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El ‘caso Nisman’ ahonda la fractura social y política en Argentina

Miles de personas reclaman transparencia en la investigación. Sectores cercanos al Gobierno dicen que el fiscal se quitó la vida por miedo a fracasar en su acusación

Francisco Peregil
Una manifestante en una protesta por la muerte del fiscal
Una manifestante en una protesta por la muerte del fiscal David Fernández (EFE)

Kirchnerista o antikirchnerista. Con Clarín o con el Gobierno… La polaridad que padece Argentina ha cruzado una línea roja con la muerte de Alberto Nisman, el fiscal de 51 años que acusó el miércoles a la presidenta Cristina Fernández de encubrir a terroristas iraníes. Desde el Gobierno se asegura que Nisman actuó condicionado por un “sector mafioso” de los Servicios de Inteligencia, cuya cúpula descabezó la presidenta en pasado diciembre. Y en la calle, miles de personas se manifestaron la noche de lunes en varias ciudades argentinas para exigir transparencia en la investigación de la muerte de Nisman. Muchos de los manifestantes llevaban carteles con el lema “Yo soy Nisman”.

Pero, al día siguiente, también había quienes criticaban a Nisman. El periodista Hernán Brienza, declaraba en Radio Nacional: “Yo no sé qué significa ser Nisman. ¿Significa haber hecho una investigación y una acusación gravísima contra la primera magistratura de la nación sin pruebas y sin haber tenido demasiados elementos? ¿O significa, teniendo en cuenta las presiones, el temor al fracaso o las posibles presiones que haya sufrido en términos políticos o mafiosos? No sé exactamente qué significa ser Nisman. ¿Ser Nisman es haber negociado durante diez años con el sector más sucio de la SIDE [la actual Secretaría de Inteligencia] la investigación en la AMIA [Asociación Mutual Israelita Argentina]?”.

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Para periodistas y sectores próximos al Gobierno, el fiscal pudo padecer un momento terrible de miedo al fracaso al saber que el lunes tendría que presentar pruebas ante el Parlamento de la grave acusación que había hecho contra la presidenta. Los diputados oficialistas habían advertido de que lo iban a someter a una dura batería de preguntas. Y puede que Nisman no aguantara la presión. Esa es la versión próxima al Gobierno. Pero desde fuentes cercanas a la familia se duda incluso de que Nisman se haya suicidado, a pesar de que las primeras pruebas periciales indicaron que no hubo intervención de terceras personas en su muerte.

En ese contexto, la presidenta del Gobierno difundió un mensaje en Facebook el lunes por la noche que enardeció los ánimos de quienes creen que el fiscal no se suicidó. Fernández habló de suicidio y dijo que Nisman aprovechó la conmoción que habían causado los atentados terroristas de París para presentar su denuncia. La presidenta dio a entender que el fiscal actuaba con una intencionalidad política, en un contexto sensible al que, según ella, contribuyeron varios titulares del diario Clarín y bajo las órdenes de alguien. “¿Quién fue el que ordenó volver al país al fiscal Nisman el día 12 de enero, dejando inclusive a su pequeña hija sola en el aeropuerto de Barajas, interrumpiendo vacaciones familiares y licencia en el trabajo que habían comenzado el primero de enero y debían finalizar más allá del 20?”, preguntó Fernández.

Sea suicidio o asesinato, el manto de desconfianza ha cubierto la investigación sobre la muerte de Nisman. Lo resumió el dirigente opositor del Frente Renovador, Sergio Massa, cuando calificó el suceso como una “mancha enorme al proceso democrático”, “una mancha de sangre enorme para las instituciones y a la democracia”. Massa dijo que hubiera sido bueno que la presidenta hablara para transmitir tranquilidad, en vez de usar Facebook. Y apeló a la unidad de los políticos, a no sacar provecho este año, a solo unos meses de las elecciones presidenciales. Pero la unidad está muy lejos de alcanzarse.

Los jueces deberán investigar qué sucedió con Nisman. Pero tendrán que hacerlo en este clima viciado. Y mientras tanto, aún se está lejos de encontrar respuesta a las preguntas que perseguía Nisman desde hacía diez años: ¿Quiénes colocaron el coche bomba frente a la sede de la AMIA? ¿Quiénes mataron a 85 personas esa mañana del 18 de julio de 1994? ¿Quiénes fueron los ejecutores y autores intelectuales? El fiscal acusó a Fernández de encubrir a los terroristas. Y Fernández asegura que lo que se está haciendo ahora es “desviar, mentir, tapar, confundir”.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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