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Una caravana africana de obras y escritores

Un cuentacuentos, una 'slammer' y ocho escritores han recorrido 620 kilómetros del norte al sur de Togo para llevar la literatura más allá de la capital

Carlos Bajo Erro (Wiriko)
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Un cuentacuentos, una slammer (poesía declamada) y ocho escritores parecen una interesante representación de la actividad literaria y una muestra bastante representativa de una diversidad de manifestaciones en las que se encuentran los géneros más tradicionales y los más innovadores, los que beben de la tradición oral y los que la están constantemente repensando. Este abigarrado grupo ha formado una caravana que ha recorrido cinco ciudades togolesas acercando la cultura a algunas localidades periféricas que habitualmente no tienen acceso a la actividad literaria.

620 kilómetros separan Dapaong, en el norte de Togo, y Lomé, capital del país situada en el extremo sur, ya en la costa del Golfo de Guinea. Esos 620 kilómetros transcurren por la NI, la principal carretera que hilvana de norte a sur uno de los países más pequeños del continente africano. Ese ha sido el itinerario recorrido durante una semana por esos 10 literatos, todos ellos togoleses, que trataban de acercar las letras a escenarios que están fuera de los circuitos habituales. Las ciudades que incluía el camino de esta comitiva son cinco de las seis urbes más pobladas del país y, sin embargo, solo Lomé supera ampliamente los 100.000 habitantes, con 1.750.000 almas. Dos de ellas están ligeramente por encima de ese rango: Sokodé (115.000) y Kara (110.000); Atakpamé tiene 85.000 habitantes; y Dapaong apenas está por encima de los 50.000 vecinos.

Las actividades de la campaña se han desarrollado en universidades, institutos y diversos centros educativos, pero también en espacios más inusuales. Los literatos se encontraron con los reclusos de un centro penitenciario en Dapaong y con los jóvenes de un centro de ocio en Kara. Todo para bajar la literatura de un pretendido pedestal.

Kangni Alem es uno de los escritores togoleses con más proyección internacional, uno de los autores que han participado en la caravana y también el director artístico del Festival literario Filbleu. Alem hace una interpretación muy simple de lo que suponía para los literatos participar en esta iniciativa. "Los encuentros físicos permiten a los escritores discutir sobre sus obras con sus lectores reales o con los potenciales para descubrir cuáles son los inconvenientes para la recepción de sus obras literarias", explica el escritor que ha recibido, entre otros, el Grand Prix Littéraire d'Afrique Noire.

La escritura es un trabajo habitualmente solitario. Poder ver a los escritores vivos, de carne y hueso, permite a los lectores comprender que la literatura está completamente ligada a su época  Kangni Alem, novelista

La fórmula de la caravana no solo divulga las producciones literarias togolesas, sino que además compone una receta que demuestra a los receptores que la literatura es atractiva. Las claves de esa pócima están formadas por el valor seguro de los cuentos tradicionales que representaba Bessan; el magnetismo de la poesía declamada contemporánea de Wapondi, una poetisa que representa el vínculo entre los versos y la juventud; y un grupo de escritores de diferentes géneros, entre los que se contaban el propio Alem y, por ejemplo, Sami Tchak. Posiblemente, Tchak es el escritor togolés más conocido fuera de las fronteras del país.

Tchak fue el protagonista de uno de los momentos más emotivos de la caravana, el homenaje que sus conciudadanos le brindaron en su localidad natal. La caravana fue recibida en Bowounde, el pueblo situado a unos 15 kilómetros de la parada de Sokodé, por unos 2.000 vecinos ansiosos por compartir un momento y un saludo con su paisano más popular. Alem justifica esta expectación y el modesto baño de multitudes conocidas de Tchak, porque "sus novelas se alimentan mucho de la sabiduría de los pueblos".

"La escritura es un trabajo habitualmente solitario. Poder ver a los escritores vivos, de carne y hueso, permite a los lectores comprender que la literatura está completamente ligada a su época", asegura Kangni Alem. Este novelista, dramaturgo y ensayista considera que ese objetivo se consiguió por la proximidad que la caravana permitió entre autores y lectores.

Para Alem, uno de los protagonistas de esta iniciativa de literatura itinerante, es necesario que las políticas complementen proyectos como este para conseguir fomentar la lectura. "Es necesaria una política del libro seria y, sobre todo, es necesario que las bibliotecas públicas se extiendan por todo el país", afirma. Seguramente, en esa campaña, tiene sentido el apoyo que la caravana ha recibido de la delegación de la Unión Europea en Togo, pero también la implicación decidida de una editorial local, Éditions Awoudy.

El resultado de esta primera edición era, a priori, bastante imprevisible, pero los organizadores y los impulsores de la caravana se han encontrado con una expectación superior a la esperada. Las primeras valoraciones les han llevado a asegurar que no será la última vez que el elenco de literatos recorre las carreteras de Togo. En todo caso, en esta ocasión cuando la comitiva completó su periplo y llegó a su destino se abría una nueva etapa. La caravana había sido, en realidad, el pistoletazo de salida del Festival International Les Lucioles Bleues (Filbleues), que celebraba su décima edición en Lomé entre el 15 y el 22 de marzo.

Wiriko es una asociación cultural que tiene como objetivo la difusión de las manifestaciones artísticas y las culturales africanas contemporáneas. Desarrolla actividades de divulgación a través de un magacín online y de formación mediante un Aula Virtual.

Sobre la firma

Carlos Bajo Erro (Wiriko)
Licenciado en Periodismo (UN), máster en Culturas y Desarrollo en África (URV) y realizando un doctorando en Comunicación y Relaciones Internacionales (URLl). Se dedica al periodismo, a la investigación social, a la docencia y a la consultoría en comunicación para organizaciones sociales.

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