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El árbitro que dirime disputas entre países cumple 70 años

El Tribunal Internacional de la ONU recupera la confianza perdida en los sesenta y setenta

Isabel Ferrer
Mujeres familiares de víctimas de Srebrenica reaccionan a la sentencia del Tribunal de la ONU en 2007 en la ciudad bosnia de Tuzla.
Mujeres familiares de víctimas de Srebrenica reaccionan a la sentencia del Tribunal de la ONU en 2007 en la ciudad bosnia de Tuzla.REUTERS

“La paz no cuesta dinero, solo el valor para buscarla”. La frase no está grabada en los impresionantes mármoles del Palacio de la Paz, sede del Tribunal Internacional de Justicia de la ONU (TIJ), en La Haya, aunque lo merecería. Su autor es uno de sus empleados, que aporta un dato llamativo: los 26 millones de dólares anuales de gastos del máximo órgano judicial de Naciones Unidas “suponen menos del 1% del presupuesto regular de la organización”, que sumó 5.530 millones de dólares en el ejercicio de 2014-2015. Este lunes, el TIJ cumplió 70 años dedicado al arreglo jurídico de las diferencias entre los Estados. Tras un bache de confianza en los años 60 y 70, sus 15 magistrados, provenientes de los cinco continentes, se enfrentan al reto de mantener el apoyo ganado en las dos últimas décadas.

El TIJ entró en funcionamiento en abril de 1946 como sucesor de la Corte Permanente de Justicia Internacional, ante el nuevo equilibrio de poder surgido de la II Guerra Mundial que dio paso a la creación de Naciones Unidas. El TIJ recibió un doble mandato: resolver con fallos vinculantes los conflictos jurídicos entre Estados y emitir dictámenes (opiniones) a petición de otros organismos de la ONU. “Nuestros casos no son penales, no hay crímenes, pero prácticamente todas las sentencias se han aplicado, y hemos estado más ocupados en los últimos 20 años que en el primer medio siglo de andadura”, asegura el jurista somalí Abdulqawi Ahmed Yusuf, vicepresidente del tribunal. Este es un repaso de algunos de los casos más llamativos, polémicos y exitosos del tribunal:

Bosnia contra Serbia por la matanza de Srebrenica

En 2007, Serbia fue exculpada de la matanza de Srebrenica, donde las tropas serbobosnias asesinaron a 8.000 varones musulmanes. Los jueces sí calificaron de genocidio lo ocurrido y culparon a Belgrado por no impedirlo. Era la primera vez que un Estado denunciaba a otro por violar la Convención contra el genocidio desde el Holocausto.

Nicaragua contra Estados Unidos por el apoyo a los ‘contras’

En 1984, Managua acusó a Washington de violar el derecho internacional al apoyar a los contras, los insurgentes opuestos al Frente Sandinista de Liberación Nacional en el poder. Aunque el fallo de 1986 fue favorable a Nicaragua, Estados Unidos no lo aceptó. En 1992, durante el Gobierno de Violeta Chamorro, Nicaragua retiró la reclamación.

México contra EE UU por los reos del corredor de la muerte

Entre 2003 y 2004, el tribunal ordenó la paralización y la revisión de las condenas a muerte de 54 presos mexicanos, que no tuvieron asistencia consular, como estipula la Convención de Viena relativa a estos derechos. Washington acató, pero abandonó el protocolo que reconoce al TIJ como la última instancia en casos de violación de la convención.

El muro de Israel en Cisjordania

El muro de Israel en Cisjordania fue declarado ilegal en 2004 porque “impide el autogobierno palestino”. El tribunal ordenó su demolición y que se indemnizara a las familias afectadas. El Gobierno israelí anunció que no acataría la resolución, que dañó su imagen y credibilidad.

El caso del Sáhara Occidental

En 1975, un dictamen ambiguo no reconoció la soberanía territorial pretendida por Marruecos, que consideraba suyo el territorio del Sáhara Occidental. Sin embargo, como luego el tribunal admitió la existencia de lazos jurídicos entre el sultán marroquí y “algunas, pero solo algunas” tribus, Rabat aseguró que el TIJ había justificado sus argumentos.

Reino Unido contra Albania en el comienzo de la Guerra Fría

En 1947, al principio de la Guerra Fría, Londres denunció a Tirana por la pérdida de vidas y los daños causados el año anterior por las minas a los buques de guerra británicos que atravesaron aguas albanesas. En 1949, los jueces fallaron que Tirana conocía el tendido de los explosivos y Londres debía ser indemnizada.

Argentina contra Uruguay por la contaminación de un río

En una decisión salomónica de 2010 el tribunal decretó que Uruguay no tenía derecho a autorizar la instalación de dos plantas de celulosa en un río fronterizo, el Uruguay. Como no se constató la contaminación denunciada por Argentina, la única fábrica en funcionamiento siguió abierta.

La secesión de Kosovo en 2008

La pregunta por la legalidad de la independencia de Kososvo en 2008 fue formulada a instancias de Serbia. En 2010, el tribunal consideró que la declaración no violaba el derecho internacional. De todos modos, la situación era excepcional: la represión militar serbia contra los separatistas albanokosovares costó 10.000 muertos y un millón de desplazados.

Australia contra Japón por la caza de ballenas

En 2010, Australia demandó a Tokio por encubrir la captura comercial de ballenas con supuestas razones científicas. En 2014, el fallo, vinculante, ordenó a Japón que revocara los permisos de captura en el Antártico, pero no en el Pacífico Norte, que continúa faenando.

Camboya contra Tailandia por el templo Preah Vihear

Situado en la frontera entre ambos países, en 1962 los jueces decidieron que el templo estaba en territorio camboyano, aunque se accediera a este por Tailandia. En 2011 resurgió el conflicto con la muerte de soldados de ambos países. En 2013, el tribunal decretó que pertenecía a Camboya.

El TIJ mantiene el imperio de la ley aplicando unos textos y convenciones legales que, como sugirió el propio Yusuf en un encuentro con la prensa extranjera, “quizás no resulten tan llamativos como los de la Corte Penal Internacional”, perseguidora del genocidio y los crímenes de guerra y contra la humanidad. Pero la lista de los 121 contenciosos (de un total de casi 200 casos) resueltos por el TIJ refleja la compleja evolución de las relaciones entre Estados en las últimas siete décadas. La corte ha emitido también 27 opiniones consultivas de gran peso diplomático, y decretado 50 medidas provisionales para paralizar disputas en momentos de tensión vecinal.

Ahora que los Estados ya no son los únicos protagonistas de las relaciones internacionales, una manera de adaptarse al nuevo escenario pasaría por ampliar a las organizaciones intergubernamentales, y no gubernamentales, el acceso al procedimiento contencioso. Y lo contrario, el de los Estados y organismos ajenos a la ONU al consultivo. Eso, y aumentar tal vez la cifra de jueces. Las innovaciones, sobre las que el Tribunal no se pronuncia, requieren enmendar el Estatuto del Tribunal y la Carta de Naciones Unidas.

Las cifras del tribunal

  • Los casos del tribunal han involucrado a 91 Estados: 28 de Europa, 25 de África, 20 de Asia y Oceanía y 18 de las Américas.
  • Los 15 jueces, de 15 nacionalidades, son elegidos por la Asamblea General de la ONU por un periodo de nueve años. El primer presidente fue el salvadoreño José Gustavo Guerrero. El actual es el francés Ronny Abraham.
  • Hay 11 casos pendientes de Estados europeos, africanos, latinoamericanos y asiáticos.
  • El 85% de los litigios entre Estados se resuelve en cinco años o menos. Las deliberaciones suelen durar entre cuatro y seis meses. Los retrasos se producen por las peticiones de las partes durante el proceso.

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