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El Asad convoca elecciones mientras intensifica el cerco a los rebeldes

El régimen sirio percibe un 'punto de inflexión' a su favor en el conflicto Se han superado los 150.000 muertos desde que comenzó la guerra en 2011

Bachar el Asad visita la ciudad cristiana de Malula, tomada por el Ejército
Bachar el Asad visita la ciudad cristiana de Malula, tomada por el Ejército AFP

El régimen de Bachar el Asad busca perpetuarse mediante unas elecciones presidenciales, convocadas para el 3 de junio, mientras Siria se adentra en el cuarto año de su guerra civil. Damasco anunció ayer los comicios a través de la televisión pública. El plazo de inscripción para los candidatos comienza hoy, pero con el país asolado por la guerra y la oposición dispersa entre el exilio y las trincheras rebeldes, es probable que El Asad sea de nuevo el pretendiente único a la jefatura del Estado.

Se le amontonan más de 150.000 cadáveres desde marzo de 2011, cuando comenzó una guerra que también expulsó del país a más de tres millones de sirios. Dentro, unos ocho millones de supervivientes se han quedado sin casa. La oposición ha denunciado estos días decenas de muertes en la ciudad norteña de Alepo, muchas de ellas causadas por el uso masivo de las bombas llamadas de barril. Arrojados desde helicópteros, estos artefactos rudimentarios siembran la destrucción en zonas habitadas por civiles.

El Asad aclaró el pasado enero a la agencia France Presse que no veía “obstáculo” a su candidatura a un nuevo mandato presidencial, que en Siria duraría siete años. El actual concluirá el 17 de junio. El Parlamento sirio aprobó en marzo una reforma legal que mejora, por si hiciera falta, las expectativas electorales de El Asad: solo podrán concurrir ciudadanos sin otro pasaporte que el sirio, que hayan cumplido 40 años y que lleven al menos los últimos 10 viviendo sin interrupciones en el país. De un plumazo apartaron de la carrera electoral a todos los opositores en el exilio.

La oposición ve a El Asad “divorciado de la realidad”

El Asad da muestras de una confianza cada vez más firme en su victoria militar sobre una oposición descompuesta y acosada por las armas y las carencias. Esta seguridad se reveló estos días con una de sus escasas salidas de la capital desde que comenzó la guerra. El Asad visitó el domingo la ciudad cristiana de Malula, recién retomada por el Ejército. La localidad no está lejos de Damasco, pero su situación podría contribuir a la ofensiva que el régimen desarrolla sobre la castigada ciudad de Homs. Ayer, se registraron duros enfrentamientos en esta localidad del centro del país. El Ejército de El Asad inició la semana pasada una ofensiva contra los bastiones rebeldes, donde se ha atrincherado un millar de opositores que luego lograron ganar terreno, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Estados Unidos condenó el pasado día 18 el “brutal asalto” del Ejército a Homs.

Damasco también presiona a los rebeldes entorpeciendo los suministros vitales en las regiones controladas por los opositores. La agencia de la ONU para los refugiados palestinos, UNRWA, alertó este fin de semana sobre el agravamiento de las condiciones de vida en el campamento de Yarmuk, junto a Damasco, al que ronda una hambruna de consecuencias desastrosas. Su portavoz, Christopher Gunness, advirtió en la madrugada del lunes que la comida “se ha terminado” en Yarmuk, donde malviven unas 18.000 personas entre refugiados palestinos y sirios.

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El Asad aventuró la semana pasada que la brutal guerra civil ha superado “un punto de inflexión” que inclina a su favor la balanza de fuerzas. El precio que está pagando la población civil por esa victoria aumenta por horas y podría disparase si no se alivia la situación en lugares como Yarmuk. De Alepo, amenaza con partir hacia el norte una ola de refugiados que colapsaría las capacidades de acogida en los campos de refugiados turcos.

Aunque El Asad aún no había formalizado su candidatura, la oposición tachó el lunes su convocatoria de “parodia electoral”. La inscripción de candidaturas se cerrará el 1 de mayo. Representantes de la opositora Coalición Nacional Siria acusaron al presidente de haberse “divorciado de la realidad” al convocar unas elecciones mientras su país se ahoga en un baño de sangre. Para ellos, El Asad “no tenía legitimidad antes de los comicios, ni la tendrá después”.

Bachar El Asad heredó la presidencia de la República de su padre, Hafez, muerto en 2000. El oftalmólogo, de 48 años, fue el único candidato tanto en las presidenciales que le dieron el poder como en las que le confirmaron en 2007. El régimen le adjudicó en ambos casos porcentajes de apoyo cercanos al 100%.

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