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Latinoamérica arropa a Obama y Castro en su cita panameña

La región aplaude el “fin del escollo” que supuso la tensión entre Estados Unidos y Cuba durante más de medio siglo

SILVIA AYUSO / ENVIADA ESPECIAL
Barack Obama saluda a Raúl Castro.
Barack Obama saluda a Raúl Castro.AFP

El esperado encuentro entre los presidentes Barack Obama y Raúl Castro este sábado en Panamá partió con todas las bendiciones. Incluso la papal. El Papa Francisco no quiso ausentarse de la reunión hemisférica que debe sellar la normalización de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, proceso en el que fue mediador clave. Por ello, envió un mensaje de “aliento” para superar “diferencias” mediante un “diálogo sincero” al inicio de la Cumbre de las Américas que este sábado se desarrolla en la capital panameña.

No fue el único deseoso de que se consolide en la cita hemisférica un acercamiento iniciado cuatro meses atrás y que debería poner fin a uno de los mayores “irritantes” -palabra de Washington- en las relaciones de EE UU con toda la región el último medio siglo. Nada más tomar la palabra en la apertura de las sesiones, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, celebró que a su alrededor estuvieran sentados “todos los países del hemisferio, sin excepciones”.

“Se levanta un escollo de mucho tiempo entre las relaciones de América del Norte y América Latina y el Caribe”, celebró el mandatario colombiano, que había comparado la la política hostil de EE UU hacia Cuba ha sido como una “ampolla” en las relaciones hemisféricas que solo “ahora deja de dolernos”.

La presidenta Brasileña, Dilma Rousseff, también aseguró que toda la región celebra “la iniciativa valiente” de Obama y Castro de “poner fin al último vestigio de Guerra Fría en la región”. “Los líderes de ambas naciones le han recordado al mundo que la apertura al diálogo está cargada de futuro y posibilidades”, acotó un también exultante Enrique Peña Nieto, que prometió su respaldo al acercamiento de “dos grandes amigos” de México.

De las sonrisas forzadas para la foto de familia de la última Cumbre de las Américas, en Cartagena de Indias en 2012, se ha pasado a los aplausos unánimes -incluso de los gobernantes más críticos con Washington, como el ecuatoriano Rafael Correa- de una región que en la cita colombiana le puso un claro ultimátum a Obama: o Cuba estaba en la siguiente reunión hemisférica, o ésta no se celebraba. El posado ahora de Raúl Castro en Panamá, rodeado de los demás líderes regionales, Obama incluido, habría sido motivo suficiente de júbilo para muchos hace tres años.

“Es la primera vez en la historia de las Américas que se reúnen en torno a la mesa a la misma vez los jefes de Estado y de Gobierno de las 35 naciones de nuestro hemisferio”, celebraba el acontecimiento el secretario general saliente de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, la noche del viernes.

“La presencia de Raúl Castro representa un deseo finalmente cumplido por muchos en la región”, coincidió -con similar volumen de aplausos- el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, otro de los que no han querido perderse el “histórico encuentro”, como califican unánimemente actores y espectadores de la cita.

Que ello venga acompañado de una normalización de relaciones entre Washington y La Habana es una bonificación con la que muchos habían dejado ya de contar.

"Los dos presidentes han dado una una prueba de cuánto se puede avanzar cuando aceptamos los enseñanzas de la historia y dejamos de lado preconcepciones que tanto afectaron a nuestras sociedades”, subrayó Rousseff el sábado mirando a Obama y Castro.

La imagen más esperada de Panamá es, desde que se conoció en diciembre el inicio de la normalización de relaciones, la de Obama y Raúl Castro juntos.

La noche del viernes ese ansia se sació parcialmente. “Panamá, el país que une al mundo”, celebraba en su cuenta de Twitter Manuel Domínguez, secretario de Comunicación de Estado del presidente panameño y anfitrión, Juan Carlos Varela. Junto al mensaje, Domínguez tuiteaba la primera de varias imágenes que circularon donde se veía a Castro y Obama juntos, estrechándose la mano y hasta intercambiando unas palabras antes de la inauguración de la cita hemisférica.

La reacción fue tan viral que la Casa Blanca tuvo que poner freno a tanta expectación. El encuentro no fue más que una “interacción informal” en la que no se intercambió “información sustancial”, subrayó una fuente oficial. Poco más, pues, que el primer apretón de manos entre Obama y Castro, durante el funeral de Nelson Mandela en Sudáfrica en 2013.

Y es que nada debería restar el verdadero encuentro, ese que tiene que tener lugar este sábado y que por muy informal que lo quiera tachar la Casa Blanca, tiene en vilo a todos en Panamá y en buena parte del mundo desde hace días, si no semanas o meses.

Aunque los acuerdos que puedan anunciar Obama y Castro a raíz del encuentro no vayan a resolver todos los problemas bilaterales pendientes, ni a borrar de un plumazo los múltiples desencuentros entre las dos orillas del Estrecho de la Florida.

Obama recordó este sábado una vez más que el camino no será fácil. “Estoy seguro de que el presidente Castro estará de acuerdo en que vamos a tener importantes diferencias", dijo mirando al mandatario cubano. "Pero creo firmemente que podemos aprovechar este momento" para abrir una nueva era en las relaciones bilaterales y hemisféricas, subrayó. Una oferta que aceptó, también públicamente, Castro, quien eximió a Obama de responsabilidad por las políticas pasadas de su país, calificó de “honesto” y le confesó su admiración.

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Sobre la firma

SILVIA AYUSO / ENVIADA ESPECIAL
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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