“Las pandillas son un eslabón más de la cadena de distribución de droga”
El abogado Gustavo de la Rosa advierte de los riesgos si en la capital se desatase violencia como en el norte del país
Este viernes las autoridades del Distrito Federal anunciaron que una de las líneas de investigación en el caso de los doce desaparecidos el 26 de mayo a la salida de un ‘after’ en el centro de la capital mexicana es que el secuestro se hubiera producido en el marco de un conflicto entre dos “pandillas” del barrio popular de Tepito, de donde son la mayoría de los jóvenes: la banda de La Unión y la de Los Tepis.
En los últimos días tanto el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, como los responsables de Seguridad y de la Fiscalía han reiterado que en la capital no hay grupos del crimen organizado, pero sí se refieren ahora a pandillas. Cómo funcionan, quiénes las operan y cómo están estos grupos es un asunto todavía por determinar, pero en opinión del abogado de Chihuahua Gustavo de la Rosa, “tomando los niveles de la guerra entre bandas juveniles en Ciudad Juárez y Tijuana, en cinco años el DF podría llegar a tener 150.000 muertos y no los 11.000 del norte”. El abogado insiste en que “si las autoridades no manejan bien este caso, la situación de la capital va a empeorar en semanas”. Para De la Rosa el Gobierno no debe perder el tiempo en explicar las causas por las que secuestraron a estos doce chicos, sino centrarse en buscar a los responsables. “Minimizan el problema. Así fue como empezaron en 1998 en Ciudad Juárez, hasta que vino la guerra y destrozó la ciudad. De este modo, diciendo que es una rencilla entre bandas se les va permitiendo tener un mundo aparte, con leyes de ajusticiamiento propias”, explica el abogado.
Para Gustavo de la Rosa la pandilla, cuando se contamina, hace una labor intermedia y se convierte en “un eslabón más de la cadena de distribución, venta y transporte de droga”. El abogado añade que normalmente se manejan con referencias geográficas y compiten por el control territorial. “La agrupación de varias pandillas es una banda y a la agrupación de varias bandas se le dice cartel. Su estructura es semimilitar: estado mayor, batallones y secciones. Guerra entre pandillas equivale a guerra entre secciones del mimo cartel. Cuando las pandillas llegan a los homicidios y hay actividad delictiva organizada - manejo del mercado ilegal de droga, productos pirata o armas- entonces son secciones territoriales del cartel al que pertenecen”.
Marco Lara Klahr, periodista mexicano autor del libro Extorsión y otros círculos del infierno, considera que las autoridades del DF, desde el Gobierno de Obrador (2000-2006), han invertido muchísimos recursos en comunicación para difundir que la capital “es un oasis en medio de un país repleto de violencia, criminalidad y corrupción”.
El escritor explica que en los últimos años se ha tratado de aislar zonas donde se concentra la clase media y media alta para segmentarla del resto de población dando la percepción pública de que el DF es una zona en paz: “Sin embargo nunca ha dejado de haber pandillas en zonas de alta o media marginalidad, como son el poniente, norte y oriente de la ciudad y en una parte del centro”. Lara Klahr añade que esas pandillas han constituido en parte la base electoral del PRD, reforzadas a través de liderazgo de comercio ambulante, piratería y tráfico de drogas o de armas. “El PRD clona el modelo histórico del PRI y logra mantener el control electoral en la ciudad, que en gran medida tiene que ver con la articulación entre el poder político institucional y liderazgos de bandas. Una forma de praxis política que funciona a través de poderes informales”.
El periodista explica que gran parte de la droga que entra al DF lo hace por tierra a través de las policías de los municipios aledaños. “Hay evidencias de que estas policías introducen estas substancias ilegales y a partir de ahí se articulan pandillas. La droga es enfriada en varias colonias de Iztapalapa, Ecatepec, Naucalpan. Los tráficos y trasiegos son posible gracias a la utilización de jóvenes como ejércitos armados”.
René Jiménez, sociólogo de la UNAM especializado en violencia, explica que el barrio de Tepito es desde hace décadas una zona de piratería y que al hilo del desarrollo de ese comercio se crearon mafias internas: "Algunos habitantes se fueron haciendo una organización delincuencial". Y de esas mafias internas que se desarrollaron en la segunda mitad del siglo XX acabaron derivando bandas criminales locales, informa Pablo de Llano. Por su parte, Carlos Zamudio, del Colectivo por una política integral de drogas señala que en Tepito hay varios grupos vinculados al cartel de Sinaloa. “Son grupos pequeños que intentan crecer". Zamudio explica que la organización del Chapo Guzmán no tiene presencia territorial en la capital, es decir, que su gente no está en el DF luchando por el control de zonas de venta de droga, sino que controla el tráfico de coca y marihuana desde la costa Pacífico hasta la capital. “En Ciudad de México venden su material a distintos grupos narcominoristas, alguno de los cuales serían bandas de Tepito”.
Según la información aportada el viernes por las autoridades el grupo que realizó el secuestro estaba compuesto por 17 personas y empleó ocho vehículos. Según lo que se desprende de las imágenes de un video que poseen las autoridades, estas han identificado a ocho de los desaparecidos, pero restan otros cuatro. Este domingo se cumplen dos semanas del suceso.
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