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Google paga menos a las mujeres “por sistema”

El Departamento de Trabajo de Estados Unidos acusa al gigante de discriminación "extrema" en los sueldos

La sede de Google en Mountain View, California.
La sede de Google en Mountain View, California.Getty Images
Isabel Valdés

El pasado viernes el ojo del Gobierno estadounidense se posó sobre Google, levantó el dedo, y desató la polémica: la multinacional ha sido acusada de "desigualdades salariales sistémicas". Una investigación del Departamento de Trabajo ha recopilado información que apunta a una violación de las leyes laborales federales en cuanto a la diferencia en los sueldos de hombres y mujeres. Y son ellas, obviamente, las que según la institución cobran menos.

Google niega tajantemente que entre sus trabajadores existiese tal brecha salarial, y aclara que hasta el momento de la declaración de Janette Wipper no habían tenido noticias de esa acusación. Wipper, que habló en una audiencia en San Francisco el 7 de abril, explicó que habían encontrado “disparidad sistémica en la compensación salarial en contra de las mujeres en prácticamente todos los niveles laborales”, según la información que publicó The Guardian esa misma noche.

La abogada Janet Herold, también parte de la investigación gubernamental, añadió que aunque no ha finalizado, tienen pruebas convincentes de una discriminación “bastante extrema”, incluso para una industria tan masculinizada como la tecnológica. Según el último informe de la consultora PwC, las mujeres ocupan menos del 29% de los puestos de trabajo en este sector, y solo llegan al 9% si se habla de puestos ejecutivos. Y la cosa empeora cuando se focaliza, un estudio realizado por Glassdoor en marzo de 2016 (Demystifying the Gender Pay Gap), reveló que la programación era el trabajo con más desigualdades de género en Estados Unidos (junto a otras profesiones como la de chefs o dentistas): hasta un 28% menos de salario haciendo el mismo trabajo, teniendo el mismo nivel de estudios, la misma edad e incluso los mismos años de experiencia.

Esta acusación sale a la luz como parte de una inspección rutinaria del Departamento de Trabajo. Google, al tener contratos con el Gobierno de EE. UU., está obligada a facilitar la información que el Estado le pida en cada caso. En 2016, el departamento de programas federales de cumplimiento de contratos solicitó datos sobre el historial laboral y el salario de los empleados de la multinacional, a punto de cumplir 20 años. Sin embargo, Google se negó en varias ocasiones a entregar esa información alegando que ya habían entregado “cientos de miles de registros” y que tal cantidad de datos solicitados les parecía excesivo, ya que chocaban con la confidencialidad y violaban la privacidad de sus empleados.

Una intimidad que, a nivel general, es desvelada cada año por los datos censales de Estados Unidos. En California, por ejemplo, la brecha salarial alcanza los 79.000 millones de dólares anuales (algo más de 74.000 millones de euros). En declaraciones a The Guardian, Google aludió al análisis que hacen anualmente, completo y exhaustivo, de la remuneración de sus empleados: "Y no hemos encontrado diferencias salariales. Estamos vehementemente en desacuerdo con la reclamación (del departamento de Estado)". Los abogados de ese departamento han pedido que el Gobierno cancele todos los contratos que tienen con la multinacional y bloquee cualquier proyecto futuro si esta se niega a cumplir con la auditoría.

"Nuestro foco en la igualdad salarial"

Este 11 de abril, Eileen Naughton, vicepresidenta de recursos humanos de Google, ha publicado un post en el blog oficial titulado Nuestro foco en la igualdad salarial, en el que explica que la equidad en la remuneración es un problema enorme, no solo para las compañías de Silicon Valley , sino para toda la industria estadounidense. “Es importante para nosotros que los hombres y mujeres que se unan a Google para hacer el mismo trabajo sean pagados en un terreno de juego al mismo nivel”. La compañía no quiere hacer más declaraciones que ese artículo y, a cualquier pregunta, remite a él como postura oficial.

El texto incide en que la compañía hace análisis anuales “rigurosos” para que sus prácticas salariales coincidan con su compromiso de igualdad y explica que esa investigación se basa en el mismo intervalo de confianza que se utiliza en las pruebas médicas (mayor a un 95%). “Nos sorprendió mucho que nos acusaran de no pagar de forma justa a las mujeres. Esta afirmación llegó sin ningún tipo de dato que la apoyase ni metodología”.

En el post que Google ha publicado muestra esta síntesis de su proceso de análisis sobre los sueldos de sus empleados.
En el post que Google ha publicado muestra esta síntesis de su proceso de análisis sobre los sueldos de sus empleados. Google

Según la vicepresidenta de recursos humanos, ese sistema para conseguir una retribución justa para todos los empleados es incluso testado por otras compañías a través de la guía que han publicado, y que puede consultarse a través de re: Work (un blog de Google que recopila ideas, investigaciones y procedimientos para mejorar, por ejemplo, la productividad o el ambiente laboral).

Ese método, según la compañía, es “ciego” ante el sexo del empleado, ya que los analistas que cada año revisan los sueldos y proponen una nueva cantidad (en función del puesto, el nivel, la ubicación, y las calificaciones de productividad) “no tienen acceso a los datos de género”. A finales de 2016, la multinacional realizó su último estudio, en el que abordaron 52 categorías diferentes, y aseguran que no encontraron esa diferencia salarial de la que ahora el Gobierno les acusa. “Esperamos trabajar con ellos para resolver este problema y ayudar en la misión de mejorar la igualdad salarial entre los contratistas federales. Y esperamos demostrar la solidez de la propuesta de Google en cuanto a esa equidad”.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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