Miami y La Habana, primer vuelo directo pese a las turbulencias políticas

Ha querido la historia que el principal responsable de que Cuba y EE UU estuvieran durante tantas décadas incomunicados física y políticamente, Fidel Castro, no pudiera ver este último puente entre las dos “capitales” cubanas. Los pasajeros del vuelo AA17 llegan a una Habana de luto por la muerte de su histórico líder y que se pregunta qué sucederá a partir de ahora con su isla y con el vecino norteamericano.

Pero hay más turbulencias. Mientras el avión de American Airlines hacía su vuelo inaugural, el presidente electo estadounidense, Donald Trump, agitaba las redes sociales con otra amenaza: si Cuba no mejora las condiciones del “acuerdo” con Estados Unidos, cuando llegue a la presidencia lo podría “liquidar”, dijo en un tuit.

Gary Vanover desconocía la última advertencia de Trump antes de embarcar en el vuelo a Cuba. Pero sí era consciente de que no es la primera vez que el presidente electo advierte de la posibilidad de revertir las medidas de Obama hacia la isla. Este pastor de Atlanta, que viajaba por primera vez a Cuba, con una licencia religiosa —hacer turismo está todavía prohibido para los estadounidenses— no se sentía especialmente preocupado. “Sé que ha dicho que va a interrumpir las relaciones, pero hemos esperado demasiado tiempo para esto”, comentó mientras bebía un “cortado” y comía un dulce de guayaba, cortesía de la aerolínea para los primeros pasajeros de un trayecto que hasta finales de mes se realizará siete veces al día desde Miami y una vez más desde Charlotte.

El vicepresidente de American Airlines en Miami, Ralph López, también intentaba restar importancia a las amenazas de Trump, pese a que apuntan directamente a intereses comerciales como los de su compañía.

“Estamos viviendo un momento histórico y estamos contentos de ser la aerolínea que va a servir a La Habana por primera vez. No podemos especular en cuanto al ámbito político, pero nos enorgullece poder servir a la isla desde Miami especialmente, el epicentro de la comunidad cubana” en EE UU, dijo a este diario. “Tenemos muchas esperanzas de que el mercado se vaya a desarrollar”, agregó en referencia a la esperanza de las aerolíneas, entre otros, de que se levante por fin la prohibición de realizar turismo en Cuba que sigue pesando sobre los estadounidenses, ligada al embargo de más de medio siglo contra la isla.

Tras el último tuit del presidente electo, esta posibilidad parecía de nuevo más lejana. Pero tampoco Pedro Laborde, un cubano que reside en Miami desde hace seis años y que también abordó el primer vuelo regular a la ciudad donde todavía vive buena parte de su familia, cree que Trump vaya a poder echar por tierra todo lo avanzado en los dos últimos años de normalización de relaciones.

“Creo que (Trump) se va a dar cuenta de que esto no lo vira nadie. Hay muchos intereses que van a impedir totalmente que pueda echar para atrás”, dijo confiado. Si es por exhibir fuerza, las aerolíneas lo harán esta misma semana. Hora y media después del despegue del vuelo de Miami, partía con el mismo rumbo, La Habana, otro avión desde Nueva York, el operado por JetBlue, otra de las compañías que han recibido autorización para realizar un total de hasta 20 vuelos diarios a la capital cubana, que se suma a los 90 previstos con la misma regularidad a otras ciudades cubanas. En los próximos días, también gigantes de los cielos como United lanzarán sus primeros vuelos diarios a La Habana.