No equivocar el relato
La entrega de las armas confirma la derrota final de ETA frente al Estado
La banda terrorista ETA culminó ayer lo que debería haber hecho hace más de cinco años: entregar las armas. Lo hizo en Bayona (Francia) en un acto casi clandestino en el que no se le permitió ni una foto para la historia; tan solo el recibí de las autoridades francesas. Era la forma adecuada para asegurar el respeto a las víctimas, evitar cualquier intento de propaganda de los etarras y, sobre todo, asegurarse de que el relato que quedará para la historia es el real: el Estado de derecho ha triunfado sobre el terrorismo.
La entrega de los bidones con armas y explosivos supone la derrota final de esta organización, que no ha conseguido absolutamente ninguno de sus objetivos fundacionales: el derecho de autodeterminación y la unión del País Vasco y Navarra. ETA termina su historia con un macabro balance de más de 800 ciudadanos asesinados y varios miles de familiares de las víctimas con sus vidas detrozadas. Y todo, para nada.
Editoriales anteriores
La batalla la habían perdido en octubre de 2011, cuando declararon el cese definitivo del terrorismo, después de una intensa actividad de las fuerzas de seguridad de los sucesivos Gobiernos de la nación, que fueron acabando con su poder asesino. No hay que restar mérito a ninguno de ellos, aunque conviene recordar que la rendición se produjo en tiempos del ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba.
Desde entonces, los ciudadanos españoles hemos estado esperando que la banda terrorista diera los dos pasos que faltaban: entregar las armas y disolverse definitivamente. Ayer dio el primero y es de esperar que en los próximos meses anuncien su final definitivo. Aunque ni en octubre de 2011, ni ahora, ni cuando se disuelvan, el Estado tiene nada que negociar, ni mucho menos que poner en valor sobre las decisiones de los etarras. Se ha consumado la rendición total, unilateral y sin contrapartidas.
Quedan, sin embargo, sin resolver más de 300 asesinatos cometidos por ETA en los últimos años. Por eso, la acción de la Justicia no se debe paralizar. Es una buena noticia que la Fiscalía de la Audiencia Nacional haya decidido investigar el arsenal de armas entregado ayer, para comprobar si fueron utilizadas para perpetrar alguna de esas muertes.
En cuanto a la actitud de los partidos políticos durante la parte final del proceso de rendición y desarme de ETA, conviene destacar el papel que ha jugado el Gobierno vasco. El lehendakari, Iñigo Urkullu, se ha mostrado firme en el respeto a las víctimas del terrorismo y en impedir a la banda terrorista cambiar la narrativa de este final. Los intentos de propaganda sobre los artesanos de la paz o la supuesta entrega de las armas al pueblo, han quedado en nada gracias a la firmeza del PNV, el PSE y el PP.
ETA pasará a la historia como una banda que cometió el 90% de sus crímenes en un régimen democrático, del que se convirtió en una amenaza real. La democracia acabó venciendo al terror, aunque el saldo de víctimas haya sido tremendo. Más de 800 asesinatos que deberán quedar en la conciencia de los terroristas y en el recuerdo de los españoles.
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