México responde a Trump

Las masivas manifestaciones vividas en diversas ciudades de México contra la política de Donald Trump son una buena muestra de la indignada hostilidad que el nuevo presidente de Estados Unidos está despertando hacia su país por el carácter agresivo y xenófobo de sus declaraciones, propuestas y medidas. El que se eche a la calle la clase media del país del mundo que —con Canadá y Reino Unido— tiene la más estrecha relación con EE UU para responder a los ataques gratuitos e intolerantes del inquilino de la Casa Blanca debería hacer reflexionar a Trump sobre el inaudito aislacionismo al que pretende conducir a su país.

Las decenas de miles de mexicanos que expresaban su profundo descontento con Trump están cargados de razones. Desde que anunciara su decisión de presentarse a la presidencia de EE UU, Trump no ha hecho más que faltar el respeto a sus vecinos lanzando contra ellos demagógicas acusaciones colectivas. Y con apenas unas semanas en el cargo es el responsable directo de una importante desinversión de la industria automovilística en México. No le ha hecho falta construir su famoso muro para estar causando un daño económico y humano real a México.

Enrique Peña Nieto, como presidente de la república, debe ser consciente del respaldo que los representantes legítimos de México han recibido para mantener una postura de firmeza ante los poco amigables aires que soplan desde Washington. Una actitud que sea interpretada como sumisa por la opinión pública puede dar alas a una reacción populista que alimente una espiral antisistema. La respuesta a Trump no puede ser otro populismo. Si el presidente de EE UU quiere alimentar un antiamericanismo que le sirva de coartada lo mejor es no seguirle el juego. A la mentalidad de casino de Trump hay que responderle con política.