Así ganó 18 kilos de músculo Jake Gyllenhaal para protagonizar ‘Redención’
El actor californiano pasó de los 70 kilos para interpretar 'Nightcrawler' a los 88 de su nueva película
"Literalmente convertimos a Jake en una bestia. Entrenábamos juntos en el gimnasio de Floyd Mayweather [campeón del mundo de boxeo] en Las Vegas y veíamos todos sus combates. Hubo días en los que empezábamos a hacer ejercicio a las 4,30 de la madrugada", afirma a Deadline Antoine Fuqua, director de Redención, película que se acaba de estrenar y que protagoniza Jake Gyllenhaal (36 años, EE. UU). El actor interpreta a un boxeador venido a menos que lucha por superar una situación personal traumática y recuperar el éxito que alcanzó al inicio de su carrera.
Cuando comenzó a prepararse para el rodaje de Redención, Gyllenhaal no sabía nada de boxeo y acababa de perder 11 kilos (pasó de su peso normal, 81, a 70) para dar vida al protagonista de Nightcrawler. "Sabía que Lou [su personaje en Nightcrawler] estaba literalmente y figurativamente hambriento, así que yo también estuve hambriento durante el rodaje. Meterme en la piel de mi personaje es esencial para creer en lo que estoy haciendo", declaró Gyllenhaal a Us Weekly.
"Jake llegó a hacer 2.000 abdominales al día. Mil por la mañana y mil por la tarde. Estaba ansioso por aprender más y más sobre este deporte", asegura su entrenador
El actor, que en ese momento pesaba 70 kilos, tuvo que recuperar el peso que había perdido (11) y aumentar 7 kilos más de músculo para interpretar al boxeador Billy El Grande Hope. Así llegó a los 88 kilos.
Cómo lo hizo. Gyllenhaal entrenó seis horas al día durante seis meses. "Cuando me propongo algo no paro hasta conseguirlo", confiesa. "Protagonizar Redención fue un desafío enorme. La rutina de entrenamiento era absolutamente insana, pero sabía que tenía que seguirlo si quería tener éxito. Afortunadamente, la dieta podía seguirla fácilmente y me ayudó a mantener la energía para sobrellevar los entrenamientos". El actor hacía seis comidas al día, una cada tres horas (carbohidratos por la mañana y proteínas por la noche), y tomaba barritas energéticas de plátano y nueces antes de grabar las escenas de combate.
"No me gustaba comer mucho porque necesitaba sentirme ágil durante el rodaje y los entrenamientos. Si comía mucho, no podía entregarme de la misma manera", reconoce Gyllenhaal. "Básicamente me alimentaba a base de chipotle [una variedad de chile picante] y sushi", señala.
Además de transformar su cuerpo en una mole de músculos, Gyllenhaal adquirió las habilidades de un boxeador. Terry Claybon, expúgil profesional, fue el encargado de entrenar al actor. "Convertí a Jake en una máquina de combate. Quería que aprendiera a golpear de verdad y que no se limitara a fingir ser un boxeador", asegura Claybon. El actor boxeaba tres horas al día seguidas de otras tres horas de ejercicios de fuerza y trabajo cardiovascular.
"Jake llegó a hacer 2.000 abdominales al día. Mil por la mañana y mil por la tarde. Estaba ansioso por aprender más y más sobre este deporte", asegura el entrenador. El director de la película coincide con Claybon y recuerda el sacrificio que hizo el californiano para convertirse en Billy Hope frente a las cámaras: "Jake entrenó dos veces al día los siete días de la semana. Se sacrificó como un auténtico luchador". Antoine Fuqua incluso cree que la obsesión del actor con su entrenamiento fue el principal motivo de la ruptura entre Gyllenhaal y la modelo Alyssa Miller. La pareja estuvo saliendo siete meses, entre julio y diciembre, y se separó durante el rodaje de Redención. "Literalmente, creo que Jake rompió con Alyssa porque estaba en el gimnasio todos los días entrenando como un luchador", señala Fuqua.
Terry Claybon aumentó gradualmente el nivel del entrenamiento del actor. Gyllenhaal empezó con 500 abdominales al día y terminó haciendo 2.000, y pasó de correr 8 kilómetros tres días a la semana a correr 13 kilómetros cinco días a la semana. "Si entrenas como un boxeador, tu cuerpo va a estar esculpido como el de un boxeador", explica Claybon.
