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El diccionario mentiroso de ETA

La banda ha empleado a lo largo de su historia un lenguaje con el que ha intentado desfigurar su naturaleza terrorista

Patricia R. Blanco
Imagen de los tres encapuchados de ETA que el 20 de noviembre de 2011 leyeron el comunicado en el que la banda anunciaba el
Imagen de los tres encapuchados de ETA que el 20 de noviembre de 2011 leyeron el comunicado en el que la banda anunciaba el AFP

En sus 50 años de crímenes terroristas, extorsiones y secuestros, ETA se ha camuflado detrás de un lenguaje con el que ha intentado disfrazarse de “movimiento de resistencia” cuyo objetivo final era derribar al supuesto régimen dictatorial y opresor del pueblo vasco. Estos son algunos de los términos que la banda ha empleado para desfigurar su naturaleza terrorista:

‘Impuesto revolucionario’

La extorsión económica a empresarios vascos y navarros fue una de las fuentes de financiación de ETA durante cinco décadas. La banda terrorista enviaba cartas a determinadas personas, en las que les exigía un pago. No hacerlo convertía a los seleccionados, a sus bienes o a sus familiares en objetivo de atentados terroristas. La organización intentó camuflar esta realidad con el uso del lenguaje. El término “impuesto” alude al pago de un tributo, que recauda una Administración, como un Estado, una comunidad autónoma o un Ayuntamiento. El adjetivo “revolucionario” implica que ese impuesto tiene como fin contribuir a un levantamiento popular. Pero el llamado impuesto revolucionario no fue más que el chantaje o la extorsión económica que ejerció la banda terrorista.

Movimiento de Liberación Nacional Vasco

Parte de la prensa anglosajona ha calificado a ETA como Movimiento de Liberación Nacional Vasco —incluso el expresidente del Gobierno José María Aznar llegó a usar esta terminología—. La expresión no solo excluye la palabra “terrorista”, sino que incluye “Liberación”, un concepto que presupone que hay una parte oprimida. ETA nunca ha sido un movimiento de liberación, sino una organización que mató a 853 personas de todas las edades, profesiones, localización geográfica y condición social.

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Tregua

ETA ha anunciado más de una decena de “treguas” a lo largo de su historia. Sin embargo, una tregua significa que dos partes en conflicto cesan sus hostilidades durante un tiempo determinado, de manera que lo que realmente anunciaba la banda terrorista era un “alto el fuego“ y no “una tregua“. Según Fundéu, un “alto el fuego” supone una suspensión de la lucha que “puede ser unilateral y no producirse necesariamente en una agresión entre dos partes”. En concreto, alude al caso del terrorismo, donde “solo una de las partes pone bombas y mata”.

El “conflicto en Euskal Herria” y las “acciones político militares”

ETA ha aludido en múltiples ocasiones a un “conflicto en Euskal Herria” para justificar su propia existencia y sus “acciones político militares”. Precisamente en el comunicado en el que anunciaba su fin, volvió a reiterar que deseaba cerrar “un ciclo en el conflicto que enfrenta a Euskal Herria con los Estados, el caracterizado por la utilización de la violencia política”. Este relato forma parte de la narración que ETA pretende construir para convertir sus 853 asesinatos, los secuestros y las extorsiones como parte de una gesta heroica.

“Resistencia vasca”

ETA se ha presentado a sí misma como parte de la “resistencia vasca”, un término que alude a una organización que, generalmente de forma clandestina, se opone a los invasores o a una dictadura. España es una democracia que obviamente no ha invadido ni País Vasco ni Navarra.

“Soldados vascos”

La banda terroristas ha llamado a sus miembros “soldados vascos”, como si fueran militares de un Ejército regular o, en un sentido más retórico, milicianos que luchan por una causa. Los integrantes de la ya extinta ETA eran terroristas que asesinaban y secuestraban ciudadanos para infundir el terror y el miedo en la sociedad española.

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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