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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez
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El escuadrón anti-cooperación

PP, C's y PNV entierran la ayuda al desarrollo en los presupuestos para 2017

Gonzalo Fanjul
"El caso es que olvidé mencionarle algo a Mariano y ahora no caigo...".
"El caso es que olvidé mencionarle algo a Mariano y ahora no caigo...".F. Villar (EFE)

El Congreso de los Diputados aprobó antes de ayer los Presupuestos Generales del Estado 2017. Para la Cooperación Española, el trámite parlamentario ha tenido un resultado similar al de mis operaciones bikini. Salvo que alguno de nuestros avispados lectores me corrija, salimos del Congreso como entramos, con 2.450,72 millones que dejan el esfuerzo relativo en el 0,21% de la Renta Nacional Bruta y nos entierran con honores en el furgón de cola de los donantes de la OCDE.

No les aburro con los detalles y las consecuencias prácticas de este nuevo desastre presupuestario, que pueden encontrar en la pedagógica nota elaborada por la Coordinadora de ONGD. Lo que me interesa hoy es detenerme en los responsables de esta decisión, no vaya a ser que pensemos que esto ha ocurrido por generación espontánea.

El primero de ellos es el Partido Popular y Mariano Rajoy, claro está. Desde que este tigre de la política exterior se hiciera con las riendas de la patria, su mensaje con respecto a la cooperación internacional ha sido prístino: no la entiendo, no me interesa, nadie me lo pide. Y su partido ha actuado en consecuencia, anteponiendo literalmente cualquier otro asunto a la reconstrucción de una política que habían dejado previamente en los huesos (recuerden: un recorte de más del 70%).

Pero ya conocemos al Partido Popular, esos perillanes. La pregunta es si conocemos a alguien más. La ayuda fue laminada en un período de recesión económica y mayoría absoluta que ya ha terminado. Los presupuestos de 2017 se han negociado en un contexto de expansión fiscal y con dos partidos (más cuatro) que tenían margen de maniobra y que habían hecho compromisos específicos en este campo.

¿Qué podía ir mal, entonces?

Lo que ha ido mal es que se han fumado un puro con sus promesas. Ciudadanos incluía en su programa electoral una doble página a tecnicolor explicando la cantidad de cosas que iban a hacer para mejorar la calidad y la cantidad de la ayuda, incluyendo un Pacto de Estado, el 0,7%, la reforma de la AECID, la transparencia, la eficacia y lo que usted –joven moderno y liberal- quiera escuchar para quedarse tranquilo. Lamentablemente, se ve que no hubo tiempo para tratar este asunto, ocupados como estaban ellos y el PP en extender la excepción fiscal más generosa que haya recibido una comunidad autónoma en la historia de nuestro país. Con estos centralistas, ¿quién necesita nacionalistas?

Mientras contaba su suerte, el PNV olvidó aquello del “cumplimiento de los compromisos de cooperación” y de que la solidaridad no es solo para los años de bonanza. Bastante tenían con que no se les escapase la risa en público como para andar con estas minucias de países ilocalizables.

El trámite parlamentario de los presupuestos incluyó numerosas enmiendas referidas a la cooperación por parte de Unidos Podemos, PSOE, ERC o PDCat. Incluso el propio Pedro Quevedo coló una referencia al Sáhara. Hasta donde sabemos, todas ellas acabaron en el cajón de "esas cosas de las que usted me habla". Y, aunque es posible que el tema haya sido mencionado en alguna sobremesa de reservado y copa, no hay ni rastro de la influencia de los partidos que realmente podían ejercerla.

No nos pongamos solemnes, pero para mí la propuesta de un partido político vale tanto como su empeño en cumplir la palabra dada. Si los programas no fuesen contrato suficiente con los electores, ambos partidos apoyaron en estos útimos meses proposiciones no de ley que pedían la resurrección de la ayuda humanitaria o el retorno al Fondo Mundial contra el SIDA, la Malaria y la Tuberculosis. Eran propuestas modestas pero tangibles, del tipo que se pueden exigir en una negociación presupuestaria.

El PP es el responsable de mantener bajo la bota a un sector del que dependen compromisos e intereses esenciales de nuestro país en el exterior, como el aquelarre climático que nos acaba de venir encima. Pero no es el único responsable. Seguro que Ciudadanos y el PNV tendrán muy buenas razones para haberse tragado este sapo, pero la próxima vez que escuchen a un representante de estos partidos contarles una monserga sobre lo mucho que les importan la pobreza y los países pobres, recuerden esta votación.

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