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Galardonados los científicos que ayudaron a predecir el cambio climático

Gene Likens y Marten Scheffer reciben el Premio Fronteras del Conocimiento en Ecología y Biología de la conservación

Los ecólogos, Gene Likens, a la izquierda, y Marten Scheffer.
Los ecólogos, Gene Likens, a la izquierda, y Marten Scheffer.Fundación BBVA

El hecho de que el impacto de las actividades humanas sobre el medioambiente sea ampliamente conocido hoy en día se debe, en parte, al trabajo de los ecólogos Gene Likens (Pierceton, Estados Unidos, 1935) y Marten Scheffer (Ámsterdam, Países Bajos, 1958). Likens descubrió los daños provocados por la lluvia ácida en Norteamérica en los años sesenta y Scheffer identificó en la década de los noventa el riesgo que corre un ecosistema de sufrir un cambio abrupto que puede llegar a ser irreversible. Ambos han sido galardonados este martes con el Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA en Ecología y Biología de la conservación. 

"Likens y Scheffer son considerados los científicos que más han contribuido a comprender e incluso predecir los efectos de nuestras acciones en los ecosistemas, como el cambio climático", ha afirmado Pedro Jordano, profesor de investigación de la Estación Biológica de Doñana y secretario del jurado, durante una rueda de prensa en Madrid. 

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Likens fue pionero en llevar a cabo estudios experimentales a largo plazo que cubren todo un ecosistema y realizan mediciones a lo largo de décadas. Así empezó su investigación sobre la lluvia ácida. Él y su grupo investigaban los lagos de un bosque en New Hampshire (EEUU), en 1963, y detectaron una acidez 100 veces superior a lo esperado en las muestras de agua de lluvia. Una década más tarde, Likens publicó en la revista Science los resultados que relacionaban ese fenómeno a la emisión de contaminantes, sobre todo procedentes de la quema de combustibles fósiles.

Ese descubrimiento dio lugar a la aprobación de leyes como la Clean Air Amendment, de 1990, que ha logrado reducir en un 80% la acidez de la lluvia y la nieve en EEUU. "Pero la lluvia ácida ha estado cayendo durante muchos años y ha afectado la fertilidad del suelo", señala Likens. "En las zonas tropicales, por ejemplo, ese fenómeno afecta el crecimiento y la supervivencia de los bosques, añade el investigador. 

Cambios potencialmente irreversibles

La investigación de Scheffer también versa sobre largas series temporales de datos y puede aplicarse a las consecuencias del cambio climático a escala global. Su principal aportación fue demostrar que efectivamente se dan profundas transiciones en los ecosistemas, denominadas tipping points, o puntos de inflexión y potencialmente de "no retorno". Antes de su trabajo, esos cambios se postulaban apenas como hipótesis teórica. "Hemos comprobado que, a medida que aumentamos la presión [de actividad humana] sobre los ecosistemas, estos se acercan a un colapso", afirma Scheffer. 

El investigador holandés halló la primera evidencia empírica de ese fenómeno en los años 90, cuando estudió lagos poco profundos en diferentes partes de Europa, cuyas aguas se habían vuelto turbias por el exceso de fertilizantes agrícolas. Scheffer comprobó que reducir los contaminantes no bastaba para recuperarlos, porque el ecosistema había alcanzado un nuevo punto de equilibrio y era necesaria una "terapia de choque": extraer los peces de los lagos.

"La buena noticia es que Doñana no ha llegado todavía al punto de no retorno"

Uno de los últimos trabajos de Scheffer aplica su modelo al Parque Nacional de Doñana y da indicaciones sobre cómo fortalecer las marismas ante el cambio climático. Doñana está amenazado por varios tipping points, como las toxicinas de cianobacterias, que aumentan cuando hay más residuos de fertilizantes provenientes de los cultivos próximos de fresas, y también cuando suben las temperaturas. Ante la perspectiva de más calor, el investigador defiende la estrategia de reducir el influjo de fertilizantes. "La buena noticia es que el parque nacional no ha llegado todavía al punto de no retorno. Si las autoridades disminuyen la contaminación, eso puede ser evitable", señala Scheffer. 

En junio de 2016, los 195 países reunidos en la Cumbre del Clima, en París, lograron un pacto para impedir que el aumento de la temperatura del planeta a final del siglo se quede "muy por debajo de los dos grados". Likens y Scheffer no están seguros de que esa reducción es suficiente para mitigar el deshielo en el Ártico, por ejemplo, el principal tipping point actualmente, según el investigador holandés. "Solo podemos esperar que el sentido común prevalezca y que se lleven a cabo las medidas para frenar la emisión de residuos. Ahora más que nunca necesitamos un medio ambiente limpio", dice Likens. 

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