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Raif Badawi, el bloguero saudí que “insultó al islam”

El activista se encuentra mal de salud, según su esposa Aún tiene pendientes 950 de los 1.000 latigazos a los que fue condenado

Ángeles Espinosa
Varios activistas participan en una manifestación delante de la Embajada de Arabia Saudí en Londres (Reino Unido), el 22 de enero de 2015.
Varios activistas participan en una manifestación delante de la Embajada de Arabia Saudí en Londres (Reino Unido), el 22 de enero de 2015. FACUNDO ARRIZABALAGA (EFE)

El caso del bloguero saudí Raif Badawi adquirió notoriedad el pasado enero, después de que un verdugo le aplicara 50 azotes en una plaza pública de Yeddah. Las imágenes, filmadas con un móvil, dieron la vuelta al mundo. En 2014, fue condenado a 10 años de cárcel y mil latigazos en su país por "insultar al islam". Este jueves, el Parlamento Europeo le ha concedido el premio Sájarov a la libertad de conciencia.

Badawi, de 31 años, estableció en 2008 un foro en internet, Liberales Saudíes Libres, en el que animaba a debatir asuntos políticos y religiosos. Cuatro años más tarde, fue detenido bajo la acusación de faltar al respeto al islam, delitos cibernéticos y desobedecer a su padre (algo penado en Arabia Saudí). El sitio, inmediatamente cerrado, defendía la separación de Estado y religión, y había criticado a la policía religiosa, así como a algunos clérigos que, entre otras perlas, defienden que se castigue a los astrónomos porque alientan el escepticismo sobre la Sharía, o ley islámica.

Al año de su detención, el tribunal penal de Yeddah le condenó a siete años de cárcel y 600 latigazos. Pero su recurso de apelación se saldó con un agravamiento de la pena: cinco años y una multa de un millón de riales (unos 250.000 euros) por fundar el foro y otros cinco años y 1.000 latigazos por “frases blasfemas en su página de Facebook y desobediencia a su padre”. Además, la sentencia le prohíbe trabajar en medios de comunicación y viajar al extranjero durante los 10 años siguientes a su puesta en libertad.

Era la primera vez que un bloguero y activista pacífico era condenado a una pena de esa envergadura. Los mil latigazos fueron un poderoso mensaje a los críticos de la monarquía saudí, empeñada desde la primavera árabe en silenciar la menor muestra de disensión. Badawi recibió los primeros 50 azotes el 9 de enero. La sentencia, que debía aplicarse en tandas a lo largo de 20 viernes, se suspendió la semana siguiente porque el médico de la cárcel dijo que el reo no estaba en condiciones. Desde entonces, la movilización internacional parece haber influido para que no se haya repetido el macabro espectáculo.

Se encuentra mal, tanto física como mentalmente”, declaró recientemente su mujer, Ensaf Haider, que reside en Canadá con los tres hijos de la pareja. “Aunque continúa creyendo en su causa y en la justicia, las circunstancias en las que se encuentra son insoportables. La campaña mundial por su liberación le da fuerza”, añadía.

A principios de este mes, el poeta y crítico literario británico James Fenton eligió a Badawi como corecipiente de su premio PEN Pinter, en un gesto de apoyo de esa organización de escritores que defiende la libertad de expresión. Con anterioridad, fue galardonado con el premio de Reporteros Sin Fronteras a la Libertad de Prensa por su trabajo para promover la libertad de información. Además, esa organización, cuyo capítulo español apadrina al bloguero, ha pedido al rey Abdalá que le perdone.

La UE ha tachado de inaceptable la flagelación, que está prohibida por la Convención contra la Tortura, de la que el reino es firmante, y EE UU pidió a Riad que cancelara esta pena. También el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, el jordano Zeid Ra’ad al Husein, se ha dirigido al monarca saudí para pedir su perdón. En 2007 el rey Abdalá perdonó a la chica de Qatif, una joven chií víctima de violación que había sido condenada a seis meses de cárcel y 200 latigazos por estar con un hombre con el que no tenía parentesco.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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