Alberto Paz Soldán, aviador en la Guerra del Chaco
Héroe nacional boliviano, recibió las más altas condecoraciones del país
Alberto Paz Soldán, último héroe de la aviación de Bolivia en la Guerra del Chaco, falleció el pasado 19 de abril en la ciudad de La Paz, a los 102 años. El General Paz Soldán no estaba enfermo y, según su hijo Jorge, simplemente murió de vejez. “Los robles añosos también se desploman”, solía decir Alberto.
Paz Soldán, nacido en Cochabamba el 4 de septiembre de 1911, tenía cuatro hermanos y cinco hermanas. A los quince años ingresó en el Colegio Militar por influencia de Edmundo, su hermano mayor; llegó a la Guerra del Chaco (1932-1935), en la que hubo alrededor de 100.000 muertos, como subteniente de Ejército; estaba a cargo de una batería con cuatro cañones y tuvo una mención especial por evacuar a 40 soldados durante una refriega.
Después de ver cómo un avión boliviano era derribado por la batería paraguaya en la batalla de Toledo, decidió hacerse aviador; se presentó y a los quince días ya estaba volando. Participó en cinco combates aéreos, y fue el único sobreviviente de su escuadrón. Paz Soldán recordaba que los pilotos paraguayos volaban muy bajo, casi a ras de los árboles, y eran efectivos para atraer a los aviones bolivianos al fuego antiaéreo; en uno de los combates, el 23 de septiembre de 1934 en el sector de Picuiba, Paz Soldán derribó un avión paraguayo; el Curtis Hawk que pilotaba llegó a tener diecinueve impactos de bala.
Sus acciones en Picuiba lo llevaron a ser distinguido por el Senado como Héroe Nacional (1935). En los últimos años recibió las condecoraciones más altas del Ejército y el país, desde la Orden Mariscal Andrés de Santa Cruz hasta el Cóndor de los Andes (póstumo).
Después de la guerra fue a Europa, donde estuvo durante más de quince años en distintas academias militares. A su regreso a Bolivia contribuyó a la organización de la FAB (Fuerza Aérea Boliviana). Fue tentado varias veces para ingresar en la política, propuesto incluso un par de veces como ministro, pero nunca se apartó de la carrera militar. Se retiró como General de División en 1966; fue el único de su curso de cuarenta cadetes que llegó a General. Escribió el libro La conducción de la Fuerza Aérea Boliviana en la Guerra del Chaco (1990).
Paz Soldán era muy estricto en el plano familiar e incentivaba a sus hijos a tener valor ( “quien pierde el valor pierde todo”) y a mantener las reservas para tiempos de escasez. No fumaba ni bebía y era muy deportista; decía que la vejez obligaba a uno a moverse más. Comía todos los días habas y quesillo, y no se privaba de carne. Se acostaba a las nueve y media de la noche y se despertaba a las cuatro y media de la mañana. Leía mucho y estaba pendiente de la política nacional. Esperaba con ansias a que llegaran las siete, hora en que salía al jardín en su casa en el barrio de Irpavi y se quedaba allí toda la mañana.
Alberto Paz Soldán estuvo casado con María Luisa Zegarra y tuvo tres hijos, Tito, Olivia y Jorge, de los cuales solo el último sobrevive.
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