La sordera de Goya y cómo quiso curarse con descargas
Un nuevo diagnóstico señala que el pintor sufrió un raro trastorno que lo dejó sordo
Intensos dolores de cabeza, mareos, vértigo, pérdida de visión y oído, ataxia...Todo eso sufrió Francisco de Goya durante un viaje a Andalucía en el invierno de 1792-1793. Y de todo se recuperó, salvo de la sordera. El origen de tantos males nunca se ha sabido con certeza. Desde el plomo de las pinturas que usaba hasta una sífilis contraída en uno de sus amoríos. Ahora un nuevo diagnóstico hecho más de dos siglos después apunta a una rara enfermedad, tan rara que apenas la tienen unas 300 personas en todo el mundo.
"El diagnóstico más probable es el síndrome de Susac, dice la otorrinolaringóloga de la escuela de medicina de la Universidad de Maryland (EE UU), Ronna Hertzano. El origen de este trastorno es desconocido, aunque se trataría de una enfermedad autoinmune que provoca la inflamación de las ramificaciones de las arterias que terminan en los capilares que riegan el cerebro, la retina y el oído interno. "Esto explicaría todos los síntomas de Goya, incluyendo las jaquecas, alucinaciones y la recuperación espontánea de los síntomas, la recuperación de la vista pero la pérdida permanente del oído", añade.
Hertzano ha expuesto su diagnóstico en la conferencia anual sobre personajes históricos que celebran en su universidad. Otros años, otros especialistas habían presentado sus revisiones médicas de protagonistas de la Historia como Cristóbal Colón, Charles Darwin, Simón Bolívar o Vladímir Ilich Uliánov, Lenin. Este año le ha tocado a Francisco de Goya y Lucientes. Aunque no es la primera vez, ni la segunda, que se relaciona el síndrome de Susac con la sordera del pintor, sí es la que con más fuerza se defiende este diagnóstico.
Algunas de las enfermedades que le achacaron a Goya le habrían provocado la muerte en aquella época
Tras repasar lo que decían las cartas de aquellos meses entre Goya y sus amigos, además de revisar lo que otros han escrito sobre la enfermedad, Hertzano fue descartando posibilidades. "Hay otras posibles etiologías, incluyendo la sífilis, pero improbables por su incompatibilidad con una completa recuperación (a excepción de la pérdida de oído) y una larga vida posterior", sostiene. Así, si hubiera sido un caso de meningitis bacteriana, la ausencia en aquella época de antibióticos, le habría salido mucho más cara a Goya, costándole incluso la muerte. En cuanto a la intoxicación por plomo, el saturnismo que señalan en la Wikipedia, "de nuevo, la intensidad de la enfermedad y la casi completa recuperación en ausencia de un tratamiento apropiado lo hacen menos probable", añade Hertzano.
Durante su conferencia, la doctora va descartando otras posibles causas, como la malaria, de gran incidencia en la España de entonces, o la esclerosis múltiple, ya que la aparición a la vez de todos los síntomas en vez de hacerlo de forma progresiva, la descartaría. También se puede rechazar otra rara afección, la encefalomielitis aguda diseminada, que, aunque podría explicar todos los síntomas, "no creo que se presente asociada con una profunda pérdida de audición bilateral", mantiene Hertzano.
Una vez diagnosticado, ¿se podría haber curado? De ser acertado el diagnóstico, para el síndrome de Susac no hay un tratamiento eficaz hoy en día, así que aún menos entonces. "Sin embargo, hoy tendría la posibilidad de un implante coclear que, colocado en las primeras fases de la enfermedad, probablemente le habría hecho recuperar el oído en menos de tres semanas y, con un historial como el suyo, permitido conservar una audición funcional, reconociendo más del 90% de las frases sin pistas visuales", anticipa la otorrinolaringóloga estadounidense.
Los implantes en la cóclea (la estructura en espiral del oído interno) funcionan con pequeñas corrientes eléctricas que, de forma similar a cómo funcionan los altavoces, excitan el oído y convierten señales eléctricas en señales sonoras. Aunque esta tecnología no existía a finales del siglo XVIII, Goya si usó la electricidad para recuperarse de la sordera.
Durante meses le aplicaron corrientes con la primera máquina capaz de crear electricidad (electroestática), la inventada por el alemán Otto von Guericke. En concreto, le colocaban un electrodo en el oído lesionado encharcado en una solución salina mientras que colocaban el otro electrodo en el otro oído. Así tenía que estar unos minutos. La electroterapia no funcionó, pero esta historia, recuperada para el gran público por la investigadora del Museo del Prado, Gudrun Maurer, en un artículo publicado por el boletín del museo, muestra la determinación de Goya para recuperarse.
Goya se sometió a electroterapia recibiendo descargas en sus oídos
De haberlo hecho, ¿qué habría pasado con su pintura? Mucho se ha escrito sobre el impacto que la sordera tuvo en la obra posterior de Goya. Y muchos relacionan los dibujos, grabados y cuadros del Goya sordo más realistas, personales, sobrecogedores, humanos y modernos con la sordera. Sin embargo, hay quienes piensan que la pérdida del oído no tuvo nada que ver en la evolución de Goya.
"La familia de Carlos IV la pinta en 1800, ocho años después de la enfermedad", recuerda Manuela Mena, jefe de conservación del siglo XVIII y Goya del Museo del Prado y unas de las mayores conocedoras de la vida y obra del pintor aragonés. De hecho, recuerda que la serie Los caprichos empezó a prepararla antes de su viaje a Andalucía. Y si en el retrato real aún está el Goya más clásico, en los 80 grabados de la serie que retrató a la sociedad española de entonces ya está la modernidad de Goya. Ya antes de sordo, era el primer pintor moderno.
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