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Obama y Putin dejan patentes sus divergencias sobre la crisis en Ucrania

El presidente de EE UU advierte a su homólogo de que las acciones de su país alejan la posibilidad de una solución diplomática al conflicto

El preisdente ruso, Vladimir Putin.
El preisdente ruso, Vladimir Putin.ALEXEI NIKOLSKY (AFP)

La sexta llamada entre los presidentes de Rusia y Estados Unidos desde que comenzara la crisis ucrania ha evidenciado la discrepancias que existen entre ambas naciones sobre la situación que se vive en Ucrania. Ante las recriminación por parte de Barack Obama por el apoyo de Moscú a las milicias separatistas prorrusas que están provocando desórdenes en el Este de ese país, Vladimir Putin ha negado cualquier implicación del Kremlin, señalando directamente a la incapacidad del Gobierno interino de Kiev para mantener la seguridad como el principal causante del caos. Fiel a su apuesta por una salida diplomática del conflicto, Obama defendió una solución dialogada pero advirtió que ésta no podría prosperar si Rusia persistía en su actitud beligerante.

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“El presidente [Obama] ha expresado su preocupación por el apoyo de Rusia a las acciones de los separatistas prorrusos armados que están tratando de amenazar y desestabilizar al Gobierno de Ucrania”, señala el comunicado de la Casa Blanca que señala que la conversación fue “franca y directa”. Lejos de arrogarse alguna responsabilidad, Putin ha asegurado que las acusaciones de la implicación de su país son “especulaciones basadas en información imprecisa”, de acuerdo con la versión del Kremlin.

La Casa Blanca ha acusado en los últimos días al Kremlin de apoyar a los activistas prorrusos, denunciando una pauta similar a la que acabó con la anexión de Crimea. El propio secretario de Estado, John Kerry, trasladó a su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, esa convicción el pasado sábado durante otra conversación telefónica. Este domingo, el Departamento de Estado publicaba en su página web varias notas con las que considera pruebas de la implicación rusa en los ataques a edificios gubernamentales en la región de Donetsk, entre ellas, que los asaltantes lleven uniformes del Ejército ruso, que las agresiones en las principales ciudades del Este de Ucrania fueran simultáneas y calculadas y las denuncias del Gobierno de Kiev de la participación de miembros de los servicios de Inteligencia de Moscú en esas operaciones.

Las actuales autoridades ucranias deben pensar primero en cómo involucrar a todas las principales fuerzas políticas de la región en un proceso transparente para el desarrollo de una nueva Constitución  Vladimir Putin

Putin ha buscado transferir la carga de la responsabilidad a Obama al pedirle que trate de disuadir al presidente ucranio, Alexander Turchinov, de lanzar al Ejército contra los manifestantes prorrusos, en cumplimiento con el ultimátum que lanzó el domingo. El presidente estadounidense, sin embargo, ha destacado “la extraordinaria contención” que ha demostrado en las últimas semanas el Gobierno de Kiev, una mesura que el mandatario alabó también ayer durante otra conversación telefónica que ha mantenido con su homólogo francés, François Hollande. Ambos mandatarios coincidieron en que Moscú “se enfrentará a nuevas consecuencias si continúa con su actitud”, una advertencia que Obama reiteró también a Putin. “El presidente ha hecho notar el progresivo aislamiento político y económico al que se expone por sus acciones en Ucrania”.

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Obama ha pedido a Putin, a su vez, que use de su influencia para convencer a los insurgentes separatistas a que abandonen los edificios públicos y le ha insistido en la necesidad de que retire sus tropas de la frontera con Ucrania. El presidente estadounidense ha advertido a su homólogo que “aunque sigue creyendo que una solución diplomática es posible, ésta no podrá prosperar en el actual estado de intimidación militar de Rusia en las fronteras ucranias”.

Desde que estalló la crisis en Ucrania, Obama y Putin han hablado media docena de veces. La duración y el tono de las llamadas han variado pero ninguna ha servido para atenuar la tensión en la región. La última, el pasado 28 de marzo, pareció abrir un tímido resquicio al acercamiento ya que fue Putin quien abogó por buscar una “solución diplomática”. Desde entonces, Kerry y Lavrov se reunieron sin llegar a avances, las tropas rusas se han agolpado en la frontera con Ucrania y hombres uniformados han tomado varios edificios gubernamentales de las principales ciudades del Este del país siguiendo el mismo patrón que hace un mes culminó en la anexión de Crimea.

Esta última semana, a cada acción desestabilizadora de Rusia la región de Donetsz, EE UU ha respondido con insinuaciones de la complicidad del Kremlin a los insurgentes prorrusos y con amenazas de nuevas sanciones, pero la tensión no ha hecho sino escalar. El Gobierno sigue defendiendo la eficacia de las medidas de castigo, argumentando que su impacto se está haciendo notar en la economía rusa, con un rublo en caída constante y un crecimiento de la desconfianza de los inversores internacionales. Sin embargo, a corto plazo, las sanciones no están logrando el efecto disuasorio que pretende la Casa Blanca, que es que Moscú abandone Ucrania, retire sus tropas de la frontera y permita que se celebren unas elecciones en el país sin altercados.

En su conversación con Hollande, Obama ha alabado la contención demostrada en las últimas semanas por Ucrania

Esta mañana, la Unión Europea ha consentido en ampliar la lista de miembros del Kremlin y afines objeto de sanciones, pero ha eludido extender los castigos al sector energético e industrial ruso. La Casa Blanca sigue afirmando que está siguiendo de cerca el desarrollo de los acontecimientos en Ucrania para determinar qué tipo de nuevas medidas aplicar y, aunque no descarta las sanciones energéticas, no parece que vaya a imponerlas sin la connivencia de una Bruselas reticente ante su dependencia de Rusia.

El portavoz de la presidencia, Jay Carney, también ha reconocido este lunes que el director de la CIA, John Brennan, estuvo durante el fin de semana en Ucrania, tal y como habían denunciado las autoridades rusas, pero como parte de una visita rutinaria a los socios europeos y no para provocar a Moscú. La tensión se extiende más allá del Este de Ucrania. Este lunes, el Pentágono ha informado de maniobras aéreas de aviones rusos a una distancia muy cercana de de uno de los destructores que la armada estadounidense tiene en el mar Negro. Carney ha tratado de restar trascendencia al episodio aunque ha acusado al Ejército ruso de dirigir acciones “provocativas y poco profesionales”. Negando que estos incidentes puedan ser un preludio de una nueva guerra fría, el portavoz de la Casa Blanca ha dejado claro que “Rusia y EE UU van a seguir trabajando en aquello que sea de mutuo interés, como las negociaciones sobre el programa nuclear de Irán”.

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.

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