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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez
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Refugiados 'welcome' pero ¿cuándo?

En 20 meses hemos acogido al 7,5 por ciento del mínimo pactado, si no lo hacemos por humanidad hagámoslo por egoísmo inteligente

Protesta delante de la sede del Ayuntamiento de Madrid.
Protesta delante de la sede del Ayuntamiento de Madrid.Lucila Rodríguez-Alarcón

Ayer, cuando iba a cruzar Cibeles me encontré en el semáforo al señor de la foto en la mediana de la calle Alcalá. Me paré a retratarle, porque representa la esencia del sentimiento que tiene la mayoría de la población española con relación al tema de la acogida de los refugiados: ¿dónde están todos esos refugiados que íbamos a acoger?

Yo trabajaba en el Ayuntamiento de Madrid cuando este se unió a la campaña de ciudad refugio. Recuerdo perfectamente la decisión con la que el equipo de gobierno se lanzó a montar un sistema de acogida. Recuerdo cómo se hizo la pancarta y lo que costó colgarla. Pero sobre todo recuerdo las miles de llamadas que se recibieron de ciudadanos ofreciendo sus casas, su dinero, su ayuda. La respuesta ciudadana fue espectacular, sencillamente desbordó los servicios municipales. Más de 440 madrileños se presentaron voluntarios para ayudar en los trabajos de acogida y se recogieron 10 toneladas de ropa en apenas cinco meses.

Los españoles queremos que los refugiados vengan, queremos ayudar. Así lo refleja la encuesta de Metroscopia para la Fundación porCausa publicada el pasado octubre.

El otro día me comentaba una voluntaria independiente que está trabajando en Atenas que la mayoría de los recursos provienen de un almacén central que está principalmente abastecido por las donaciones individuales que vienen de España.

En Grecia la mayoría de los voluntarios independientes son españoles.

El Gobierno español se comprometió el 14 de septiembre de 2015 a acoger 17.387 personas de las cuales todavía quedan por llegar 16.083. Hemos acogido al 7,5% en 20 meses.

Las excusas que esgrime el Gobierno para no cumplir con su promesa son por un lado la falta de seguridad administrativa y por otro la falta de capacidad de acogida...

La seguridad administrativa consiste en poner en duda la validez de los papeles que poseen las personas que se encuentran en Grecia e Italia. Como hay que comprobar bien los papeles los procesos de aprobación de la acogida son larguísimos y tediosos.

Para esto solo se me ocurren dos soluciones. Podemos aceptar que dadas las circunstancias en las que esta gente sale de su país es posible que muchos de los papeles sean inválidos o inexistentes, y abrimos un poco la mano... aunque se nos cuele algún inmigrante de otro país que no esté en guerra pero del que la gente huya del hambre.

La otra opción es que se constituya un servicio específico para agilizar todo el procedimiento. Querer es poder, ¿no?

El tema de la falta de capacidad de acogida es todavía más sangrante. Cuando las principales ciudades de España están ofreciendo recursos para acoger, cuando la población entera está volcada con el tema, es incuestionable que si se quieren encontrar las formas de incrementar la capacidad de acogida, se pueda hacer.

En mi opinión el Gobierno de España no cumple su compromiso porque no le apetece, simple y llanamente. En un país en el que corruptos y autócratas se van rositas hemos normalizado la falta de ética y de seriedad política. Y eso es gravísimo, porque nos convierte en un país insolidario y deshumanizado, a pesar de que somos un pueblo acogedor, integrador y altamente humanista.

Para ayudar a los refugiados nos estamos teniendo que ir fuera, es una situación dantesca.

¿Cuál es la solución? La de siempre: protestar, exigir, salir a la calle y decir basta ya. Intentar hacerlo todos juntos para que las voces unidas suenen más fuertes. Por eso cuando el otro día me mandaron la iniciativa Venid Ya, me emocioné. Se trata de una plataforma sin marca que incluye un contador de refugiados acogidos y también el tiempo que queda para que al Gobierno se le agote el plazo que se fijó para cumplir su compromiso. Parece una tontería pero no lo es en absoluto. Todos los que nos hemos adherido sabemos que cumplir el compromiso de acogida ni es fácil ni es la solución al enorme problema que tenemos en las fronteras europeas. Pero es un mínimo necesario. Menos de eso es vergüenza pura. Es una forma de empezar a desbloquear una situación que, de no hacer nada, puede acabar resultando en conflicto social e incluso bélico de dimensiones incalculables. Como decía mi queridísimo Pepe Esquinas, si no lo hacemos por humanidad hagámoslo por egoísmo inteligente.

Les invito a que se sumen a la campaña, si son de alguna organización o colectivo presionen para que se sumen también, todas las organizaciones deberían estar ahí, les invito a que hagan ruido, ahora que estamos a 140 días para que acabe el plazo. Hemos conseguido cosas más complicadas, podemos con esto.

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