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Las llegadas a Grecia no cesan pese al inicio de las deportaciones

Los 202 que han partido de Lesbos y Quíos son sobre todo paquistaníes y bangladeshíes

Migrante devuelto por Grecia a su llegada a Turquía.Foto: atlas | Vídeo: Reuters | Atlas
Naiara Galarraga Gortázar

El último episodio en la respuesta de la UE a la crisis de los refugiados –la expulsión de los primeros migrantes este lunes a Turquía en aplicación del pacto bilateral— quedó inmediatamente superado por la realidad. Tras duras negociaciones políticas, 202 personas (sobre todo paquistaníes y afganos) fueron embarcadas en tres ferris desde las islas griegas de Lesbos y Quíos rumbo a la ciudad turca de Dikeli pero la cifra de retornados quedaba muy lejos de los 339 arribados en zódiacs en las 24 horas previas a las costas helenas o los 514 de las 24 horas anteriores. Simultáneamente, 16 sirios fueron trasladados legal y directamente desde Turquía a Alemania.

Amanecía en Lesbos cuando 136 migrantes, trasladados en autobuses desde un centro de registro convertido tras el acuerdo UE-Turquía en centro de detención, abordaron en el puerto de Mitelene (capital de Lesbos) dos ferris que suelen usar los turistas entre ambos países. Cada uno de ellos iba acompañado por un policía europeo (sobre todo franceses y bálticos) de paisano y desarmado; los expulsados no iban esposados en el puerto ya que las autoridades les quitaron las cintas de plástico en el interior de los autobuses antes de embarcar, informa Belén Domínguez. Ninguno de ellos había pedido asilo, explicó una portavoz de Frontex en el puerto. Desde la vecina Quíos fueron deportados otros 66.

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A las dudas sobre la legalidad y las posibilidades reales de aplicar el pacto con Turquía sobre el terreno, se suman las dudas sobre su eficacia. El objetivo declarado –frenar las salidas desde Turquía—se puede considerar cumplido porque las llegadas han disminuido desde que entró en vigor, el 20 de marzo, pero las llegadas persisten y la llegada del buen tiempo augura un aumento. “Vamos a intentarlo. Es por nuestro futuro. Total, ya estamos muertos”, explicó Firaz, un sirio kurdo al ser rescatado en Lesbos horas después de las expulsiones, a Reuters. El 85% de los llegados son sirios, afganos e iraquíes, según Acnur.

Las constantes llegadas aumentan la presión sobre Grecia, el socio más débil de la UE, que mientras intenta superar la voraz crisis económica debe lidiar con todos los migrantes llegados ante el cierre de las fronteras en los Balcanes. El país, con 11 millones de habitantes, tenía este lunes a 52.451 personas varadas en su territorio. Los refuerzos de Frontex y Easo, las agencias europeas de la UE para fronteras y asilo, llegan pero a cuentagotas. De los 1.500 policías y los 400 funcionarios de asilo solicitados a los países hace 15 días, están desplegados en Grecia 206 y 32 respectivamente, según una portavoz de la Comisión.

En Moria, el centro de retención de Lesbos, unas 2.000 personas quieren iniciar los trámites de asilo, según Acnur. La agencia de la ONU para los refugiados aseguró, a través de un portavoz en la isla, que hasta ahora se han salvaguardado su derecho al asilo pero advierte de que es necesario que sean entrevistados en las condiciones debidas y eso requiere reforzar el servicio de asilo griego.

La semana pasada hubo un bajón fuerte de llegadas pero parece que obedeció más a un temporal que a la capacidad de disuasión de las políticas europeas. El Servicio Jesuita para los Refugiados ha insistido en que la única solución real son las vías legales para pedir asilo o inmigrar sin jugarse la vida: “Esta crisis no la vamos a resolver solo levantando muros. Reducir la inmigración ilícita será imposible sin vías legales y seguras a Europa”, recalcó el SJR. Esas vías legales a menudo existen, como el reasentamientos, que Europa usa muy tímidamente (los reasentados ahora a Alemania, Finlandia y Holanda se suman a los 4.555 de los últimos meses pero la Unión se ha impuesto un tope de 72.000).

Mucho mas fácil lograr jueces que traductores

N. G.

Aunque sobre el terreno solo ha llegado una fracción mínima de los funcionarios solicitados por las agencias Frontex y Easo (de asilo), si los Gobiernos cumplen sus promesas, habrá refuerzos lo que se desconoce es cuándo llegarán.

La agencia que vigila las fronteras exteriores pidió 1.500 policías y 50 expertos en readmisión y entre 19 Estados le han asegurado que le enviarán 700 y 44 respectivamente.

La agencia de asilo necesita 400 especialistas en derecho de asilo (16 Estados han comprometido ya 396). Lograr jueces parece más sencillo: se han ofrecido 33 aunque para los 30 puestos a cubrir. Pero lo verdaderamente arduo son los traductores: solo se han ofrecido 22 cuando hacen falta 400.

Wenzel Michalski, el jefe de la rama alemana de Human Rights Watch, declaró en el puerto de Lesbos que lo que acababa de ocurrir es “una expulsión forzosa en masa”, y por tanto “muy ilegal”. Y enumeró otros problemas del acuerdo:” Turquía solo da protección a los sirios (no al resto de los perseguidos), los atrapados en Grecia ya no tiene derecho a un proceso personalizado y exhaustivo y la falta de transparencia es evidente”. A su lado, activistas gritaban “vergüenza, vergüenza”.

El pacto de los Veintiocho con Ankara implica que todo arribado a partir del 20 de marzo queda detenido, se le ofrece pedir asilo, se tramita la solicitud por la vía rápida y, si se le rechaza porque no se le considera un asilado o porque debió pedir asilo en Turquía, se le devuelve allí. Como contrapartida la UE promete 6.000 millones y eximir de visado a los turcos.

Turquía anunció que cuando la UE le devuelva sirios los trasladará a un campamento a Osmaniye, al lado de la frontera con Siria. Y negocia con los países de origen del resto (incluidos algunos sumidos en conflictos) para poder repatriarlos.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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