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La candidatura de Sarkozy se hunde

El expresidente francés reduce sus opciones para volver al Elíseo durante la campaña de las primarias de la derecha

Gabriela Cañas

La entrada en campaña de Nicolas Sarkozy, a finales de agosto, elevó su popularidad. El expresidente de la República se prodiga desde entonces en todos los rincones del país. Su energía y su discurso firme electriza a los auditorios, que le aclaman al grito de “Nicolas, presidente, Nicolas”. Y, sin embargo, su candidatura se desinfla. Después de mes y medio de campaña de primarias de la derecha, Sarkozy pierde terreno y despeja el camino a Alain Juppé, su máximo rival. Su estrategia de derechización para robarle votos al Frente Nacional naufraga.

El expresidente francés, Nicolas Sarkozy, en un acto en Niza.
El expresidente francés, Nicolas Sarkozy, en un acto en Niza. VALERY HACHE (AFP)

El explosivo regreso del expresidente ha funcionado como un bumerán en su contra y se aleja su meta de volver al Elíseo. Hollande ganó en 2012 por el rechazo que generaba Sarkozy, recuerda un profesor de Science Po. Su regreso ha despertado ese viejo rechazo según el presidente de la empresa de sondeos Odoxa Gaël Sliman. “Con su sobreexposición ha logrado renovarlo. Así que cuanto más aparece, más aumenta el rechazo social. Y habla tanto de sí mismo, centra tanto el debate en torno a sí mismo que, finalmente, estas primarias son un referéndum sobre Nicolas Sarkozy”.

Los primeros días de octubre han sido amargos para el enérgico Sarkozy. Tres sondeos de opinión coinciden en señalar que es el político francés que más enteros de popularidad ha perdido en estas semanas. El varapalo es de tal envergadura que el exjefe del Estado ya se pronuncia a la defensiva: “Nada me hará renunciar. Mi voluntad es inquebrantable”.

Pese a las encuestas, el resultado no es tan obvio porque nadie sabe quién acudirá a votar en las primarias, abiertas a todo ciudadano con derecho a voto, no solo a los militantes. Hasta ahora, se creía que si solo participaran los ciudadanos de centroderecha el exjefe del Estado ganaría de calle. Los sondeos de Kantar Sofres-One Point para RTL, de Harris Interactive para France Télévisions y de Elabe para Les Echos, han dado la vuelta a la tortilla. Incluso solo con voto de los militantes de Los Republicanos, la candidatura de Sarkozy se tambalea mientras Juppé se abre paso como indiscutible favorito. ”El posicionamiento de su campaña inquieta incluso a su electorado”, argumenta el presidente de Elabe Bernard Sanaès sobre Sarkozy.

Una alta afluencia a las urnas puede convertirse es más que una derrota; en un humillante correctivo para Sarkozy. Este critica, en consecuencia, a quienes se quieren beneficiar del apoyo de izquierdistas (Juppé y Nathalie Kosciusco-Morizet, fundamentalmente), mientras estos últimos hacen llamamientos constantes a una derecha abierta y una participación masiva. Juppé, de 71 años, que fue primer ministro con Jacques Chirac, tiene otra ventaja añadida: “La mayoría de los candidatos se pondrán de su lado tras la primera vuelta”, explica su director de campaña, Gilles Boyer. “Ha prometido estar en el Elíseo una sola legislatura y eso deja el campo libre a los demás para 2022”.

El difícil camino de vuelta al Elíseo

  • Tras perder la presidencia de la República contra François Hollande en 2012 regresa a la política dos años más tarde como presidente de su partido
  • En la primavera de 2014 es detenido e imputado por el caso de las escuchas en un caso de presunta corrupción política y, en febrero de 2016, por presunta financiación ilegal de la campaña de 2012
  • En agosto de 2016 abandona la presidencia del partido de Los Republicanos y anuncia su candidatura para las primarias del centroderecha
  • Otros seis políticos son proclamados candidatos. Se trata de Alain Juppé, Bruno Le Maire, François Fillon, Nathalie Kosciusco-Morizet, Jean-François Copé y Jean-Frédéric Poisson
  • Los siete candidatos se miden a finales de noviembre con un voto abierto a todos los ciudadanos con derecho a voto. El 27 de noviembre será la segunda vuelta
  • En enero de 2017, tras su propio proceso de primarias, la izquierda elige a sus candidatos para batirse en las presidenciales de abril y mayo de 2017. De momento, el exministro de Economía Arnaud Montebourg es el único candidato oficialmente en liza
  • Todas las encuestas indican que la líder del Frente Nacional Marine Le Pen, que cosecha hoy un alto índice de popularidad, será la candidata segura para pasar a la segunda vuelta de las presidenciales

Nicolas Sarkozy ha optado por una campaña blast (explosiva), como dice su equipo. Su actividad es desbordante desde finales de agosto, de ciudad en ciudad y ocupando la escena mediática. Participa en todas las polémicas, cuando no genera nuevas controversias. Se ha manifestado partidario de prohibir el burkini, ha puesto en duda los fundamentos científicos del cambio climático y ha asegurado que los ancestros de todo ciudadano nacionalizado francés son los galos pese a ser hijo de un inmigrante húngaro y estar casado con una italiana.

Insiste, por supuesto, en la política de dureza contra el terrorismo y la inmigración. Pide encarcelar a todos los sospechosos de terrorismo (unos 12.000). Ahora matiza que al menos “a los más peligrosos”. También quiere acabar con el automatismo del derecho a la reagrupación familiar.

Sliman considera que se ha equivocado de estrategia. “Su derechización no le dio resultado en 2012 contra François Hollande y ahora reaparece con la misma línea en una obstinación que no ha dado muestras de querer modificar”.

Juppé ha elaborado un programa en lo económico tan liberal y duro en términos de recortes de gastos y ayudas a las empresas como el de Sarkozy. Los programas de los siete contendientes del centroderecha no difieren demasiado, como se vio en el primer debate televisado este jueves pasado y que siguieron 5,6 millones de espectadores. “Los candidatos no saben muy bien sobre qué debatir, aparte del Islam. Se parecen demasiado y proponen la misma poción económica”, decía el martes un editorial de Libération.

Las modalidades para luchar contra el terrorismo y la política de inmigración marcan las diferencias. Las primarias son ya un duelo entre Juppé y Sarkozy y el primero mantiene la imagen de hombre sensato que rehúye de polémicas pasajeras como la del burkini y considera que hay suficientes armas legales ya en el país en la lucha antiterrorista. Se siente heredero político de Jacques Chirac, el hombre que se negó a invadir Irak, y tiene claro que el Frente Nacional es el enemigo. Se opuso, junto a Kosciusco-Morizet, a la directriz sarkozista del partido del llamado ‘ni-ni’, consistente en no votar a los socialistas aunque ello beneficie a la ultraderecha.

Su discurso ha cautivado a los centristas de la UDI (Unión de Demócratas e Independientes). 600 electos de esta formación pidieron el miércoles pasado el voto para Juppé y llamaron a acudir masivamente a las urnas de las primarias. Es otro importante varapalo para Sarkozy. “¿Cómo nuestro partido humanista puede defender a un candidato que quiere convertir la identidad en la primera preocupación de los franceses mientras hay seis millones de parados?”, se pregunta el presidente de la UDI Jean-Christophe Lagarde.

Lagarde admite que el antisarkozismo ha influido en la decisión de la UDI. El ganador, dada la mala posición de partida de los socialistas, tiene todas las papeletas para convertirse en el próximo presidente de Francia.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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