Cómo proteger a los niños de la ola de frío
Con las bajas temperaturas, tu hijo puede enfermar, ¿qué nos lleva a decidir si nuestro pequeño va a clase o no?
La ola de frío que estamos viviendo estos días en España afecta a toda la población, pero sobre todo a los más vulnerables: niños, embarazadas y ancianos. Muchas veces, los padres no saben como proteger correctamente a sus pequeños, pasándose incluso con la ropa, haciéndoles sudar. ¿Cómo abrigarlos? ¿Deben tomar algún suplemento? Susana Ambrosy, directora de la Escuela Infantil El Girasol, nos da unas pautas para proteger a tus hijos de la ola de frío:
- En niños y, sobre todo en bebés, la parte del cuerpo por la que se elimina más calor es la cabeza, así que un buen gorro o pasamontañas es imprescindible
- Más que el frío, lo más importante es combatir la humedad. Si se va a jugar con la nieve o llueve es primordial un buen calzado. Un truco muy fácil, si queremos lanzar unos bolazos, pero no tenemos los guantes de nieve a mano es poner una bolsa de plástico debajo de los guantes de lana. Eso hará que no traspase la humedad y tendrán menos frío.
- Es importante tener en cuenta los cambios de temperatura y adecuar la vestimenta. Por ejemplo: en el autobús, el niño no puede seguir llevando la bufanda hasta arriba, el gorro calado y metido dentro de un saco en el carrito porque cuando salga a la calle el cambio de temperatura es brutal. LLeva tiempo quitar y poner toda la ropa, pero hay que tener paciencia.
- Hay que recordar que especialmente en los meses de invierno en los que hay poca luz, los niños siguen necesitando la vitamina D para crecer (y los adultos, pero ya no crecemos mucho... al menos a lo alto) y para mantener su sistema inmunitario. Es importantísimo que salgan a la calle aunque haga frío porque su sistema necesita la luz solar. Con adecuar la vestimenta y mantenerlos menos tiempo fuera es suficiente
- Las bebidas calentitas no solo reconfortan a los adultos, también a los niños. Después de un paseo con el tiempo frío, no hay nada que siente mejor que un vaso de leche calentito y para los que no tomen leche una infusión sin teína ni cafeína.
- Por otra parte, también es importante que la calefacción en la casa no esté por encima de los 21 grados (y por la noche a 19). Aparte del tema energético, el cuerpo se acostumbra a una temperatura que no es real y al salir a la calle el choque térmico es mayor.
Si a pesar de estas precauciones, tu hijo enferma, ¿qué le lleva a un padre a tomar la decisión de que su hijo enfermo vaya al colegio? Todos los progenitores han estado alguna vez en esta tesitura: el niño tiene algo de fiebre, tos, mocos y no saben qué hacer, qué será mejor. Y, la verdad, es que depende, cada padre toma la decisión bajo diferentes criterios.
Según una última encuesta realizada en Michigan (EE UU), “los principales factores que influyen en la decisión de los progenitores son que el pequeño se ponga peor (un 60%) o que contagie a sus compañeros de clase (un 47%)”. Factores que influyen más si el niño es pequeño -de seis a nueve años- que en aquellos que ya tienen chavales de los 14 a los 18 años.
Según los expertos, los padres son más propensos a dejar a los niños en casa si estos padecen diarrea, vómitos o fiebre, “pero suelen llevarlos a clase con tos o mocos”. En niños más mayores, aquellos que van al instituto, “los padres necesitan alguna prueba empírica -termómetro o receta médica- para que sus hijos se queden en casa.
"Los padres normalmente tiene que evaluar cómo está su hijo a la hora de tomar la decisión sobre si su hijo debe ir a clase o no", explica el autor principal y codirector el doctor Mott Gary Freed, en un comunicado. "Hemos encontrado que las consideraciones principales son los hechos de afectar negativamente a la salud de un niño o la salud de sus compañeros de clase", ha continuado. "Los padres toman la decisión según conjeturas", termina Freed.
De todos los padres encuestados, un 75% aseguró que sus hijos habían estado malos por lo menos un día en el pasado año. Algunos sujetos (un 37%), aquellos con hijos más mayores, mostraron su preocupación porque el niño perdiera clase o no acudiera a un examen. Solo un 6% señaló como preocupación no ir a las actividades escolares.
El 11% de los encuestados señaló que no querían faltar al trabajo, mientras que un 18% asegura que era muy difícil encontrar a alguien para cuidar de su hijo enfermo, una preocupación que disminuye conforme el niño va teniendo más años. La mejor decisión puede ser guiarse por los expertos. Según la Sociedad Americana de Pediatría, los síntomas para que tu pequeño se quede en casa son los siguientes: Fiebre muy alta y persistente; dolor de garganta severo por lo menos durante 48 horas; dolor de oídos; diarrea o tos descontrolada, entre otros síntomas. Aunque al final, lo que debe reinar es el sentido común.
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