánto y la celeridad con que se haga, aunque luego la mitad de la comida se deseche. Esa locura general induce a luchar por un zumo de bote malo y rivalizar por conseguir una tortilla reseca. En estos comederos se ven niños con cuatro donuts en un cuenco cruzándose con señores que apilan langostinos sobre unas salchichas que a su vez descansan sobre una terrina de salmón que se apoya en un supuesto ­sushi. Me pregunto si toda esa ansia colectiva busca rentabilizar la inversión económica realizada o, como diría el sociólogo Jean-Pierre Corbeau, “exorcizar el hambre e identificarse con los modelos de éxito social”.

En cualquier caso, pone en entredicho la conocida frase “somos lo que comemos”. Lo que comemos nos ayuda a ser, y en el ser está nuestra capacidad de tomar decisiones y actuar de una forma u otra, y por tanto, comer de una u otra manera. Lo que evidencia más bien esa realidad es que “comemos como somos”. Y es que en la mesa se descubre mucho de nosotros. Frente a la comida afloran nuestras pasiones y miedos, debilidades y perjuicios, conocimientos y modales. Por eso no es ninguna tontería plantearnos cómo son los comedores escolares. ¿Son un aula más donde se enseña a estar, compartir, se educan el gusto, los buenos hábitos alimenticios y la tolerancia? O, por el contrario, ¿son meros comederos para pequeños humanos como lo son los bufés para los adultos? Es posible que dentro de unos años, a la entrada de estos comederos, se obligue a colocar mensajes de advertencia como los que se muestran en los paquetes de tabaco: “Los bufés pueden provocar ansiedad”, “Los bufés pueden revelar su lado más animal” o “Los bufés pueden ocasionar que coma usted en exceso”.

Conejo con sabayón

Ingredientes

Para 4 personas

Para la carne

  • 1 conejo

Para el marinado

  • 200 mililitros de brandi
  • 200 mililitros de anís seco
  • 50 gramos de pimienta negra molida

Para el sabayón (postre de origen italiano)

  • 8 yemas de huevo
  • 50 gramos de pasta de ajo
  • 5 mililitros de cava
  • 1 limón
  • Sal
  • Pimienta
  • Hierbas anisadas

Instrucciones

1. El conejo

Deshuesar el conejo y sujetar la carne formando un hatillo. Sazonar.

2. El marinado

Mezclar los alcoholes y la pimienta. Sumergir el conejo en esa combinación llamada marinada y dejar reposar en la nevera durante 12 horas. Retirar de la marinada. Marcar en una plancha o sartén bien caliente por todos los lados. Colocar en una bandeja honda con un centímetro de la marinada y cocinar en el horno aproximadamente durante 20 minutos.

3. El sabayón

Para elaborar esta crema dulce de origen italiano, mezclar en un baño María las yemas con la pasta de ajo, un chorrito de jugo de limón y el cava. Batir con varillas hasta conseguir una espuma ligera. Salpimentar. Reservar.

4. Acabado y presentación

Sacar el conejo del jugo de cocción y quitarle el hilo que lo ata. Cortar una porción y servirlo con una cucharada de sabayón. Quemar con soplete. Terminar con las hierbas anisadas.

El conejo

La de conejo es una carne magra con baja proporción de grasa. Resulta rica en proteínas de alto valor biológico. Hay que destacar también su contenido en vitaminas del grupo B (sobre todo B3, B6, B12) y en fósforo y potasio. Es una carne de fácil digestión. Aporta a la dieta 132 kilocalorías por cada 100 gramos.

Sobre la firma

Andoni Luis Aduriz
Andoni Luis Aduriz (San Sebastián, 1971) es un cocinero reconocido internacionalmente que lidera desde 1998 el restaurante Mugaritz, en Errenteria, con dos estrellas Michelin. Comunicador y divulgador, colabora desde 2013 con ‘El País Semanal’, donde comparte su particular visión de la gastronomía y su mirada interdisciplinar y crítica.

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