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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Escuadrones de ‘hackers’ contra los ciberataques

España quiere formar milicias de piratas informáticos para combatir los ataques con virus maliciosos

Rosario G. Gómez
RITCHIE B. TONGO (EFE)

Los ciberdelincuentes han dado muestra de su poder para perturbar el normal funcionamiento de todo el planeta. A algunos parece haberles pillado por sorpresa, pero Barack Obama ya advirtió en 2009 del peligro que se avecinaba: “En el mundo actual los actos terroristas no solo los pueden llevar a cabo unos cuantos extremistas con chalecos bomba; también es posible perpetrarlos desde las teclas de un ordenador”. En la era analógica, para cometer atracos se utilizaban recortadas y medias de licra en la cabeza. Ahora los instrumentos han cambiado, pero la metodología es la misma: se secuestra algo valioso (los datos), se amenaza con destruirlo y se solicita un rescate. No en billetes pequeños y sin marcar sino en bitcoins,esa moneda digital imposible de rastrear.

El último gran golpe virtual es el secuestro de una película de la factoría Disney. El gigante de la industria cinematográfica y de animación ha reconocido el robo de una cinta (nuevas entregas de Piratas del Caribe y Cars están a punto de estrenarse) y la consiguiente extorsión. Piden dinero (una ingente cantidad, según Disney, que no ha revelado el montante) a cambio de no difundirla, a pedacitos, en Internet. No sería la primera vez que se produce un sabotaje de este calibre. Netflix fue víctima de un chantaje similar a cuenta de la serie Orange is the New Black. La compañía se negó a pagar y rápidamente los episodios aún sin estrenar aparecieron disponibles en Pirate Bay.

El espionaje ya no necesita de romances ni disfraces. La guerra moderna se libra en el ciberespacio y el arma más destructiva es el software. El virus contaminado WannaCry, que estos días tiene atemorizado a medio mundo, ha demostrado que es capaz de distorsionar los sistemas informáticos de los hospitales británicos, sembrar la alarma en la red ferroviaria alemana, poner en alerta a la principal empresa de telecomunicaciones española o alterar el funcionamiento de las universidades chinas.

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Romper las barreras de seguridad es un reto para los cibercriminales. La Agencia Nacional de Seguridad calcula que cada día se producen unos seis millones de intentonas para colarse en el sistema del Pentágono. Para hacer frente a los virus malignos, servicios de inteligencia y ejércitos de todo el mundo están creando unidades de hackers, una especie de quintacolumnistas de la web entrenados para neutralizar programas maliciosos. Son informáticos con el talento suficiente como para infiltrarse en redes y sistemas complejos, sabotearlos y destruirlos. Siempre al servicio del bien.

España quiere importar este modelo. Cargos del PP han planteado la necesidad de crear milicias, cuyos integrantes serían reclutados en universidades y congresos de hackers, para detener agresiones informáticas. Este ejército de civiles, formado por unos 2.000 efectivos, estaría en la reserva hasta ser llamado al frente. La cuestión es si los piratas patriotas abordarán solo maniobras defensivas o también ofensivas.

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