Los peligros irreversibles de dar leches vegetales a menores de un año
Comienza en Bélgica el juicio a unos padres por la muerte de su hijo al que dieron una dieta basada en alimentos sin gluten y leche de quinoa
En Bélgica acaba de comenzar el juicio a unos padres acusados de la muerte de su bebé por malos cuidados. El fiscal pide 18 meses de prisión para cada progenitor. Lo que debemos sacar en claro de este triste suceso, producido en 2014, es que en el siglo XXI y en Europa, donde hemos alcanzado un desarrollo tecnológico y una calidad de vida envidiable, como nunca en la historia de la humanidad, no debemos de jugar a ser dioses y creer que la medicina es nociva, que los médicos están todos vendidos a las farmacéuticas y a las empresas de leches u otros alimentos; o pensar que lo “natural” y lo “vegetal” son sinónimos de salud. En la actualidad estos mensajes inundan las redes sociales y hay muchas personas que los creen, y piensan que la vida apartada de los organismos oficiales o de profesionales sanitarios, en materia de salud, es necesaria.
Al parecer, estos padres tenían un comercio en el que entre otros productos con sello de “natural” u “orgánico”, vendían bebidas vegetales. Hay que dejar clarísimo que el mejor alimento que un bebé puede tener es el pecho de su madre. En este caso, no consta que recibiera lactancia materna y los padres probaron con distintos tipos de bebidas vegetales que ellos mismos vendían: bebida de avena, bebida de arroz, bebida de quinoa, que al parecer fue la que durante más tiempo tomó. También, ellos mismos, se supone que pasados los cuatro meses, le diagnosticaron intolerancia al gluten.
El problema surgió porque nunca fue visto por un pediatra u otro sanitario, ya que ellos mismos le diagnosticaron alergia a las proteínas de la leche de vaca a raíz de los problemas que comenzó a presentar el bebé al darle un biberón de leche de fórmula adaptada.
A los cuatro meses, el niño pesaba unos seis kilogramos, pero a los siete meses pesaba 4,3; esto es, su peso cayó en picado. En lugar de buscar ayuda en un profesional cualificado, recorrieron 100 kilómetros en búsqueda de un homeópata, que les recomendó que fueran a un hospital cuando ya era demasiado tarde. El bebé ingresó cadáver.
Hay que hacer notar que al no haber visitado nunca un centro sanitario, está claro que tampoco había recibido ninguna vacuna. Y recordar, a este efecto, que la homeopatía es una pseudociencia peligrosa y que nunca podría haber solucionado el problema de este bebé, ni al principio ni al final del trágico suceso.
Aunque las mal llamadas leches vegetales (solo podemos llamar leche a la secreción nutritiva que sale de las mamas de los mamíferos) están de moda, el mensaje que debemos lanzar con energía, con ímpetu, con todo el conocimiento científico y actual del que disponemos, es que los primeros seis meses de vida los bebés deben tomar lactancia materna; si esto no es posible, debe ser un profesional sanitario el que, tras una exploración exhaustiva, recomiende una leche adaptada de fórmula, pues hay diversos tipos, según el problema que presente el bebé.
Además, hay que señalar que un bebé debe ser atendido en centros sanitarios varias veces durante los primeros meses de vida, para ser explorados por profesionales cualificados (en España gozamos de una red pública de pediatras que es envidia en el mundo entero), porque se pueden encontrar ya con pocos días o meses de vida cardiopatías, malformaciones internas y externas, desórdenes gastrointestinales, etc, enfermedades que requieren de un diagnóstico y tratamiento precoces. Además, claro, está, las primeras vacunas sistemáticas deben ser administradas en una edad tan temprana como los dos meses de edad, e incluso antes en algunos casos.
No juguemos a ser dioses y confiemos en los profesionales, que para eso han estudiado durante largos años y tienen una titulación que les exige estar actualizados y una responsabilidad que deben ejercer con ética y entrega.
El dolor que deben sentir ahora los padres se estará mezclando con sentimientos lógicos de culpabilidad, pero debemos animarles a que nunca más hagan de sanitarios con las vidas de los demás, y menos con la de los bebés.
Carlos Casabona es pediatra, autor del libro Tú eliges lo que comes y miembro de ARP- Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico
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